Levantarnos para predicar el evangeliopor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-8726-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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El libro de Hechos también nos muestra un problema del idioma. En el capítulo 6 vemos que mientras el número de los discípulos se multiplicaba, comenzó a surgir el problema del idioma. Los helenistas murmuraban contra los hebreos porque las viudas de aquéllos eran desatendidas en la distribución diaria. Por ende, los apóstoles hicieron arreglos para que se nombraran algunos diáconos que se ocuparan de la necesidad (vs. 1-6). Esto indica que la iglesia tiene que solucionar el problema del idioma y satisfacer la necesidad de todos los santos. Por los últimos veinte años, los santos de habla china han sido algo desatendidos en los Estados Unidos. Por lo tanto, ahora deberíamos hacer los arreglos apropiados para ellos. Es decir, las iglesias deberían aceptar el hecho de que no sólo debería haber una obra de habla china, sino que tal obra debería también ser considerada como parte de la iglesia.
Los chinos que viven en los Estados Unidos se pueden categorizar en dos grupos. Un grupo está compuesto de aquellos que vienen como estudiantes extranjeros. Muchos de los integrantes del cuadro de honor en las escuelas estadounidenses son de ascendencia china. En muchas de las universidades, la mayor cantidad de estudiantes extranjeros son chinos. Los corazones de estos estudiantes chinos están plenamente abiertos al evangelio. Hay una universidad cerca de Dallas que tiene muchos estudiantes chinos. En cierta ocasión más de cien de ellos vinieron a una reunión del evangelio de la iglesia, y casi todos recibieron al Señor. El segundo grupo está compuesto de chinos provenientes del extranjero, e incluye a aquellos que están en círculos industriales o empresariales. Ellos vinieron a los Estados Unidos para estudiar cuando eran jóvenes, y después de graduarse permanecieron para trabajar, de modo que se extendieron a todas las clases de la sociedad. Debido a que dejaron su tierra natal y vinieron a esforzarse en un país nuevo, ellos también están muy abiertos al evangelio.
El hombre es un ser social; nadie puede salir de la sociedad y vivir por su propia cuenta. El mejor grupo social es el grupo cristiano, y la mejor sociedad es la iglesia. Los chinos dejaron su tierra natal para venir a los Estados Unidos. Debido a que no tienen muchos parientes o amigos aquí, tienen una gran necesidad de pertenecer a un grupo. Bajo estas circunstancias, predicarles el evangelio será muy efectivo. Ellos son chinos y nosotros también. Por ende, naturalmente nos sentimos estrechamente vinculados los unos con los otros al conocernos en una tierra extraña. Además, como creyentes en el Señor, siempre estamos alegres y siempre nos regocijamos; esto invariablemente despierta su admiración. Por lo tanto, sus corazones han sido preparados por el Señor. Ahora sólo depende de si nuestro espíritu es liberado o no en la predicación del evangelio. Si tenemos piel gruesa, abrimos la boca y liberamos nuestro espíritu, el evangelio entrará en las personas y serán salvas.
Los inmigrantes nuevos son los mejores destinatarios para nuestra predicación del evangelio. Los inmigrantes de mayor edad se han vuelto profundamente arraigados. Ellos tienen una multitud de parientes y amigos y no son conmovidos por el evangelio. Tomemos como ejemplo a Taiwán. Quienes emigraron a Taiwán desde la China continental ya han estado allí por treinta años. Ellos se han arraigado y se han ramificado y extendido, de modo que es difícil predicarles el evangelio. Sin embargo, algunos de ellos no tienen la intención de quedarse allí permanentemente, y su corazón aún es suave, así que es fácil predicarles el evangelio. Los más difíciles son las personas locales, los taiwaneses. Sus corazones no pueden ser conmovidos. Sin embargo, independientemente de dónde hayan estado las personas, en cuanto llegan a los Estados Unidos, todos son inmigrantes y todos han sido desarraigados, así que están completamente abiertos al evangelio.
He hablado mucho acerca de esto porque espero que todos ustedes puedan ver cuánto el Señor ha hecho en la situación mundial para la propagación del evangelio. Si el Señor no hubiese operado en la situación mundial, ninguno de nosotros habría venido a los Estados Unidos. Casi ninguno de nosotros tenía la predeterminación de venir. Anteriormente, cuando estaba en la China continental y veía que cientos de iglesias eran levantadas, pensaba que eso era verdaderamente maravilloso. Jamás pensé en venir a los Estados Unidos. A la postre, debido a que el Señor agitó el ambiente, todos hemos venido uno por uno, y cada vez más personas vienen. Por esta causa tenemos que levantarnos para enfrentar esta situación y cooperar con la obra del Señor.
Cuando comenzamos la obra en Taiwán, hablé acerca de cierto principio, y fue impreso en The Ministry of the Word en 1952. Al observar la historia del mundo, estudiar las biografías de los santos a lo largo de las eras y recordar mis experiencias personales, vi que dondequiera que va el evangelio, allí está la bendición del Señor. De nuevo, tomemos a Taiwán como ejemplo. Ciertamente creo que la razón por la cual Taiwán es tan próspero actualmente y ha llegado a ser un “milagro” en el mundo es que las iglesias con el evangelio están allí y, por lo tanto, la bendición del Señor también está allí. Sin embargo, debido a la bendición que recibimos del Señor, las personas se han vuelto arraigadas nuevamente, así que el Señor tiene que agitar el ambiente una vez más para desarraigarlas de modo que todas las cosas cooperen para la propagación del evangelio.
