Renovados de día en díapor Witness Lee
ISBN: 978-0-87083-490-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
ISBN: 978-0-87083-490-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
Font Size
El Nuevo Testamento dice que Dios nos escogió antes de la fundación del mundo y que nos seleccionó (Ef. 1:4-5). El desea hacer de Sus escogidos la nueva creación. Su manera de hacer esto es, primero, impartirse a Sí mismo en nosotros, o sea, regenerarnos. Somos renacidos, regenerados, para llegar a ser hijos de Dios. Esto es maravilloso, pero el Nuevo Testamento revela que la regeneración sola no es suficiente. Después de regenerarnos, Dios tiene que renovarnos, santificarnos, transformarnos, conformarnos a Su imagen y glorificarnos. La transformación necesita la santificación y también la renovación. La transformación es un cambio metabólico. Cuando somos transformados, se nos añade metabólicamente un nuevo elemento para reemplazar el elemento viejo. El nuevo elemento es Dios mismo. Dios es “nuevo” (como sustantivo). En El no hay vejez alguna.
Después de que hemos sido regenerados, tenemos a Dios, pero no es mucho lo que tenemos de Dios. Es por esto que Colosenses 2:19 dice que necesitamos crecer con el crecimiento de Dios, o aumentar con el aumento de Dios. Esto significa que crecemos con el aumento de Dios en nosotros. Si tenemos poco aumento de Dios, crecemos poco. Si tenemos mucho aumento de Dios, crecemos mucho. Cuando tengamos a Dios en plenitud, tendremos el crecimiento pleno. Dios tiene que ser aumentado en nosotros. Cuando Dios se aumenta en nosotros, Su nuevo elemento nos es añadido. Cuando el elemento divino entra en nosotros, nos renueva sin importar si somos lentos o rápidos en nuestra disposición natural. Al estar en contacto con Dios, El se infunde como elemento divino en nuestro ser. Este nuevo elemento es añadido al elemento existente en nosotros. Cuando este nuevo elemento se nos agrega, algo ocurre dentro de nosotros.
Dios desea añadirse El mismo a nuestro ser, pero El no aumenta en nosotros si nosotros no tenemos contacto con El. Quizá pasemos por un período de tiempo en que no tengamos contacto con Dios ni oremos a El. En lugar de eso, tal vez hagamos todo por nosotros mismos y en nosotros mismos. Durante este tiempo, Dios no es añadido a nuestro ser, y nosotros no aumentamos con el aumento de Dios. Esta es la razón por la cual alentamos a todos los santos a tener una vigilia matutina. Nuestra vigilia matutina con el Señor no tiene como fin meramente que nosotros ejercitemos nuestra mente para leer la letra de la Biblia, sino que ejercitemos nuestro espíritu. Es por esto que tenemos que decir: “Oh Señor Jesús”. Invocar nosotros al Señor es nuestra respiración espiritual. Tenemos que tener contacto con Dios orando a El e invocándole. Entonces El se añade a nosotros. Cuando tenemos contacto con El, El añade más y más el elemento divino a nuestro ser. En la medida en que este nuevo elemento es añadido a nuestro ser, este nuevo elemento nos renueva metabólicamente. Es posible que yo sea una persona rápida por naturaleza, pero debido a que el elemento de Dios entra en mi ser, este elemento renueva mi hábito natural. Posiblemente yo sea lento en mi disposición natural, pero Dios me renueva con Su elemento para despojarme de mi viejo elemento.
Tal vez seamos buenos hermanos en la iglesia y hayamos sido preservados por el Señor, pero ¿hemos sido renovados con el elemento divino? ¿Hay alguna renovación ocurriendo en nosotros? ¿O es que acaso permanecemos inmutables día tras día y año tras año? Sería terrible que pasáramos por muchos padecimientos y todavía permaneciéramos iguales. A fin de consumar Su obra renovadora en nosotros y con nosotros, Dios llega a ser en nosotros nuestra vida y nuestra naturaleza. Además de esto, Dios como Señor soberano controla todo el universo con el fin de renovarnos. Dios usa el entorno para forjar en nosotros Su vida y naturaleza. Sin el medio ambiente, nunca podríamos ser renovados. Seguiríamos siendo los mismos.
Según nuestro punto de vista y nuestra consideración, siempre basamos nuestro juicio de las cosas en si éstas son buenas o malas. Tratamos con las cosas muy de acuerdo con el árbol del conocimiento del bien y del mal, y no de acuerdo con el árbol de la vida. El árbol del conocimiento del bien y del mal es el árbol de lo bueno y lo malo. El árbol de la vida no tiene nada que ver con lo bueno y lo malo. Solamente la vida, la cual es Dios mismo, constituye el árbol de la vida. Nuestro punto de vista y nuestra consideración se basan casi siempre en si una cosa es buena o mala, si es correcta o incorrecta, pero Dios no considera las cosas en esta esfera.
Podríamos decir que Dios nos castiga reprendiéndonos y corrigiéndonos debido a que estamos equivocados. En cierto sentido esto es cierto. Hay versículos en la Biblia que respaldan este concepto, pero si conocemos la Biblia en su principio, podemos ver que Dios desea renovarnos. Lo que a Dios le importa es si estamos todavía en la vieja creación o si estamos siendo renovados. Podríamos ser las personas más correctas, y aun así, ser las personas con más vejez; podríamos ser fuertes en nuestro hábito y fuertes en lo que somos. La intención de Dios no es meramente disciplinarnos o corregirnos, sino usar el medio exterior para turbarnos, para hacernos recordar y para despertarnos al entendimiento de que tenemos a Dios como nuestra naturaleza, y con todo y eso, no le vivimos según Su naturaleza. Nosotros le poseemos para nuestro disfrute, pero no le vivimos como nuestra naturaleza.
