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Testimonio de Jesús, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-8269-4
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Actualmente disponible en: Capítulo 9 de 11 Sección 1 de 5

CAPÍTULO NUEVE

OCHO ASPECTOS DEL TESTIMONIO DE JESÚS

Lectura bíblica: Ap. 1:11-13, 20; 7:9-17; 12:1-2, 5-6, 9-11; 14:1-5, 14-16; 15:2-4; 19:7-10, 14-20; 17:14; 21:11, 18-19; 4:3a; 14:8; 17:1-5; 18:2a, 4; 19:1-6

LOS CANDELEROS DE ORO RESPLANDECIENTES

El libro de Apocalipsis revela ocho aspectos de la iglesia como el testimonio de Jesús. El primer aspecto, que se menciona en los capítulos del 1 al 3, es los siete candeleros de oro. Los candeleros en sí tienen tres significados principales. Primero, los candeleros resplandecen en la noche oscura. Segundo, los candeleros son de oro. En tipología, el oro representa la naturaleza divina. En la iglesia como testimonio de Jesús todo debe ser en la naturaleza divina. Tercero, el resplandor de los candeleros de oro tiene como objetivo que las personas vean a Cristo, como Hijo del Hombre que anda en medio de ellos. Si alguien nos preguntara: “Ustedes hablan tanto de Jesús, pero ¿dónde está Él?”, nosotros podemos con valentía señalarle a las iglesias. Podemos responderle diciendo: “Venga y vea a Jesús en las iglesias”. Hoy Jesús anda, actúa, se mueve, vive, obra y salva a la gente en las iglesias locales. La era presente es la “noche” y en cada esquina y avenida de la sociedad humana no hay nada más que tinieblas. Sin embargo, toda iglesia local es un candelero resplandeciente que ilumina a las personas para que vean a Cristo. Cuando la gente ve a Cristo en las iglesias, se dan cuenta de que las iglesias no son bajas, mezquinas, terrenales, pecaminosas ni impuras; más bien, todo en cuanto a ellas es de oro y es divino. Éste es el primer aspecto que Apocalipsis nos revela con respecto a las iglesias como el testimonio de Jesús.

Todos los candeleros de oro son idénticos los unos de los otros. Muchos cristianos, que han adoptado cierto concepto erróneo, desean ser diferentes al resto de los cristianos. Cuando vine a este país hace catorce años, conocí a unos amados cristianos que estaban turbados debido a que todas las iglesias locales eran iguales. Ellos me dijeron que preferían ser diferentes. Esto no es correcto. Podemos comparar la naturaleza idéntica de los candeleros a las similitudes del cuerpo humano. Puesto que todos fuimos creados con los mismos órganos, sería una insensatez que alguien quisiera tener un número diferente de órganos a fin de no ser igual a los demás. Los que insisten en que toda iglesia local debe ser única basan su concepto en las diferencias que hay entre las siete iglesias locales descritas en Apocalipsis 2 y 3. De joven, fui influenciado por este concepto, y yo enseñaba lo mismo. Sin embargo, un día la luz resplandeció sobre mí y vi que todas las diferencias que había en las iglesias locales en Apocalipsis 2 y 3 eran negativas y no positivas. Éfeso perdió su primer amor (2:4), Pérgamo es mundana (v. 13), Tiatira es demoníaca (vs. 20, 24) y Laodicea es tibia (3:15); todos éstos son aspectos negativos. Sin embargo, en el aspecto positivo, todas las iglesias locales son idénticas porque son de oro. Si pusiéramos los candeleros frente a nosotros, no distinguiríamos el uno del otro. Todos los siete candeleros son iguales.

Sin embargo, hay personas en este país que han declarado con audacia que ellas jamás serán como las otras iglesias. No obstante, ahora muchas de estas voces han desaparecido, y los conceptos peculiares que defendían se han venido abajo. No estamos diciendo que todos debemos seguir una misma iglesia. Más bien, se trata de que todos debemos tener el mismo “número de órganos”, es decir, la misma naturaleza y apariencia. En el aspecto positivo, todas las iglesias locales deben ser idénticas entre sí; pero, en el aspecto negativo ellas son diferentes. Si una iglesia comienza a adorar ídolos, debemos rehusarnos a seguirla. En asuntos como éstos, tenemos que ser “diferentes”. No obstante, es erróneo decir que las iglesias locales no debieran ser iguales en los aspectos positivos. No debiéramos intentar ser peculiares ni diferentes; esto es ser orgullosos. La Nueva Jerusalén en sus cuatros lados está edificada con el mismo material, que es jaspe (21:12-14, 18). No es que un lado está construido de jaspe y otro lado con un material diferente. Debido a que todos universalmente conformamos una sola iglesia, las iglesias locales por toda la tierra deben de ser idénticas las unas de las otras, pero no en todos los asuntos prácticos, sino en su naturaleza y apariencia. En el aspecto local, somos las iglesias; pero en el aspecto universal, somos la iglesia. Éste es el testimonio de Jesús.


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