Sacerdocio, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-0324-8
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
ISBN: 978-0-7363-0324-8
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
Font Size
En el Lugar Santísimo también estaba el arca, la cual originalmente sólo contenía la ley, que era el testimonio de Dios. La mayoría de los cristianos tienen un concepto muy pobre de la ley, pues piensan que son diez mandatos que deben obedecer, porque si no, serán condenados. Pero eso es incorrecto, porque la ley es el testimonio de Dios, o sea, la definición y explicación de Dios; la ley nos da un cuadro de lo que Dios es. Sin ella no podríamos saber la clase de Dios que tenemos, y por medio de ella tenemos un cuadro completo de lo que Dios es.
La ley nos muestra que Dios es un Dios de santidad, de justicia, de amor y de luz. Los diez mandamientos nos revelan que Dios es tal Dios. La ley es un cuadro que describe a este Dios santo y justo, de amor y luz. Nadie ha visto a Dios, pero la ley, siendo el testimonio de Dios, lo describe y lo define, y por eso es puesto en el arca. Esto significa que todo lo que Dios es fue puesto en Cristo.
Supongamos que le tomo a usted una foto. Esta sería como un testimonio. Si alguien me pregunta a quién se parece usted, se la mostraría y ésa sería su testimonio. Tenemos que darnos cuenta de que la ley es el testimonio de Dios, o sea, Su definición y explicación. El hecho de que la ley esté dentro del arca, significa que todo lo que Dios es, ahora está en Cristo.
Sabemos que el arca es Cristo porque estaba hecha de dos cosas: era de madera cubierta de oro. La madera significa la naturaleza humana de Cristo, y el oro Su naturaleza divina. El es tanto hombre como Dios. El es el Dios-hombre. El testimonio de Dios está en Aquel que vive y es de oro. Toda la plenitud de la Deidad habita corporalmente en El (Col. 2:9). Esto tipificaba la ley, que fue puesta dentro del arca como testimonio. Así, la plenitud de Dios está en el arca, la cual está en el tabernáculo y es el contenido del tabernáculo. Esto significa que Dios es el contenido de Cristo y que Cristo es el contenido de la iglesia.
¿Cuál es el contenido de la iglesia local en donde usted está? ¿Es Cristo u otra cosa? Eso es lo que verdaderamente cuenta. El contenido de la vida de iglesia tiene que ser Cristo y nada más; y el contenido de Cristo es la plenitud de Dios.
En el arca está la ley que es la descripción de Dios y sobre el arca están los dos querubines, que son llamados los querubines de gloria. Si leemos la Biblia cuidadosamente, veremos que cuando Dios es expresado, manifestado, es gloria, como la luz de la electricidad que se expresa cuando brilla. Sin la iluminación, la electricidad es sólo electricidad. Pero al resplandecer, la electricidad se convierte en luz y la luz es la gloria, y ésta es la expresión y manifestación de la electricidad. Así que la gloria es Dios manifestado y expresado. Dentro del arca está todo lo que Dios es y sobre el arca Dios es expresado. Dios es su contenido por dentro y Dios se expresa como gloria por fuera.
¿Alguna vez ha visto a Jesús tal como lo presentan los cuatro evangelios? El es el verdadero arca. Su contenido, dentro de El, está el Dios completo y, sobre El, Dios se expresa y se manifiesta como gloria. En Jesús está todo lo que Dios es y sobre El está el Dios manifestado. Así que, dentro de El está la ley y sobre El están los dos querubines. Estos no representan dos clases de gloria sino que son un testimonio de la gloria. El número dos significa testimonio, por tanto los dos querubines testifican la expresión de lo que Dios es.
