Visión la práctica y la edificación de la iglesia como cuerpo de Cristo, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-7643-3
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
ISBN: 978-0-7363-7643-3
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
Font Size
Nuestra actitud tiene que ser liberal y no deberíamos estar divididos. No obstante, practicar la unidad no es muy fácil. Cuando algunos vinieron entre nosotros con la práctica de hablar en lenguas, les rogué que no insistieran en esta práctica ni la impusieran. Dije: “Si desean hablar en lenguas, háganlo, y si otros no desean hablar en lenguas, permítanselo. Si imponen esto sobre los demás, causarán una división”. En aquel entonces sólo aproximadamente un veinte por ciento de los santos estaba de acuerdo con hablar en lenguas. Les dije a ellos que si insistían en su práctica, eso iba a ahuyentar el ochenta por ciento. Luego sólo quedarían aquellos que están de acuerdo con hablar en lenguas. Entonces, ¿qué necesidad habría de juntarnos para practicar la vida de iglesia? Sería lo mismo que si hubieran permanecido donde estaban antes. Finalmente, algunos dejaron de reunirse con nosotros porque no queríamos imponer la práctica de hablar en lenguas.
Muchos hermanos pueden testificar que no me molestó lo que practicaban. Podríamos incluso aceptar que toquen la pandereta. Sin embargo, ellos debían haber tomado cuidado de los sentimientos de los demás. Esta reunión no le pertenece a alguien en particular. Es una reunión de la iglesia, y la iglesia incluye a todos los creyentes. Debemos llevar la responsabilidad en este asunto. No debemos ser personas que insisten en una práctica. Debemos ser liberados de estas cosas. A menos que algo sea verdaderamente pecaminoso, podemos aceptarlo, porque ninguno de estos asuntos se toca en los siete “unos”.
No pensemos que esto es un asunto insignificante. Debemos conocer la enseñanza apropiada acerca de muchos asuntos diferentes. Sin embargo, conocer la enseñanza es una cosa, pero nuestra actitud es otra. Según Romanos 14, el apóstol Pablo estaba muy claro en cuanto a los asuntos de guardar los días y comer alimentos. Sin embargo, su actitud era muy liberal. Él no les dijo a las personas qué era correcto y qué era incorrecto. En cuanto a la enseñanza, él estaba muy claro, pero en cuanto a la actitud, era muy liberal. Por ejemplo, sabemos que el bautismo por inmersión es apropiado, pero si alguien insiste en el bautismo por aspersión, no discutiremos con él. Si siente paz con hacerlo, puede hacerlo. Somos liberales en este asunto porque el método del bautismo no se incluye en los siete “unos”. A fin de guardar la unidad, debemos desechar ciertas cosas. Si no las desechamos, causaremos divisiones. Podríamos ser uno con aquellos que no están de acuerdo con la inmersión. Sin embargo, es posible que ellos no tengan paz, y siempre estén pensando cómo convencernos a que aceptemos la aspersión. No debemos ser así. No tenemos intención alguna de convencer a otros a que nos sigan, así que de la misma forma, ellos no deberían intentar convencernos.
Tenemos que ser muy liberales, y al mismo tiempo guardar siempre la unidad y asirnos al misterio de la fe. Tenemos que estar dispuestos a sacrificar nuestras vidas por guardar la fe, pero en cuanto a otros asuntos, debemos ser liberados. Si hacemos esto, tendremos la unidad. De otra manera, podríamos decir que tenemos la unidad, pero nuestra verdadera unidad sería incierta. Por una parte, nos asimos estrictamente al misterio de la fe, a saber, que Dios es el Dios Triuno que se encarnó como hombre para mezclarse con nosotros por medio de Su redención. Debemos asirnos a esto incluso al punto de sacrificar nuestras vidas. Sin embargo, en cuanto a otros asuntos tenemos que ser liberales. Todas las divisiones, denominaciones y sectas surgen como resultado de que nos aferremos a otros asuntos aparte de los siete “unos”.
El segundo punto principal de Efesios 4 tiene que ver con los dones, es decir, las personas dotadas. En última instancia, el propósito de todas las personas dotadas es la edificación del Cuerpo. Este pensamiento puede hallarse incluso en el Antiguo Testamento. Efesios 4:8 es una cita de Salmos 68:18, que dice: “Has subido a lo alto; has llevado cautivos a los que estaban bajo cautiverio; / has recibido dones de entre los hombres, / incluso de entre los rebeldes, / para que Jehová Dios more entre ellos”. La versión New Translation de Darby en su traducción usa las palabras: “Has recibido dones en el Hombre”, es decir, como hombre, en conexión con la humanidad. Cuando Cristo ascendió a los cielos, Él aún era un hombre, y en el hombre y como hombre, Él representó al hombre. Como representante del hombre, Él recibió dones de Dios, incluso de entre los rebeldes, para que Jehová Dios pudiese morar entre los hombres. Aun en el Antiguo Testamento se encuentra el pensamiento de que los dones que Cristo recibió del Padre y le dio a la iglesia tenían como propósito edificar una morada para Dios. Cristo en Su naturaleza humana como hombre, quien representa al hombre, recibió dones de entre los hombres, y los dio a Su iglesia para que Dios pudiese tener una morada.
Todos los dones sirven para la edificación de la morada de Dios. Muchas sectas, divisiones y denominaciones han llegado a existir debido a que las personas dotadas no estaban claras en cuanto a este propósito. Si observamos la situación y leemos la historia de la iglesia, veremos que la mayoría del tiempo, donde había una persona dotada, se creaba una división. Por ejemplo, no me gusta criticar a D. L. Moody, puesto que él no efectuó su obra para una denominación. No obstante, actualmente podemos ver una supuesta iglesia de Moody. Muchas personas dotadas no estaban claras respecto al hecho de que sus dones, o ellos mismos como dones, no tenían como fin su propia obra, sino la edificación de la iglesia. Consideremos la situación actual. Casi todas las personas dotadas tienen cierta clase de obra. Su ministerio se efectúa para esa obra, y esa obra llega a ser el centro de su ministerio. Esto está mal. El centro del ministerio tiene que ser las iglesias locales.
Según el Nuevo Testamento, los apóstoles no llevaron a cabo obra alguna con miras a su propio ministerio. Todo lo que hicieron tenía como fin la edificación de las iglesias locales. Algunas personas dotadas podrían discutir, diciendo: “Nosotros también estamos edificando la iglesia, no las iglesias locales sino la iglesia universal”. Este concepto queda demasiado “en el aire”. Si no tenemos la iglesia local, ¿cómo podemos tener la iglesia universal? ¿Acaso la iglesia universal no está en la tierra? No podemos ver la iglesia universal de manera práctica. Edificar la iglesia es edificar la iglesia en Éfeso, la iglesia en Esmirna, la iglesia en Tiatira o la iglesia en alguna otra localidad (Ap. 1:11). En el Nuevo Testamento no vemos que los apóstoles edificaran únicamente la iglesia universal. Lo que hicieron fue edificar las iglesias locales. Si prestamos nuestra atención a obrar con miras a las iglesias locales en vez de nuestro propio ministerio, todas las divisiones desaparecerán. Esto no es algo insignificante. ¿Están ustedes obrando para las iglesias locales o están obrando para su ministerio?
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.