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Cómo estudiar la Bibliapor Watchman Nee

ISBN: 978-0-7363-0539-6
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III. LAS ENSEÑANZAS DEL SEÑOR
EN SU MINISTERIO TERRENAL

Podemos estudiar las enseñanzas que el Señor nos dio, como las de Mateo 5, 6, 7, 13, 24, 25. Los Evangelios de Lucas y Juan contienen muchas de las enseñanzas del Señor. Juan 14, 15 y 16 son capítulos que contienen importantes enseñanzas del Señor. Cuando los leamos, debemos prestar atención al lugar en donde el Señor habla. ¿Dio esta enseñanza en Judea o en Galilea? ¿Se dirigía a los discípulos o a la multitud? Si estudiamos las enseñanzas de esta manera, captaremos el mensaje central. Si deseamos laborar para el Señor, tenemos que estudiar por lo menos Sus parábolas, Sus milagros y Sus enseñanzas. De lo contrario, no tendremos material con el cual trabajar, nuestras manos estarán vacías y no podremos satisfacer la necesidad.

XIII. COMPARAR LOS CUATRO EVANGELIOS

Este también es un método importante para estudiar la Biblia. ¿Por qué el Espíritu no escribió un solo evangelio sino cuatro? ¿Por qué la narración de los cuatro evangelios y la secuencia de eventos parecen ser diferentes? Algunas veces ni siquiera las cantidades concuerdan. Si no estudiamos con esmero, no nos daremos cuenta de las maravillas que se encuentran en la inspiración del Espíritu.

Cuando leemos los cuatro evangelios, lo primero que debemos hacer es subdividirlos en secciones. La subdivisión debe ser detallada. Tenemos que dedicar para esto un cuaderno grande y dividirlo en cuatro columnas en las cuales anotaremos todos los eventos de los cuatro Evangelios. Por ejemplo, al anotar la genealogía del Señor, podemos escribir Mateo 1:1-17 en la primera columna y Lucas 3:23-38 en la tercera columna. Marcos y Juan no mencionan la genealogía, así que podemos dejar el espacio en la segunda y la cuarta columnas. Algunos eventos se narran en un solo evangelio, mientras que otros figuran en todos. Después de finalizar esta tarea, podemos regresar a nuestro cuaderno y todo será más claro. Si seguimos comparando las anotaciones que hicimos en las columnas, encontraremos las similitudes y las diferencias entre las columnas. La lectura comparativa nos revelará muchas diferencias, las cuales nos revelarán la intervención providencial del Espíritu Santo.

La genealogía que consta en Mateo se divide en tres grupos de catorce generaciones cada uno: de Abraham a David, de David a la deportación a Babilonia, y de ésta a Cristo. Lucas, por su parte, describe la genealogía yendo hacia atrás en el tiempo. Mateo la describe desde David hasta la deportación a Babilonia, mientras que Lucas va de Zalatiel, a David. Mateo va de Abraham a sus descendientes, mientras que Lucas comienza con Abraham y regresa a Adán. Por tanto, si la genealogía que consta en Mateo tiene tres secciones, la narrada por Lucas debe de tener cuatro. La genealogía que contiene Lucas comienza con María, y la que contiene Mateo finaliza con José. Todas estas subdivisiones se deben marcar claramente para poderles extraer el significado.

En cierta ocasión alguien relacionó los cuatro seres vivientes de Apocalipsis 4 con los cuatro evangelios. Los cuatro seres vivientes son el león (el rey de las fieras), el becerro (un siervo diligente) el rostro de hombre y el águila. En el Antiguo Testamento Dios dijo que tomó a los hijos de Israel sobre alas de águila (Ex. 19:4; Dt. 32:11-12). Mateo describe al Señor Jesús como Rey; Marcos, como esclavo; Lucas, como hombre; y Juan como Dios. Los cuatro seres vivientes concuerdan con la descripción del Señor en los cuatro evangelios.

Mateo presenta al Señor Jesús como rey, y por eso en su genealogía, hace notar claramente que El es el descendiente del rey David. Lucas lo presenta como hombre, por lo cual su genealogía va hasta Adán, el primer hombre. Marcos muestra al Señor Jesús como siervo, y Juan como el Hijo de Dios. Por esta razón estos dos libros no incluyen su genealogía. Si estudiamos así estos cuatro libros, nos daremos cuenta de que, en efecto, Mateo, habla del Señor como rey, Marcos como el siervo, Lucas como un hombre, y Juan como el Hijo de Dios.

Los cuatro evangelios hablan de la venida del Señor Jesús; sin embargo, la descripción de Su venida en cada uno es diferente. Mateo dice: “He aquí, tu Rey viene a ti” (21:5); Marcos dice que el Hijo del Hombre vino para servir (10:45); Lucas afirma que el Hijo del Hombre vino a buscar (19:10), y Juan dice que El Señor vino para darnos vida (10:10). Podemos encontrar muchas comparaciones en los evangelios, y si dedicamos tiempo a estudiarlas, veremos que cada evangelio tiene sus propias características.

La manera en que los cuatro evangelios concluyen tiene mucho significado. Mateo abarca la resurrección (28:6); Marcos, la ascensión (16:19); Lucas, la promesa del advenimiento del Espíritu Santo (24:49), y Juan, el regreso del Señor (21:22). Después de que el Señor resucitó, ascendió a los cielos. Después de la ascensión, vino el Espíritu Santo en Pentecostés. En el futuro el Señor Jesús regresará. La disposición maravillosa de los cuatro evangelios corresponde a la secuencia de estos cuatro eventos.

Mateo no habla de la ascensión del Señor Jesús, porque dice que el Señor estará con los discípulos hasta la consumación del siglo. Marcos habla de la ascensión del Señor diciendo: El “se sentó a la diestra de Dios” (16:19). Esto se debe a que El tomó la forma de esclavo y fue obediente hasta la muerte a fin de cumplir la obra. Por consiguiente, Dios le exaltó hasta lo sumo. Lucas también narra la ascensión del Señor. Dios mostró Su aprecio por este hombre, que era un poco inferior a los ángeles, y lo coronó de gloria y de honra. El Señor Jesús ascendió estando en la posición de un hombre, lo cual significa que el dirige muchos hijos a la gloria. Juan no dice nada de la ascensión del Señor porque habla de El como nuestra vida y como uno que vive en nosotros.

La narración de Mateo sigue la secuencia dispensacional, no el orden cronológico. Lucas “después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen”; y por eso la narración está “escrita ordenadamente” (1:3). Algunas secciones están en orden cronológico, mientras que otras se escribieron en orden temático. Marcos y Juan siguen el orden en que sucedieron los eventos.

Podemos comprar un ejemplar de los evangelios con letra grande y dividir el de Mateo en cinco o diez secciones. Luego podemos estudiar cada sección cuidadosamente y examinar a la vez lo que dicen los otros tres evangelios de lo narrado en cada sección. Se deben agrupar los pasajes similares y marcar los que no son análogos. Los pasajes que no son similares deben tener subdivisiones más amplias, y los pasajes afines deben tener subdivisiones más reducidas. Por ejemplo, la parábola del sembrador, dada en Mateo 13, también figura en Lucas. Tenemos que hacer subdivisiones más pequeñas para identificar las diferencias más detalladas entre las diferentes narraciones. Tenemos que subdividirlas de tal manera que a simple vista podamos ver las diferencias y las similitudes. Se requiere mucho tiempo, por lo menos dos años, para recorrer los cuatro evangelios. Copiar y tomar notas se demora como tres meses.


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