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Predicar el evangelio en el principio de la vidapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-3771-7
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CAPÍTULO CINCO

UN MENSAJE DEL EVANGELIO

Lectura bíblica: Ef. 2:11-12

En Efesios 2:11 y 12 leemos: “Por tanto, recordad que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión, hecha por mano en la carne. Recordad que en aquel tiempo estabais separados de Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo”. Quisiera recalcarles estas tres frases breves: separados de Cristo, sin esperanza y sin Dios. Cuando un hombre está separado de Cristo, no tiene esperanza alguna. ¿Tiene usted a Cristo? ¿Está Cristo dentro de usted? Aquellos que están separados de Cristo, aquellos que no tienen esperanza y aquellos que están sin Dios, se encuentran en una condición muy lamentable.

EL MISTERIO DE LA VIDA HUMANA

A pesar de ello, nosotros, los seres humanos, somos las criaturas más maravillosas de esta tierra. Tenemos una mente con la cual pensar, una parte emotiva con la cual amar y un corazón con el que deseamos cosas. No sólo eso, tenemos algo aún más profundo que nuestro corazón, la parte más recóndita de nuestro ser, el espíritu humano, con el cual buscamos algo mejor, algo superior y más importante. Ese algo que buscamos es Dios mismo. Muchas veces mientras estaba solo, empecé a considerar un poco sobre el hombre y me dije a mí mismo: “¡Cuán maravilloso es! El hombre puede hacer muchas cosas; puede estudiar, puede inventar e incluso puede obtener un doctorado”. Sin embargo, quisiera preguntarle, ¿cuál es el verdadero significado de la vida humana? ¿Cuál es el verdadero significado de la vida de personas tan maravillosas como usted? ¿Por qué usted existe aquí en la tierra? ¿Es únicamente para vestirnos, comer y dormir? En las generaciones pasadas, siglo tras siglo, han existido muchos pensadores, filósofos y hombres sabios e instruidos que han hecho lo posible por encontrar la respuesta a esta pregunta. En las librerías podemos encontrar muchos libros escritos por estos sabios, que nos dicen esto y lo otro. Sin embargo, ninguna de esas respuestas es satisfactoria debido a que pasan por alto el origen del hombre.

¿Cuál es el origen del hombre? Dios el Creador es el origen, Él es la fuente. El hombre fue creado por Dios. Si uno desea conocer el propósito de algo, tiene que buscar al que lo fabricó, a la persona que lo hizo, y preguntarle por qué lo hizo así. Si nunca hubiéramos visto una botella de refresco, a lo mejor nos parecería extraña pero muy significativa. Nos preguntaríamos el propósito por el que fue hecha de esa manera. Alguien podría decir: “No sé. Tal vez sirva para golpear a la gente o para que los niños jueguen con ella”. Yo le respondería: “Señor, lo mejor sería que busque al fabricante y le pregunte para qué hizo ese objeto tan extraño. Sin duda alguna, él le dirá que deliberadamente hizo ese objeto para fuera un vaso capaz de contener algo”.

EL HOMBRE FUE CREADO
COMO UN VASO PARA CONTENER A DIOS

En Romanos 9 se nos dice que los seres humanos son vasos hechos por Dios. Dios es el Alfarero, y nosotros somos el barro, y del barro Dios nos hizo como vasos. Sabemos que un vaso es un recipiente que sirve para contener algo. Una botella es un recipiente, y una tasa también es un recipiente, un vaso. Incluso podríamos decir que una bombilla eléctrica es un recipiente que contiene electricidad. Si el propósito de una bombilla no fuera contener electricidad, ciertamente sería muy extraño. Parece una pelota, pero no sirve para jugar. ¿Para qué podría servir? No serviría para nada, sería un verdadero desperdicio. Sin embargo, hoy en día sabemos que una bombilla no sólo es un objeto útil, sino también importante, pues contiene la electricidad y expresa la luz de la electricidad, y nos trae luz a todos.

Nosotros también fuimos hechos por Dios como vasos, como recipientes, pero ¿fuimos hechos para contener qué? Éste es el verdadero problema. Una botella de refresco es un recipiente capaz de contener refresco, una vaso es un recipiente capaz de contener jugo a la hora del desayuno, y una bombilla es un recipiente capaz de contener electricidad. Ya que somos recipientes hechos por Dios, ¿fuimos hechos para contener y absorber conocimiento? Por supuesto que no, pues sabemos que el conocimiento no nos satisface. Cuanto más conocimiento acumule, más vacío se sentirá. Entonces, ¿para qué fuimos hechos? ¿Qué se supone que debemos contener, recibir y absorber? Para muchos, es difícil responder a esta pregunta.

Amigos, no hay necesidad de que discuta con ustedes, y tampoco hay necesidad de que les demuestre que en este universo, incluso hoy en día, Dios está muy cerca de ustedes. Hoy en día Él es Cristo, Él es el Salvador, el Señor Jesús. Él es Dios mismo. Él es como el aire, y es como las ondas radiales. Él está en todas partes, Él es omnipresente y está esperándolo a usted. Usted fue hecho intencionalmente como un vaso para contenerlo a Él.


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