Romanos 3:23 dice que todos los que han pecado carecen de la gloria de Dios. Nosotros somos pecadores, así que carecemos de la gloria de Dios, la cual es muy alta. Tal vez tengamos algo de bondad, pero comparada con la gloria de Dios, queda corta. Tal vez nuestra bondad no tenga nada pecaminoso y hasta podamos sentirnos rectos. Pero, pese a que esto sea cierto, aún carecemos de la gloria de Dios. Tal vez digamos que nunca hemos odiado a otros, pero de todos modos estamos escasos. Incluso, podemos decir que amamos a los demás, pero no los amamos tanto como Dios los ama. Nuestro amor es muy pequeño comparado con el amor de Dios.
En la China había muchos discípulos de Confucio que afirmaban que eran las mejores personas de la tierra. Sin embargo, cuando algunos de ellos leyeron los cuatro evangelios, sus ojos se les abrieron y vieron quién era Jesús; y al verlo, se postraron al suelo y confesaron, “Señor, tengo mucha escasez; soy bueno, pero mi bondad carece de la Tuya”.
Jesús manifestó a Dios en Su vivir. Su andar cotidiano era la misma expresión de Dios. Esto es la gloria: el Dios manifestado y expresado. Todos los seres humanos carecemos de esta gloria. Somos buenos, pero ¿podríamos compararnos con Jesús? Amamos a otros, pero ¿podríamos comparar nuestro amor con el de Jesús? Al compararnos con El, vemos cuán pobre somos. Esta escasez es pecado, debido a que el hombre fue hecho a la imagen de Dios con el propósito de expresarlo. El hombre fue hecho para la gloria de Dios; esto quiere decir que el hombre fue hecho para expresar a Dios. Carecer de la gloria y manifestación de Dios quiere decir que somos pecaminosos.
Temo que, antes de haber leído este capítulo, si alguien nos hubiese preguntado si somos pecaminosos, responderíamos que no lo somos. No odiamos a otros ni estamos equivocados en muchas cosas; sin embargo, si fuésemos alumbrados en cuanto a nuestra carencia de la gloria de Dios, veríamos lo pecaminoso que somos. Al ver el vivir cotidiano de Jesús tal como los cuatro evangelios lo dicen, vemos lo que es la gloria y cuánto carecemos de ella. Jesús es el arca y sobre El están los querubines, cuya gloria nos condena. Esta gloria testifica de todo lo que Dios es; pero ésta nos condena a nosotros. Aunque fuésemos buenos y amorosos, aún seríamos condenados porque nuestro amor carece de la gloria de Dios.
La gloria debe ser expresada todo el tiempo en la iglesia, la cual debe ser el Dios manifestado y expresado. La vida de iglesia no se mide según el nivel de moralidad sino conforme a la manifestación de Dios. Quizá sí amamos a otros, pero los amamos en nosotros mismos, con nosotros mismos y para nosotros mismos, de manera que todo gira en torno a nosotros. Esta clase de amor carece de la gloria de Dios y El nunca podrá manifestarse en ese amor. Tal vez seamos muy humildes, pero lo somos por nosotros, en nosotros y para nosotros mismos. Esta clase de humildad nunca podrá expresar a Dios. La vida de iglesia necesita el amor divino que expresa a Dios, no el humano; debe ser una clase de amor que contenga a Dios. La iglesia debe tener los dos querubines como la manifestación de la gloria de Dios, la cual continuamente vigila y descubre la escasez.
La mayoría de nosotros no estamos muy convencidos de que somos pecaminosos. Pero supongamos que el Señor viniera y nos manifestara Su gloria. Todos caeríamos al piso y pediríamos que algo nos cubriera. Sentiríamos que estamos tan carentes de Su gloria. Comparados a otros, tal vez seamos mejores que ellos. Ellos son humildes y nosotros más; ellos aman, nosotros podemos amar más, pero no podemos compararnos con la gloria de Dios. Cuando la gloria de Dios está presente, no hay comparación. Nuestra escasez se manifestará y sentiremos lo pecaminosos que somos; y lo somos, no por ser malignos o sucios, sino porque carecemos de la gloria de Dios.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.