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Visión del edificio de Dios, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6775-2
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CAPÍTULO DOS

LOS PASOS NECESARIOS
PARA QUE SE CUMPLA LA META DE DIOS

El deseo de Dios es que nosotros comprendamos y cumplamos la visión de Su edificio en esta tierra. A fin de lograr esto, necesitamos ver los puntos básicos en cuanto a la obra de edificación de Dios como se revela en toda la Biblia. Al comienzo de las Escrituras principalmente percibimos la obra creadora de Dios. Sin embargo, la finalidad de toda la creación de Dios es Su edificio. Es cierto que el paisaje natural que nos presenta Génesis 1 y 2 en el que vemos animales, árboles y flores no es un cuadro acerca de la edificación, sino de la creación. Pero al final de Apocalipsis tenemos una ciudad, un edificio. En un huerto lo único que percibimos es un paisaje natural, pero en una ciudad principalmente percibimos edificios. Al comienzo de las Escrituras el huerto es el centro del universo, pero al final el centro es el edificio.

Dios realiza únicamente dos clases de obra en todo el universo: la creación y la edificación; y la creación tiene por finalidad la edificación. Por medio de la creación Dios obtuvo una base y preparó los materiales para la edificación. Cuando se obtiene una base y se tienen disponibles los materiales, naturalmente esperamos que la obra de construcción del edificio avance. La obra creadora de Dios no es un fin en sí misma; además de ésta se necesita la obra de edificación.

UN PRINCIPIO ACERCA DE CÓMO ENTENDER
LA PALABRA DE DIOS

Antes de examinar Génesis 2, donde Dios revela los pasos que Él da para alcanzar Su meta, es imprescindible que veamos un principio importante respecto a cómo estudiar apropiadamente las Escrituras.

En el capítulo 22 de Mateo vemos cómo el Señor Jesús reprendió a los saduceos por no creer en la resurrección, citándoles el pasaje breve de Éxodo 3:6. Él les hizo notar el título de Dios —el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob— y les demostró que en este título se halla implícita la resurrección. Si simplemente entendemos este pasaje según la letra o de manera natural, jamás veremos la resurrección en este título. Pero Jesús les mostró que puesto que Dios es un Dios de vivos, esto significa que Abraham, Isaac y Jacob serán resucitados. Abraham, Isaac y Jacob murieron, pero Dios no es un Dios de muertos; por lo tanto, ello demuestra que la resurrección es un hecho. Ésta es la manera divina de estudiar y entender las Escrituras.

EL ENTENDIMIENTO NATURAL EN CONTRASTE
CON EL ENTENDIMIENTO DIVINO

De niño me inquietaba mucho leer los primeros dos capítulos de Génesis. Cuando leía que Dios había formado al hombre del polvo de la tierra, me reía pensando: “Eso suena como un niño que hace una figura de barro”. Luego leía que Dios había soplado en su nariz aliento de vida y pensaba: “¿No suena eso igual a como juega un niño?”. Cuando leía que Dios había puesto al hombre frente a un árbol llamado el árbol de la vida, sencillamente no lograba entender. Para mí era fácil de entender si se hablara de un árbol de manzanas o de duraznos, pero ¿qué era este árbol de la vida? Génesis 2 después habla de un río que fluía y se repartía en cuatro brazos. Inmediatamente después se hablaba del oro, de un oro que es bueno, y de otro elemento llamado bedelio, y por último de la piedra de ónice. Después de esto, el Señor le trajo al hombre todas las criaturas vivientes, y Adán le puso nombre a cada una. Pero al final Adán se sintió desilusionado, pues de entre los millares de criaturas vivientes no pudo encontrar ninguna que pudiese ser su ayuda idónea. Entonces Dios hizo dormir al hombre, le abrió el costado y tomó una de sus costillas, con la cual hizo a una mujer que tenía la misma forma y semejanza de Adán. Entonces cuando Adán despertó y vio a la mujer, dijo: “Esta vez sí que es hueso de mis huesos, / y carne de mi carne” (v. 23). Es como si hubiera dicho: “Ésta es mi ayuda idónea”. Y los dos llegaron a ser uno. Cuando de niño leía esta narración, exclamaba: “Esto sí que es cómico. ¿Qué significará todo ello?”.

Es muy difícil entender el relato de Génesis 2 a menos que el Señor abra nuestros ojos y nos imparta la visión celestial. Sólo el Señor Jesús, quien tenía la sabiduría para ver la resurrección implícita en el título el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob puede impartirnos el verdadero significado de Génesis 2. Alabado sea el Señor, pues a partir de 1938 este capítulo ha venido abriéndose continuamente a nosotros. Por más de treinta años el Espíritu Santo ha venido trayéndonos una y otra vez de regreso a este capítulo.

Génesis 1 nos muestra que la intención que tenía Dios en la creación, en el aspecto positivo, era obtener un hombre corporativo que sea Su única expresión y, en el aspecto negativo, usar a este hombre como Su representante para derrotar a Su enemigo y sojuzgar la tierra rebelde. Esto significa que Dios desea recobrar la tierra plenamente. Hoy muchos quieren ir al cielo pero Dios desea la tierra; el hombre y la tierra son vitales y preciosos para Dios. Luego Génesis 2, no como continuación, sino a modo de complemento, nos revela detalladamente cómo Dios logra la meta de Su intención. Paso a paso se nos muestra cómo Dios obtendrá Su expresión y representación en el hombre. Hay por lo menos seis pasos.


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