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Iglesia gloriosa, Lapor Watchman Nee

ISBN: 978-0-87083-971-9
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EL DESCANSO DE DIOS

Entre los seis días de la obra creadora de Dios, la creación del hombre fue distinta. Dios realizó toda Su obra durante los seis días con este propósito. Su verdadera meta era crear al hombre, y para hacerlo, Dios primeramente tenía que recuperar la tierra y los cielos arruinados. (Génesis 2:4 dice: “Estos son los orígenes de los cielos y de la tierra cuando fueron creados, el día que Jehová Dios hizo la tierra y los cielos”. La expresión “los cielos y la tierra” alude a la creación en el principio, pues en aquel tiempo los cielos fueron los primeros en ser formados y luego la tierra. Pero la segunda parte: “el día que Jehová Dios hizo la tierra y los cielos” se refiere a Su obra de recuperación y restauración, puesto que en esta obra primero se ocupó de la tierra y luego del cielo.) Después de restaurar la tierra y el cielo arruinados, Dios creó al hombre que deseaba. Después del sexto día, vino el séptimo día; en aquel día Dios descansó de todo Su trabajo.

El descanso viene después del trabajo; el trabajo tiene que venir primero, y luego puede seguir el descanso. Además, el trabajo debe ser terminado de manera completa y satisfactoria antes de que pueda haber un descanso. Si el trabajo no es terminado de esta manera, nunca podrá haber descanso para la mente o para el corazón. Por consiguiente, no debemos tomar a la ligera el hecho de que Dios descansó después de seis días de creación. El hecho de que Dios descanse es algo importante. Era necesario que El ganara cierto objetivo antes de poder descansar. ¡Cuán grande debe ser el poder que incitó al Creador Dios a descansar! Se necesita la mayor fuerza para incitar a Dios, quien planea tanto y quien está tan lleno de vida, a descansar.

Génesis 2 nos muestra que Dios descansó en el séptimo día. ¿Cómo Dios pudo descansar? El final de Génesis 1 relata que eso sucedió porque “vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera” (v. 31).

Dios descansó el séptimo día. Antes del séptimo día, tenía cosas que hacer, y antes de Su trabajo, tenía un propósito. Romanos 11 menciona la mente del Señor y Sus juicios y caminos. Efesios 1 habla del misterio de Su voluntad, Su beneplácito y Su propósito predeterminado. Efesios 3 también habla de Su propósito predeterminado. Con estas escrituras deducimos que Dios no es solamente un Dios que obra, sino un Dios que se propone y planea. Cuando El se deleitaba en trabajar, se puso a trabajar; El trabajó porque deseaba trabajar. Cuando El tuvo satisfacción en Su trabajo, descansó. Si deseamos conocer la voluntad de Dios, Su plan, Su beneplácito y Su propósito, todo lo que necesitamos hacer es mirar lo que le hizo descansar. Si vemos que Dios descansa en cierta cosa, entonces podemos saber que se trata de algo que El estaba buscando originalmente. El hombre tampoco puede descansar en algo que no lo satisface; él debe conseguir lo que busca y entonces tendrá descanso. No debemos considerar este descanso a la ligera, pues su significado es muy importante. Dios no reposó durante los primeros seis días, pero sí lo hizo el séptimo día. Su reposo revela que Dios realizó el deseo de Su corazón. El hizo algo que le complacía. Por consiguiente, El pudo descansar.

Debemos considerar la expresión “he aquí” en Génesis 1:31. ¿Cuál es su significado? Cuando compramos algo que nos satisface particularmente, lo miramos en todos los ángulos. Esto queda implícito en la expresión “he aquí”. Dios no echó un vistazo a todo lo que había hecho y vio que era bueno. Por el contrario, El contempló todo lo que había hecho y vio que era muy bueno. Debemos considerar que Dios estaba allí en la creación mirando lo que El había hecho. La palabra “reposó” declara que Dios estaba satisfecho, que Dios se deleitaba en lo que había hecho; proclama que el propósito de Dios fue alcanzado y Su beneplácito fue cumplido a lo sumo. Su obra fue perfeccionada hasta el punto de no poder mejorar.

Esta es la razón por la cual Dios mandó que los israelitas observaran el sábado en todas sus generaciones. Dios buscaba algo. Dios buscaba algo que lo satisfaciera, y lo logró; por lo tanto, descansó. Este es el significado del sábado. No tiene que ver con comprar menos o de caminar pocas millas. El sábado nos dice que Dios tenía un deseo en Su corazón, un requisito que al llenarse le satisfacería, y que una obra había de realizarse para que se cumpliera el deseo de Su corazón y Su requisito. Puesto que Dios logró lo que quería, tiene Su reposo. No se trata de un día específico. El sábado nos dice que Dios ha cumplido Su plan, alcanzado Su meta, y satisfecho Su corazón. Dios es aquel que exige satisfacción y es también aquel que puede ser satisfecho. Después de tener lo que desea, Dios descansa.

¿Qué, pues, trajo reposo a Dios? ¿Qué es lo que le dio tanta satisfacción? Durante los seis días de la creación, había luz, aire, pasto, hierbas y árboles; estaban el sol, la luna y las estrellas, los peces, pájaros, ganado, animales que se arrastran y bestias. Pero en todas estas cosas, Dios no encontró reposo. Finalmente, allí estaba el hombre, y Dios reposó de toda Su obra. Toda la creación antes del hombre era algo preparatorio. Todo el anhelo de Dios se centraba en el hombre. Cuando Dios ganó a un hombre, estuvo satisfecho y descansó.

Leamos nuevamente Génesis 1:27-28: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra”. Leamos ahora Génesis 1:31 con Génesis 2:3 “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera... Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación”. Dios tenía un propósito, y este propósito consistía en ganar a un hombre, un hombre con autoridad para gobernar la tierra. La realización de este propósito era lo único que podía satisfacer el corazón de Dios. Si se lograba eso, todo estaría bien. En el sexto día, se cumplió el propósito de Dios. “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera ... y ... el séptimo día reposó de toda la obra que había hecho”. El propósito y el anhelo de Dios fueron logrados; El podía parar y descansar. El descanso de Dios se basó en este hombre que tomaría dominio.


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