Estudio-vida de 1 Corintiospor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-1445-9
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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En 1:9 vimos que Dios nos llamó a la comunión de Su Hijo, a participar de Cristo, o sea, a disfrutarlo. Como hicimos notar, se puede disfrutar esta comunión invocando el nombre del Señor Jesús. Como dije antes, fuimos llamados por Dios para invocar el nombre del Señor Jesucristo. Dios nos llamó para que invoquemos este único nombre, el nombre que es sobre todo nombre. No debemos darle importancia a ningún nombre de alguna persona y de algún lugar. Sólo debe interesarnos el nombre único, el nombre del Señor Jesucristo.
La cruz de Cristo también forma parte de la única solución para los problemas que hay en la iglesia. Lo primero que hace la cruz en nuestra experiencia es aniquilarnos. Según mi observación, por lo general los hermanos están más dispuestos a ser aniquilados que las hermanas. A través de los años que he pasado en el recobro, he visto muy pocas hermanas dispuestas a ser eliminadas por la cruz. ¿Se había dado cuenta de que las bodas son una aniquilación? Cuando una hermana se casa, ella se pone un velo para cubrir su cabeza, lo cual es una señal de su aniquilamiento y su sepultura. Si una hermana no está dispuesta a pasar por esta experiencia, no debería taparse la cabeza durante su boda. Además, la hermana pierde su apellido de soltera y toma otro nombre, el nombre de su marido.
El objetivo de la cruz es aniquilarnos. Por una parte, disfrutamos a Cristo; por otra, la cruz nos mata. La experiencia nos enseña que cuanto más disfrutamos a Cristo, más somos aniquilados. ¿Qué debemos hacer cuando la cruz nos aniquila? No debemos hacer nada, sino permanecer tranquilamente en el lugar de la aniquilación.
Lo maravilloso es que todo lo que la cruz aniquila, lo redime. ¡Cuán alentador es esto! Si queremos disfrutar la redención tenemos que experimentar la muerte. Algunos santos disfrutan muy poco la redención porque no están dispuestos a morir.
La cruz soluciona todos los enredos que experimentamos en la vida de iglesia y particularmente en la vida matrimonial. Por experiencia sé que la vida matrimonial puede ser muy enredosa, molesta y desconcertante. ¿Qué puede desenredar todas las complicaciones y solucionar los problemas? Necesitamos un instrumento que corte el enredo, y este instrumento, este cuchillo, es la cruz. La cruz es lo único que puede salvarnos de los enredos de la vida conyugal. Cuando la cruz nos corta no hay nada que pueda enredarnos.
La vida humana está llena de problemas y enredos. El simple hecho de existir nos expone a las dificultades. Esto se ve no solamente en la vida matrimonial y familiar, sino también en la vida de iglesia. Según los humanos, los problemas se solucionan mediante la negociación, y puede ser que un hermano y una hermana intenten solucionar sus dificultades de esta manera. Sin embargo, ésta no es la manera divina. Dios resuelve nuestros problemas suministrándonos a Cristo y aniquilándonos por medio de la cruz. Cada vez que existe un problema en la vida familiar o en la vida de iglesia, es posible que el hombre natural acuda a la negociación e intente solucionar el problema por medio del diálogo. Por la misericordia del Señor, puedo testificar que cada vez que me enfrento a esta tentación, en lo profundo de mi ser siento que no necesito dialogar ni negociar. Mi única necesidad es ir a la cruz y morir. Al hacer esto, Cristo viene, nos suministra, y se soluciona el problema. Esta es la manera en que Dios obra para solucionar todos los problemas que se dan en la vida de iglesia.
Debemos centrar toda nuestra atención en Cristo. El es nuestra única preferencia y elección. Además, debemos entender con claridad cuál es el objetivo de la cruz, debemos darnos cuenta que el propósito de la misma es aniquilar todo lo que somos. Debemos tomar la cruz y disfrutar a Cristo. Esta es la única solución para todos los problemas que hay en la iglesia. Para los judíos, la cruz es una ofensa, y para las naciones, locura. Pero para nosotros, los llamados de Dios, es verdaderamente el poder de Dios y Su sabiduría (1:24). Según nuestra mentalidad natural y cultural, ser crucificado es una locura. Pero como llamados sabemos que la cruz es la sabiduría de Dios y Su poder.
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