Actualmente, el Señor verdaderamente nos ha comisionado con el evangelio. Frente a este hecho, es imprescindible que tengamos una respuesta. Necesitamos tener personas, especialmente jóvenes, que reciban esta carga y sean guiadas por el Señor para servir a tiempo completo. No se preocupe de que no pueda ganarse la vida al servir a tiempo completo. Aparentemente, nadie toma cuidado de su manutención, pero en realidad el Señor tomará cuidado de usted. Fui salvo cierta tarde en abril de 1925. En aquel entonces, mientras iba camino a mi casa, me consagré al Señor. Hice la determinación de renunciar al mundo y llegar a ser un pobre predicador que va de aldea a aldea para predicar el evangelio por causa del Señor. Si no hubiese alimento, comería las raíces que crecían en la tierra; si no hubiese agua, bebería agua de la montaña. Estaba preparado para abandonarlo todo y sufrir por causa del Señor. Quienes fueron mis compañeros de clase en aquel entonces todos finalmente llegaron a ser exitosos, pero hoy en día ellos no tienen nada que pueda compararse con lo que yo tengo. Estoy teniendo una vida más prolongada que las de ellos, y la cantidad de dinero que ha pasado por mis manos no es menor que la que ellos han tenido. No tuve que comer raíces de la tierra y no tuve que beber agua de la montaña. Además, no tuve que andar de aldea a aldea; más bien, viajo de país a país. Esto es algo que nunca imaginé.
Por lo tanto, ustedes los jóvenes no necesitan preocuparse. No morirán de hambre si sirven a tiempo completo. Siempre tendrán una manera de vivir. Al recordar mis propias experiencias, no puedo explicar lo que ha sucedido. Al día de hoy el Señor me ha dirigido. Pasé por toda clase de situación y cambios de entorno, pero siempre terminé en una mejor condición que antes. Esto es un acto del Señor. Los capítulos 27 y 28 de Hechos nos relatan la historia de cómo Pablo fue llevado como prisionero en un barco que navegaba rumbo a Roma. Finalmente, él llegó a ser el que reinaba en el barco. Incluso el navegante le escuchó, y el centurión que lo puso en cadenas también le escuchó. Todo lo que él decía contaba. Aunque él estaba encadenado, de todos modos al final él tenía la ventaja. Esto nos muestra que todo aquel que esté en pro del evangelio del Señor será bendecido. Todo aquel que se entregue para el evangelio tendrá la ventaja. Del mismo modo, todo aquel que se oponga al evangelio o lo pisotee no tendrá un buen final. La historia comprueba esto. Por ende, si vivimos en el mundo meramente para hacer dinero y alimentar nuestros estómagos, no somos sabios.
Queridos santos, somos bendecidos de estar aquí entregando nuestro todo por causa del evangelio. Debemos hacer nuestro mejor esfuerzo por satisfacer la necesidad de la situación actual. Cuando llegamos a Taiwán por primera vez, obligados por la situación, ciertamente dimos todo lo que teníamos. En aquel entonces nuestro único pensamiento era que si moríamos, así sea. No nos importaba nada excepto predicar el evangelio encarecidamente. Cual sea que fuese el número de personas en Taipéi, imprimíamos esa cantidad de folletos del evangelio. Les pedíamos a los hermanos y hermanas que entregaran los folletos dentro de un tiempo determinado a cada casa en las dos calles adyacentes a la calle donde ellos vivían. Además, íbamos a las calles grandes, a las vías pequeñas, a las intersecciones y a los centros de transporte para poner carteles del evangelio con declaraciones tales como: “Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores” y “Dios ama al mundo”. También teníamos marchas del evangelio en días regulares y también en los días del Señor. Debido a que los santos estaban dispuestos a entregarse al Señor, ellos fueron bendecidos por el Señor incluso en cosas materiales.
Como aquellos que han sido apartados para el propio Señor, los creyentes no pueden amar el mundo. Si aman el mundo, sufrirán. Si no aman el mundo, serán bendecidos. Por causa del evangelio, Pablo llegó a ser un embajador en cadenas. Mientras él iba como prisionero en un barco, el Señor envió un ángel a él, quien dijo: “Es necesario que comparezcas ante César [...] Dios te ha concedido todos los que navegan contigo” (Hch. 27:24). De este modo, Pablo llegó a ser aquel que reinaba sobre ellos. Por ende, Pablo pudo decirles con denuedo: “Pero ahora os exhorto a tener buen ánimo, pues no habrá ninguna pérdida de vida entre vosotros, sino solamente de la nave [...] Porque yo confío en Dios que será así como se me ha dicho” (vs. 22-25). Al final, todo sucedió conforme a lo que Pablo había dicho.
Necesitamos ser aquellos que son sabios para cooperar con el Señor. Si usted procura su propio éxito o su propia ganancia, no obtendrá lo que desea. Pero si usted abandona el mundo y se entrega por completo al Señor y Su evangelio, el mundo será para usted. Pablo nos dijo claramente que “todo es vuestro” y “vosotros sois de Cristo” (1 Co. 3:21, 23). Nosotros los creyentes deberíamos ver esto claramente.
Espero que entiendan que ustedes no vinieron a los Estados Unidos con miras a su propio disfrute. Más bien, fueron enviados por el Señor para predicar el evangelio a miles y miles de chinos aquí en los Estados Unidos. Todos ustedes deben recibir esta carga. Necesitan contactarlos, invitarlos a sus hogares y predicarles el evangelio. Si todos ustedes están dispuestos a obrar en unanimidad por causa del evangelio del Señor, el Señor dará todas las cosas y todos los hombres a Su iglesia, y Él añadirá a nosotros día a día los que son salvos.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.