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Práctica de las reuniones de grupo, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0266-1
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CAPÍTULO UNO

UNA COMUNIÓN PRÁCTICA
EN CUANTO A LAS REUNIONES DE GRUPO

Lectura bíblica: He. 10:24-25

En nuestro estudio durante los últimos cinco años, el Señor nos ha mostrado la manera que Él ha ordenado para las reuniones y el servicio en la iglesia. La manera ordenada por Dios comprende cuatro pasos: la predicación del evangelio; las reuniones de hogar para alimentar a los jóvenes; las reuniones de grupo para pastorear, enseñar y perfeccionar a los santos a fin de que ellos puedan llevar a cabo la obra del ministerio neotestamentario, que es la edificación del Cuerpo de Cristo; y también comprende el profetizar en las reuniones de la iglesia. Sin embargo, todavía no hemos hallado la manera práctica de llevar a cabo cada uno de estos pasos. Nuestro estudio acerca de cómo llevar a cabo el tocar puertas para predicar el evangelio, aún no se ha completado. Hay muchas maneras de visitar a otros al tocar a sus puertas, pero aún no estamos satisfechos con la manera en que lo hacemos hoy día. Del mismo modo, necesitamos más estudio en cuanto a cómo alimentar a nuestros hijos espirituales en las reuniones de hogar. Sabemos en qué consiste la manera ordenada por Dios de reunirnos y servir, pero no sabemos cómo llevar a cabo esa manera. Por consiguiente, necesitamos más estudio.

LA NECESIDAD DE MÁS ESTUDIO
EN CUANTO A NUESTRA MANERA

Un artículo de un periódico reciente decía que los mormones han tenido un gran éxito al tocar las puertas de las personas. Ellos han tenido un aumento considerable, especialmente entre los grupos étnicos minoritarios. En el condado de Orange en 1980, los mormones sólo tenían unos ochocientos miembros de diferentes grupos minoritarios. Sin embargo, hoy en día su número de miembros entre los grupos minoritarios del condado de Orange comprende más de cuatro mil. Ellos han tenido un aumento quíntuple en menos de diez años. En contraste con esto, el número de santos en nuestras reuniones de habla china apenas se ha duplicado desde 1983. Los mormones enseñan una de las más grandes herejías en el cristianismo, pero han aprendido la manera correcta de hacer las cosas. En Taiwán, ellos hasta han adoptado algo de la terminología que usamos en el recobro del Señor. Ellos estudian su situación y siempre tratan de hallar un mejor camino. Cuando van a visitar hogares coreanos o vietnamitas, envían a dos caucásicos que hablan con fluidez coreano o vietnamita. No obstante, nosotros hemos enviado santos en una manera descuidada. Es posible que aquellos que entre nosotros visitan hogares coreanos, no sepan decir nada en coreano. Confiamos a ciegas en que las personas de esos hogares pueden hablar inglés, pero algunos de ellos no pueden. Nuestra práctica se podría comparar con la acción de pedirle a un hermano que nunca ha tomado lecciones de piano, que toque el piano para nosotros. Ésta es la manera de la ignorancia. No hemos aprendido la manera adecuada de llevar a cabo la manera ordenada por Dios.

La enseñanza mormona es una de las más grandes herejías, pero nadie puede negar que han tenido un gran éxito durante el último siglo. Ellos no llevan a cabo su manera de hacer las cosas en una forma descuidada. El número total de misioneros enviados por las denominaciones apenas pasa de 50,000. En cambio, los mormones tienen 40,000 misioneros en el extranjero. Más aún, estos jóvenes han sido restringidos, enseñados a ser equilibrados, entrenados, corregidos y afinados. Son muy puntuales, fieles y bien educados. En algunos aeropuertos hay con frecuencia dos jóvenes mormones bien vestidos. Aunque posiblemente sean caucásicos, al bajarse una persona china del avión, ellos le saludan en un mandarín correcto y le preguntan si necesita transportación. Luego, ellos llevan a la persona china a su lugar de destino mientras continúan hablándole. Ellos tratan de enterarse de lo que la persona necesita y le ofrecen ayuda. Hasta la calidad del mandarín que hablan atrae la admiración de otros.

Nosotros no hemos practicado la manera adecuada, debido a que no hemos aprendido adecuadamente. Sabemos cuál es la manera ordenada por Dios, pero no sabemos cómo llevarla a cabo. Cuando vamos donde las familias caucásicas de clase media, tal vez practicamos el enviar hermanos que no hablan inglés con propiedad o que lo hablan con acento. Estos hermanos no serán recibidos adecuadamente por esas familias. Si en su lugar enviáramos tres hermanos bien vestidos que hablen con propiedad, las familias de clase media no se rehusarían a abrirles la puerta. Algunos han dicho que visitar a las personas para predicarles el evangelio al tocar a sus puertas no produce resultados, o por lo menos no en los Estados Unidos. No deberíamos culpar la manera ordenada por Dios ni decir que no sirve. Más bien, es nuestra manera de llevarla a cabo la que no sirve. Aun el Hijo de Dios vino al mundo a visitar a la gente donde estaban, y Él envió a los doce (Mt. 10:1, 5-6) y luego a los setenta (Lc. 10:1) a visitar a otros. Éste es el proceder de Dios, y nosotros tenemos que aprender la forma apropiada de realizarla. Aún no hemos visto los verdaderos frutos de la manera ordenada por Dios porque nuestra manera de llevarla a cabo no es satisfactoria. Es por esto que hemos llegado a la conclusión de que necesitamos estudiar más.

Algunos han dicho que para edificar la iglesia no necesitamos laborar. Ellos sostienen que solamente necesitamos el testimonio de un vivir apropiado. No obstante, Pablo no sólo laboraba, sino que trabajaba (Col. 1:29a), luchaba (v. 29b) y combatía (Fil. 1:27). Luchar y combatir son expresiones usadas en relación con el atletismo. En su obra Pablo se consideraba a sí mismo un atleta olímpico. El Nuevo Testamento también asemeja a los cristianos con labradores (2 Ti. 2:6). Un labrador que es perezoso y no sabe cultivar la tierra, no puede tener éxito. Los labradores deben aprender muchas cosas. Deben aprender acerca de las estaciones y el clima. También tienen que trabajar diligentemente de día y de noche. Ellos deben tener un método, y además deben ser diligentes y sabios.

Hemos sido muy sueltos en nuestro proceder. La vieja manera del cristianismo no sólo anula la función de los miembros del Cuerpo de Cristo, sino que también hace que todos sean perezosos. En las denominaciones es suficiente ir a las reuniones y dejar una ofrenda. Ellos contratan a un predicador para que trabaje en lugar de los miembros. Sin embargo, éste no es el proceder del Cuerpo de Cristo. El Cuerpo de Cristo no contrata a nadie. Más bien, debe animar a todos para que aprendan la manera de reunirse y de servir.


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