¿Disciplinamos nosotros a nuestros hijos según la naturaleza de Dios? Tal vez los disciplinamos de acuerdo con nuestra disposición, nuestro ser y nuestro hábito. Por lo tanto, Dios usa el ambiente para ponernos en una “prisión”. Entonces se nos recuerda que oremos y el resultado final de nuestra oración no es meramente que somos corregidos, sino que somos renovados. Entonces cuando vamos a disciplinar a nuestros hijos, consideraremos si los estamos disciplinando estando en nosotros mismos o con Dios y por medio de El. Anteriormente, nosotros disciplinábamos a nuestros hijos con nosotros mismos, por nosotros mismos y en nosotros mismos. No teníamos a Dios en nosotros como nuestra vida y naturaleza mientras estábamos disciplinando a nuestros hijos. Ahora cuando disciplinamos a nuestros hijos Dios está ahí, y esta acción disciplinaria llega a ser disciplina humano-divina. El padre lleva a cabo la disciplina, sin embargo, esta acción es la disciplina divina porque está llena de Dios. Dios está en ella. Dios usa el ambiente exterior en el cual sufrimos, para renovarnos.
Confucio también decía que nosotros necesitábamos ser renovados de día en día, pero su concepto de renovación era meramente tener un cambio. En otras palabras, una persona que se enoja necesita renovarse a sí mismo, limitando su mal genio. La Biblia no nos enseña eso; nos enseña a ser renovados no según algo de nosotros mismos. Necesitamos ser renovados por la adición de Dios a nuestro ser, por tener más del elemento divino añadido a nuestro ser. Yo he estado viviendo la vida cristiana por más de sesenta años, y puedo dar testimonio de lo que es la verdadera vida cristiana. La verdadera vida cristiana es tener a Dios añadido a nosotros mañana y tarde y día tras día.
Es posible que nosotros disciplinemos a nuestros hijos sin Dios, sólo según nuestras preferencias. Cuando oímos esta comunión, quizá pensemos que Dios no quiere que disciplinemos a nuestros hijos. Esto también está errado. No estamos diciendo que Dios no desea que disciplinemos a nuestros hijos. Lo que necesitamos ver es que Dios desea que disciplinemos a nuestros hijos con El. Esto es una lección difícil para todos nosotros.
Muy pocas enseñanzas cristianas hoy en día señalarían que la vida cristiana no es un asunto de lo que hacemos o dejamos de hacer. El problema hoy día es que la gente hace todo sin Dios. Lo que a Dios le interesa es que Sus escogidos aprendan a cooperar con El permitiéndole ser añadido a ellos día tras día. Dios está siendo añadido a nosotros diariamente con el propósito de transformarnos metabólicamente. El nuevo elemento de Dios está penetrando en nosotros para reemplazar el viejo elemento. Este nuevo elemento es Dios mismo y el viejo elemento está en nosotros. Necesitamos ser reemplazados con Dios como el nuevo elemento.
Que seamos reemplazados con el elemento divino no significa que debemos ser olvidados. Es correcto decir que nuestro viejo hombre debe ser reemplazado, pero no debemos decir que nuestro viejo hombre debe ser olvidado. Gálatas 2:20 dice: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo...” Cuando leemos la primera parte de este versículo, podemos pensar que Cristo vive en nosotros y que nosotros hemos sido hechos a un lado. Pablo dice que él no vive ya, pero continúa hablando de lo que ahora vive. He sido crucificado, ya no vivo yo sino Cristo, pero yo todavía vivo. El viejo “yo” es reemplazado por la Persona divina para producir el nuevo “yo”. Nuestro Dios espera la oportunidad de añadirse El mismo a todos nosotros. Si le damos la oportunidad y la apertura, El se añadirá a Sí mismo a nuestro ser como el nuevo elemento, no meramente para corregirnos sino para reemplazarnos, para renovarnos.
Este proceso de renovación es gradual. Requiere mucho tiempo. Desde la regeneración hasta la glorificación hay un largo proceso. Dios tiene que santificarnos, separarnos del mundo. El tiene que transformarnos por medio de renovarnos metabólicamente. Esta renovación nos transforma, llevándonos de una forma a otra. Nuestra vieja forma es una forma sin Dios, pero la nueva forma es una forma en la cual Dios está en nosotros como vida, como nuestra naturaleza, como nuestra apariencia y como nuestra expresión. Esta renovación introduce la conformación a la imagen del Señor. Entonces al hacer cualquier cosa, somos como Dios, y hacemos las cosas según Dios en el tiempo oportuno. Lo que necesitamos es ser renovados de día en día.
Algunas veces Dios podría dejar que la iglesia pasara por una “tormenta”. Dios podría permitir que ocurriera esta “tormenta” porque El quiere renovarnos. Sería trágico que mientras estamos sufriendo en la “tormenta” siguiéramos siendo los mismos sin ninguna renovación. Espero que consideremos este asunto. Debemos orar: “Señor, no quiero seguir siendo el mismo. No quiero ser este año lo mismo que fui el año pasado. Quiero ser renovado de día en día”. La intención de Dios es que seamos renovados de día en día. Para ser renovados, necesitamos que Dios sea añadido a nosotros diariamente. Todos los días necesitamos tener contacto con Dios, abrirnos a El, y dejarlo entrar en nosotros para que sea una nueva adición a nosotros día tras día.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.