Visión central necesaria para servir a la iglesia, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-8315-8
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Necesitamos recibir una carga e incluso orar con ayuno. Deberíamos decir: “Señor, concédeme ver esta visión. Permíteme ver que Tú, el Dios Triuno misterioso, has entrado en mi espíritu para ser mi vida. Que esta visión me capture y controle mis pensamientos, mis afectos, mi vivir, mi andar y mis oraciones. Señor, yo no quiero comer la cáscara sin comer la pulpa de la sandía. Quiero comer la pulpa y ofrecer la pulpa a otras personas”. Nuestro problema común es que vemos la cáscara pero no la pulpa; así que, no nos comemos la pulpa. Por lo tanto, necesitamos pedirle al Señor que nos muestre una visión.
Algunos disidentes se llamaron a sí mismos visionarios y hablaron de ver una visión, pero en realidad ellos no vieron la visión central que el Señor nos ha dado. Ellos no vieron el deseo que Él tiene de entrar en nuestro espíritu y ser nuestra vida. Ellos ni vieron esto, ni estuvieron dispuestos a seguir esto. Más bien, ellos dijeron que habían recibido “bienes de primera mano”, y no “bienes de segunda mano”. Tal declaración es engañosa. Aquellos que reciben luz directamente de la Biblia no reciben bienes de primera mano. Ellos sólo pueden recibir bienes de segunda mano porque solamente los apóstoles recibieron bienes de primera mano. Si tenemos bienes de primera mano o de segunda mano, siempre y cuando ellos sean “oro” o “diamantes”, las personas los querrán. Si los bienes de primera mano son estiércol, las personas no los querrán incluso si son gratuitos. No nos debería preocupar por cuántas “manos” han pasado los bienes; si el contenido es “oro” o “diamantes” genuinos, todos los valorarán. Lo que el Señor nos ha revelado es el mejor tesoro en el universo, sea o no de primera mano.
Ahora pasaremos algún tiempo en los “diamantes” hallados en 1 Juan. El capítulo 1 comienza diciendo: “Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante a la Palabra de vida” (v. 1). El Señor es la Palabra de vida que “era desde el principio” y fue manifestada para que los hombres la vieran y tocaran. Según los versículos 27 y 28 del capítulo 2, el Señor está en nosotros como unción: “La unción que vosotros recibisteis de Él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; pero como Su unción os enseña todas las cosas [...] así como ella os ha enseñado, permaneced en Él [...] Permaneced en Él, para que cuando Él se manifieste, tengamos confianza, y en Su venida no nos alejemos de Él avergonzados”. El versículo 27 dice que el Señor, como unción, permanece en nosotros y nosotros en Él, pero el versículo 28 habla de Su venida, dando a entender que tenemos que aguardar Su manifestación y venida. Esto pareciera ser una contradicción. Si él permanece en nosotros, ¿por qué necesitamos estar a la espera de Su venida? Esto muestra que no podemos comprender la Biblia con nuestra mente natural; necesitamos la experiencia en nuestro espíritu.
Aunque la Biblia contiene doctrinas, ella se centra en la vida y en la experiencia que tenemos de esta vida. No podemos entender la Biblia meramente como doctrina. Aunque 1 Juan 2:27-28 pareciera ser contradictorio, es una realidad en nuestra experiencia. El Señor es maravilloso. Por un lado, Él viene; por otro, Él ha estado aquí por mucho tiempo. En otras palabras, Él viene de nuevo, mas Él está en nuestro espíritu. Él es verdaderamente misterioso. Por una parte, Él permanece en nosotros para ser nuestra vida y unción, y nosotros experimentamos el hecho de que Él mora en nosotros, pero, por otra, nosotros permanecemos en Él hasta que Él venga.
En nuestro estudio de la Biblia y en los mensajes que damos, nosotros enfatizamos la experiencia. Como resultado de ello, algunos que enfatizan las doctrinas se oponen a nosotros. Leí en un libro que Martín Lutero enfatizó la verdad acerca de la justificación por la fe a tal grado que se olvidó de la vida interior. Él incluso criticó a sus contemporáneos que enfatizaron la vida interior. John Calvin y Kaspar Schwenckfeld fueron teólogos y contemporáneos el uno del otro. Schwenckfeld se centró en la vida y escribió acerca del árbol de la vida, la Nueva Jerusalén y el espíritu, pero Calvin consideraba que Schwenckfeld estaba poseído por demonios. Esto me consoló y me hizo comprender que cuando nos centramos en la experiencia de vida, es fácil ser acusados de tener doctrinas contradictorias.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.