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Presentación breve de lo que es el recobro del Señor, Unapor Witness Lee

ISBN: 978-0-87083-570-4
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III. LOS FACTORES DE UNA DENOMINACION (UNA SECTA)

Lectura bíblica: Hch. 2:42

En esta palabra complementaria mi tercera carga es mostrarles los factores de una denominación. Una denominación es una secta. Sin embargo, hay una diferencia entre una denominación y una secta: una secta no es una denominación si no se autodenomina. Las divisiones que se han producido entre nosotros en los años recientes no se han autodenominado todavía. Por lo tanto, todavía no son denominaciones, pero ciertamente son sectas.

A. Una enseñanza especial

El primer factor de una denominación o una secta es una enseñanza especial que difiere de “la enseñanza de los apóstoles” (Hch. 2:42) en todo el Nuevo Testamento, tal como el bautismo por inmersión, el presbiterio (la administración de la iglesia por ancianos), el cubrirse la cabeza, el observar ciertos días o dietas, o un enfásis particular en cierto punto de la profecía. Tal vez todos estos asuntos sean muy bíblicos, pero no debemos hacer de ninguno de ellos una enseñanza especial. Es correcto que tengamos todas nuestras prácticas conforme a la Biblia. Así que, en nuestra práctica bautizamos a las personas por inmersión y tenemos ancianos, pero no hacemos de estas cosas puntos particulares que nos dividan de otros creyentes. Ciertos cristianos se dividen de otros cristianos por el asunto del bautismo por inmersión. Si un creyente desea ser recibido como miembro, le exigen que se bautice por inmersión, en su bautisterio, por su pastor, y en sus aguas. Si él ya ha sido bautizado por inmersión en otro lugar y por otras personas, no lo reconocerán. Esto es una enseñanza especial y particular que divide a aquellos creyentes de otros cristianos, haciéndolos una secta y una denominación.

B. Una comunión especial

El segundo factor de una denominación es una comunión especial basada en una enseñanza especial en una esfera más estrecha que la de “la comunión de los apóstoles” (Hch. 2:42). La comunión de los apóstoles es la comunión de todo el Cuerpo, lo cual abarca toda clase de creyentes genuinos. Romanos 14 nos dice que debemos recibir diferentes clases de creyentes genuinos, independientemente de cuáles días observan o cuáles regímenes alimenticios guarden. Ya sea que coman legumbres o carne, son creyentes genuinos porque creen en el Señor Jesús. Así que, debemos recibirlos.

C. Un nombre especial

El tercer factor de una denominación es un nombre especial, ya sea de acuerdo a una enseñanza especial o de acuerdo a una práctica particular, que designa a cierto grupo de creyentes que mantienen la misma enseñanza la misma práctica. El tomar tal nombre denomina a una secta específica, convirtiéndola una denominación.

D. Cualquiera de los tres factores anteriores
es suficiente para crear una división

Cualquiera de los tres factores anteriores divide a los creyentes de otros que son diferentes de ellos en enseñanza o en práctica. Por lo tanto, aunque nosotros debemos practicar cosas tales como el bautismo por inmersión, el presbiterio, y el cubrirse la cabeza, no debemos hacer de estas cosas un punto especial que nos divida de otros. Además, no debemos hacerlos nuestro credo, y no debemos designarnos con un nombre, tal como luteranos, bautistas, o presbiterianos, es decir, conforme a una enseñanza o práctica en particular.

IV. EL DISCERNIMIENTO DE UN SOLO CUERPO

Lectura bíblica: 1 Co. 11:29-30; 10:17; Ef. 4:4

Mi cuarta carga, en esta palabra complementaria es el discernimiento del Cuerpo. Primera Corintios 11:29 dice que debemos discernir el Cuerpo. Además, dice que si no discernimos el Cuerpo, sufriremos alguna clase de disciplina de parte del Señor.

La primera cosa que debemos discernir es el pan en la mesa del Señor. El pan en la mesa del Señor debe ser un símbolo no solamente del cuerpo físico del Señor, sino también del Cuerpo místico del Señor, el cual es universalmente uno (Ef. 4:4). Aunque tomemos la mesa del Señor en diferentes ciudades alrededor del mundo, todos estamos tomando de un solo pan, porque el pan del cual participamos es un símbolo del Cuerpo místico de Cristo, el cual es universalmente uno. Así que, 1 Corintios 10:17 dice: “Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan”.

Cualquier pan en la mesa del Señor que no represente al Cuerpo universal del Señor sino al cuerpo de cierta secta, es divisivo. La denominación en la cual yo crecí en la China continental, tenía su “comunión” periódicamente. En cada ocasión anunciaban de manera enfática que quien no fuera miembro de esa denominación tenía que abandonar el lugar de reunión. El pan del cual participaban no era un símbolo del Cuerpo de Cristo, sino un símbolo de aquella secta o aquella denominación. Nosotros no debemos participar de esa clase de pan, esa clase de “comunión”, o esa clase de mesa. No debemos tener parte en eso; es un símbolo de una secta.

Si participamos de tal mesa divisiva sin discernimiento, participamos de una división, lo cual es condenado por el apóstol (1 Co. 11:29-30). Algunos de los que han salido de nuestro medio para formar divisiones están tomando la mesa del Señor. Ellos han dicho a la gente que ellos son simplemente una reunión de grupo que está tomando la mesa del Señor. ¿Acaso deben ser consideradas estas reuniones de grupo como reuniones apropiadas y genuinas de las iglesias locales? Si una reunión de grupo genuina y apropiada tiene la mesa del Señor, esa mesa será la mesa de la iglesia local, con el pan como símbolo del Cuerpo de Cristo en su totalidad. Esa es una práctica que preserva la unidad del Cuerpo. Supongamos, sin embargo, que tenemos un grupo de creyentes que originalmente se estaban reuniendo con la iglesia, pero por ciertas razones dejaron la iglesia y se mantienen separados de la iglesia, sin tener comunión alguna con la iglesia. Supongamos, además, que estos creyentes tienen lo que ellos llaman la mesa del Señor. Tal mesa inmediatamente se convierte en el símbolo de una división, el símbolo de una secta. Así que, 1 Corintios 11:29 nos encarga que tengamos discernimiento. Cuando participamos de cualquier pan en la mesa que es llamada la mesa del Señor, debemos discernir cuidadosamente si ese pan representa el Cuerpo universal de Cristo sin divisiones o no. Si no es así, no debemos de participar de él. Si no discernimos, y luego participamos de tal cosa, esto es condenado por el apóstol, es decir, por el Señor.

Tal vez algunos de los nuevos creyentes entre nosotros se pregunten cuál es la diferencia entre el recobro del Señor y el cristianismo. En este libro, incluyendo esta palabra complementaria, hemos visto, primero que todo, que lo que nos mueve a reunirnos así es el recobro, y también la unidad del Cuerpo. Estamos aquí en el recobro de la revelación del Dios Triuno, de Cristo, del Espíritu, de la vida, de los creyentes, de la iglesia, del terreno de la iglesia, y de la práctica de las iglesias locales. En resumen, estamos en el recobro de la unidad del Cuerpo de Cristo. Así que, necesitamos conducirnos apropiadamente, y también necesitamos ejercitar nuestro discernimiento debido a la confusión que hay a nuestro alrededor. Mientras haya divisiones, habrá confusión. Así que debemos ser cuidadosos y acudir al Señor para que podamos discernir la situación que hay entre nosotros.


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