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Llevar fruto que permanece, tomo 1por Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6314-3
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Actualmente disponible en: Capítulo 9 de 17 Sección 1 de 2

Debemos leer con repetición, leer con énfasis,
leer de manera revitalizante y orar-leer

Los versículos de la Biblia que se hallan en Lecciones de vida no necesariamente han sido citados completamente sino parcialmente, de una manera económica, según la necesidad. Por lo tanto, los versículos se citan de manera concisa —pues no son ni muy largos ni muy cortos— y adecuada, por lo cual son muy apropiados para los nuevos creyentes. Además, las explicaciones son concisas y adecuadas, y no requieren explicación adicional. Lo único que se necesita es leer con repetición y leer con énfasis. Leer con repetición es leer repetidas veces una frase, y leer con énfasis es leer enfatizando las palabras.

Además de leer con repetición y leer con énfasis, también debemos “leer de manera revitalizante”. Leer de manera revitalizante es hacer lo que hemos mencionado anteriormente con el ejemplo de Génesis 1:1. A medida que leemos este versículo, podemos dar gracias a Dios, agradeciéndole por haber creado los cielos, la tierra, y a usted y a mí. Leer de esta manera nos revitalizará. Esto es aplicar la palabra de manera flexible sin apartarnos del tema y los puntos principales. Hemos visto la necesidad de leer con repetición, de leer con énfasis y de leer de manera revitalizante. Ahora, debemos también añadir orar-leer.

Si queremos leer la Biblia de manera viviente, no podemos omitir ninguna de estas maneras de leer. Por ejemplo, cuando leemos un versículo y nos parece muy bueno, podemos primeramente leerlo con repetición, luego leerlo con énfasis, luego leerlo de manera revitalizante y finalmente orar-leerlo. Estas cuatro maneras, al combinarse, forman un método muy eficaz de leer la Palabra. Orar-leer incluye el leer con repetición, el leer con énfasis y el leer de manera revitalizante. Estas cuatro maneras juntas constituyen el mejor método de lectura. Esto no simplemente se basa en lo que hemos pensado, sino en lo que hemos experimentado.

En las reuniones de hogar, los himnos también son indispensables. Por esta razón, hemos añadido un himno a cada lección. Debemos aprender a usar los himnos de manera flexible y no cantar siempre de manera rígida. Por ejemplo, si un himno tiene seis estrofas, no es necesario que cantemos todas las estrofas. Tal vez podríamos cantar solamente la estrofa más apropiada. Si solamente el coro es el más apropiado, podemos cantar el coro solamente. A veces necesitamos acompañar el himno con un breve testimonio, no un testimonio largo que pueda consumir mucho tiempo. Nunca debemos extender el significado del texto ni desarrollar un entendimiento basado en nuestras propias deducciones. Nunca debemos pensar que somos personas de mucha experiencia. Una vez que nos extendamos y empecemos a deducir, fácilmente nos desviaremos del tema y de la línea central.

ALGUNOS ASUNTOS RELACIONADOS
CON LAS REUNIONES DE HOGAR

La reunión del partimiento del pan

Necesitamos tener comunión acerca de algunos asuntos relacionados con las reuniones de hogar. Todos sabemos que las reuniones de hogar son lo más importante de nuestra práctica actual. Todos debemos aprender a ejercitar nuestro espíritu para discernir la condición de las personas y observar todas las situaciones para poder tomar las decisiones correctas en cada una de ellas.

Tomemos por ejemplo la reunión del partimiento del pan. No tenemos una regla establecida para esta reunión. Por ejemplo, después de conducir la reunión de hogar en cierta casa unas tres o cinco veces, o incluso diez o veinte veces, debemos establecer la reunión de la mesa del Señor para ellos. Podemos comparar esto al hecho de estudiar; después de leer unas cuantas lecciones, debemos darles un currículo avanzado. Si primero no observamos su situación, no debemos tomar ninguna decisión en cuanto a establecer la reunión de la mesa del Señor. Primero debemos estudiar su condición, guiándolos en una reunión tras otra. Debemos llevarlos al punto en el cual sintamos que la condición interna de los pocos que han sido salvos en esa casa es estable delante del Señor. Además, debemos fijarnos en que no haya nada relacionado con los ídolos en los muebles o en los alrededores de la casa y que no haya nada que pueda traer perjuicio al testimonio del Señor. Una vez que la condición del hogar sea propicia, podemos guiarlos a empezar a partir el pan. Por esta razón, no tenemos una regla establecida en cuanto a este asunto.

Después que este hogar haya empezado a partir el pan, podría llegar al punto en que sea necesario unirlo a otros dos o tres hogares para partir el pan juntos. El momento apropiado para hacer esto depende de la condición del hogar y del sentir que tengamos en nuestro interior. No es posible establecer una regla al respecto.


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