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Administración de la iglesia y el ministerio de la palabra, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6813-1
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LA CONDICIÓN DE LA ADMINISTRACIÓN DE LA IGLESIA
Y EL MINISTERIO DE LA PALABRA DEPENDE
DE NUESTRA PERSONA

La condición de la administración de la iglesia y el ministerio de la palabra depende de nuestra persona. Nuestra persona es determinante para la condición que prevalezca en la administración de la iglesia y en el ministerio de la palabra. La obra central que Dios realiza es Su edificación, la cual depende de la administración de la iglesia y del ministerio de la palabra. La clase de persona que uno es determina la manera en que uno administra la iglesia y ministra la palabra. Es imposible separar la administración de la iglesia y el ministerio de la palabra, de la persona misma. Esto se puede comparar con el hecho de que las casas que son construidas por personas del occidente tienen una apariencia occidental y que aquellas que son edificadas por chinos exhiben una apariencia china. Edificamos de acuerdo con nuestra persona. Y esto es verdad principalmente en asuntos espirituales. Debido a esto, resulta inadecuado que uno simplemente estudie la manera de administrar la iglesia y ministrar la palabra; más bien, debemos darnos cuenta de que la manera de hacerlo es nuestra persona. La manera de administrar la iglesia está relacionada con la persona que administra. La clase de persona que somos determina como administramos. Es inadecuado aprender algún método externo; lo que tenemos que hacer es resolver los problemas de nuestra propia persona.

Después de un largo período de intranquilidad, Dios me dio el sentir interior de que Él está llevando a cabo una obra de edificación en esta era. En Manila compartí más de quince mensajes relacionados con la edificación. Cuando fui a Hong Kong, los hermanos me pidieron que los perfeccionara en ciertos asuntos. Les dije a los servidores que el simple hecho de estar ocupados no es suficiente. Es menester ver que Dios desea un edificio. Durante este tiempo que he estado en Taipéi, he sentido una gran preocupación en cuanto al edificio de Dios y los servidores. Al ver estas dos cosas juntas, siento un dolor profundo y una carga interior debido a que nuestra condición está muy lejos del edificio de Dios.

EL EDIFICIO DE DIOS SERÁ COMPLETADO
CUANDO RESOLVAMOS LOS PROBLEMAS
DE NUESTRA PERSONA

Dios desea tomar el camino de la edificación, pero se encuentra con el problema de nuestra persona. Nosotros somos el problema. Aquellos que administran la iglesia y ministran la palabra se hallan llenos de problemas. Nuestro camino y nuestra doctrina no son el problema; más bien, el problema es nuestra condición tan deficiente. Hemos llegado a una coyuntura crítica en nuestro servicio. La iglesia en Taipéi ha estado aquí durante ocho años, desde 1949 hasta 1957. Si continuamos de la misma manera, nuestra obra no tendrá ningún resultado. Sólo tendremos problemas sin fin, y habrá una pérdida continua; no veremos aumento de bendición. En tanto que los servidores continúen laborando en la forma tradicional, nuestra obra no tendrá ningún futuro. Que el Señor nos conceda misericordia, por causa del edificio de Dios y el futuro de la obra, para darnos cuenta de que el problema no reside en nuestra doctrina ni en nuestras prácticas, sino en nuestra persona.

Necesitamos considerar ante el Señor cuál es la condición de nuestra obra y cuál es nuestra situación actual. Esto no quiere decir que debamos volvernos introspectivos. Tenemos que ser iluminados y ayudados por esta comunión. Debemos permanecer calmados delante del Señor y permitir que Él resplandezca sobre nosotros, que nos hable, nos toque y trate con nuestra persona. A menos que hayamos pasado por la mano de disciplina del Señor, muchas de nuestras actividades externas serán vanas y sin sentido.

Si Dios no trata con nosotros de una manera cabal, Su edificio no será completado, no importa qué métodos usemos. A fin de que el edificio de Dios sea completado de una manera apropiada, Él necesita tratar con nosotros de forma fuerte en relación a los asuntos de la administración de la iglesia y del ministerio de la palabra. En cuanto a la administración de la iglesia, es necesario que los hermanos que sirven como ancianos pasen dicho trato disciplinario. Los que hablan de parte de Dios también deben pasar por esos tratos. De otro modo, tanto nuestra administración de la iglesia como nuestro hablar no redundarán en la realidad de la edificación. Que todos poseamos un corazón que teme al Señor para ver que la edificación de la iglesia depende de la clase de persona que son los que administran la iglesia y los que ministran la palabra. Si permitimos que Dios trate con nosotros, nuestra obra tendrá el impacto, aun si nuestro método es inferior. De otra manera, nuestra obra sólo derribará el edificio, no importa cuál método usemos.

Hoy en día lo que a Dios le interesa es Su edificio. Y la edificación depende de la condición de nuestra persona. Esperamos que todos podamos estar en calma delante del Señor y permitirle que nos ilumine y nos hable.


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