Esfera divina y mistica, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-1-57593-317-7
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Primero, tenemos que pasar por la esfera física del ministerio terrenal de Cristo. Sin duda, lo que es físico también es terrenal. No debemos permanecer en esta esfera, sino que debemos pasar por ella rápidamente, tal como los que van en tren exprés.
¿Nunca ha oído usted que cuando Cristo estuvo en la tierra, era Cristo en la carne? En la Biblia la palabra carne es muy negativa. Según Génesis 6:3, cuando el hombre cayó y se convirtió en la carne, Dios decidió destruir al hombre de sobre la faz de la tierra. No obstante, Juan 1:14 no dice que el Verbo se hizo hombre ni que el Verbo se hizo una persona, sino que el Verbo se hizo carne. Puesto que la carne fue condenada por Dios, muchos cristianos no se atreven a enseñar que Cristo era carne. Algunos tal vez digan que Dios se hizo hombre, pero la Biblia dice que Dios se hizo carne. En Romanos 8:3 Pablo nos dice que el Hijo de Dios vino “en semejanza de carne de pecado”. Cristo tenía la semejanza de la carne de pecado, pero no la naturaleza de ella, del mismo modo que la serpiente de bronce tenía la forma de serpiente, pero no la naturaleza venenosa de serpiente (Jn. 3:14; Nm. 21:4-9). El Nuevo Testamento revela claramente que Cristo era carne, pero sin el pecado; nunca pecó (He. 2:14; 4:15). Incluso se nos dice que Dios hizo que Cristo fuera pecado por nosotros: “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado” (2 Co. 5:21). Esta es la revelación auténtica, clara y pura de la Palabra de Dios.
Cristo estuvo en la carne durante treinta y tres años y medio, desde Su encarnación, cuando se hizo carne, hasta Su muerte todo-inclusiva.
Cristo, en Su carne (Col. 1:22), llevó a cabo Su ministerio terrenal efectuando la obra redentora judicial de Dios. Esta redención dio por resultado objetivo que Dios perdonara los pecados de los creyentes (Ef. 1:7), los purificara de sus pecados (He. 1:3), justificara a los creyentes (Ro. 3:24), reconciliara consigo a los creyentes, quienes antes eran Sus enemigos (Ro. 5:10a), y santificara para Sí a los creyentes en cuanto a su posición haciéndolos Su pueblo santo (He. 13:12; 10:29). Todos estos aspectos son muy buenos, pero son físicos, terrenales, judiciales y objetivos.
Lo que Cristo llevó a cabo en Su ministerio terrenal era un procedimiento de la completa obra salvadora de Dios para que los creyentes pudieran participar de la salvación orgánica, la cual es el propósito de la completa obra salvadora de Dios. Este procedimiento se puede comparar con una escalera mecánica que nos lleva de un nivel a otro. Una escalera mecánica es útil, pero uno no debe permanecer en ella por mucho tiempo. No obstante, la mayoría de los cristianos se quedan en la “escalera mecánica” del procedimiento de la obra salvadora completa de Dios. Algunos ni siquiera están en la escalera mecánica sino en la “planta baja”; todavía no han empezado a experimentar el procedimiento.
Es de suma importancia que diferenciemos entre el procedimiento de la obra salvadora completa de Dios y el propósito de la misma. El procedimiento es judicial, y el propósito es orgánico. Además, el procedimiento está en la esfera física, y el propósito está en la esfera mística.
Se considera que uno que ha experimentado la redención judicial de Dios es salvo, pero todavía necesita ser más salvo por la obra salvadora orgánica de Dios en el cumplimiento de la economía de Dios.
Debemos pasar por la esfera física del ministerio terrenal de Cristo y entrar en algo más elevado, que es la esfera mística del ministerio celestial de Cristo.
Lo más importante que le permite a Cristo llevar a cabo Su ministerio celestial es el hecho de que sea el Espíritu vivificante. Cuando El estaba en la carne, no podía entrar en nosotros como vida. A mí, como cristiano joven, me molestó cuando oí que, según la Biblia, Cristo está en nosotros. Me preguntaba cómo era posible que Cristo estuviera en mí. En aquel entonces, no sabía que en la resurrección y por medio de ella, el Cristo que estuvo en la carne llegó a ser el Espíritu vivificante. Después vi que el Nuevo Testamento revela el hecho de que Aquel que murió en la cruz como nuestro Salvador resucitó, y en la resurrección llegó a ser el Espíritu vivificante. Ahora es apto para llevar a cabo Su ministerio celestial en la esfera mística.
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