Entrenamiento de perfeccionamientopor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-4812-6
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
ISBN: 978-0-7363-4812-6
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
Font Size
De acuerdo con el contexto de este versículo que nos insta a orar sin cesar, nosotros no debemos apagar el Espíritu. Esto significa que debemos vivir a Cristo. No es orar sin cesar por sus negocios, por los buenos alimentos, por buenas bendiciones, por esto o por aquello. ¡No! Orar sin cesar es orar de modo que el Espíritu en su interior nunca se apague. Esto simplemente significa que Cristo tiene que vivir en su interior. Usted necesita orar pidiendo que sea Cristo quien viva en usted y que usted lo viva a Él. Para esto nosotros necesitamos orar durante todo el día. Esto equivale a respirar. Nuestra respiración nunca cambia. Veinticuatro horas al día respiramos de la misma manera; nunca cambiamos el tema de nuestra respiración. Podremos cambiar nuestra dieta muchas veces, pero nunca cambiaremos nuestra respiración. Incluso mientras estoy hablando, sigo respirando sin cesar para mantenerme vivo. Usted debe hacer esta clase de oración como una respiración incesante, a fin de mantenerse viviendo a Cristo.
Ésta es una palabra alentadora. La única manera de tratar con su peculiaridad es vivir a Cristo. Cuando viven a Cristo, no se viven a sí mismos. Entonces su peculiaridad desaparece. Mientras usted se viva a sí mismo, su peculiaridad estará ahí. Cuando usted vive a Cristo, usted no se vive a sí mismo, y espontáneamente su peculiaridad es aniquilada. Ya sea que ustedes sean rectos, peculiares, comunes u ordinarios, no tomen medidas para eliminar su peculiaridad. Mientras no vivan a Cristo, la peculiaridad seguirá allí. Olvídense de su peculiaridad y sólo practiquen una cosa: vivir a Cristo. Pablo dijo: “Para mí el vivir es Cristo” (Fil. 1:21). Si ustedes entran en el espíritu que Pablo manifiesta en sus escritos, especialmente en Efesios, Colosenses, Filipenses y Gálatas, pueden ver que él ciertamente practicaba el vivir a Cristo. Él hizo de esto su hábito. Antes de que él fuera salvo, su práctica consistía en vivir por la ley. Pero después que él fue salvo, su aspiración era ser hallado en Cristo. ¿Cómo podía él ser hallado en Cristo? No hay otra manera más que vivir a Cristo. Cuando Pablo vivía a Cristo, ciertamente era hallado en Cristo. Es posible que seamos buenos cristianos; aun así, cuando nos encontramos con la gente, ellos no nos hallan en Cristo; sino más bien nos hallan en la cultura, en la política, en la educación, en los dólares, en los negocios o en otros asuntos. Es probable que nos hallen en muchas otras cosas, pero no en Cristo.
Pero si vivimos a Cristo momento a momento, desde la mañana hasta la noche, cuando las personas nos encuentren y donde sea que nos encuentren, ellos nos hallarán en Cristo. Por las palabras de Pablo podemos ver que él era serio y estaba desesperado; no cabe duda que él practicaba mucho este hábito. A partir de ahora les daré un encargo en el entrenamiento de perfeccionamiento, que es, todos nosotros hemos recibido esta palabra: vivir a Cristo, entonces vayan y practiquen este único asunto. Cada día, cada hora, cada minuto, incluso cada segundo, en cualquier cosa que estén haciendo, deben practicar el vivir a Cristo.
Esto se lleva a cabo al orar sin cesar. Todo el tiempo deben orar: “Señor, vive a través de mí. Señor, vive a través de mí”. En el trabajo, en la cocina, mientras lavan ropa, oren: “Señor, vive a través de mí”. Todos necesitamos practicar esto. Cuando los niños están aprendiendo a tocar el piano, ellos deben practicar apropiadamente cada día. No necesitan muchas lecciones, pero sí necesitan mucha práctica. Para ser un buen pianista uno debe practicar muchas horas al día. Algunos pianistas sobresalientes pueden practicar hasta quince horas al día. Si ellos perdieran tres días de práctica, por su forma de tocar, cualquier experto se daría cuenta de que ellos dejaron de practicar. Para vivir a Cristo, debemos practicar no sólo quince horas al día, sino veinticuatro horas al día. Lo que estamos impartiendo en este entrenamiento es una lección. Y la lección más crucial es que necesitan irse a sus casas y practicar. Pablo dice: “Para mí el vivir es Cristo [...] a fin de conocerle [...] para ganar a Cristo [...] y ser hallado en Él”. Ésta era la aspiración que lo llevaba a vivir a Cristo habitualmente. Por muchos años yo he probado una u otra manera a fin de poder avanzar, pero ahora puedo decirles que es crucial que cultivemos la práctica de vivir a Cristo. Tomen esta lección y practíquenla. Ahora, por la próxima media hora ustedes pueden hacer algunas preguntas.
Pregunta: ¿Cuándo el hermano Pablo aprendió la lección de vivir a Cristo?
No lo sé, pero de todos modos él aprendió la lección. En cierto sentido usted no necesita averiguar estas cosas. Él lo practicó, así que usted debe practicarlo. Hacer semejante pregunta significa que usted es como un estudiante de teología, estudiando el tiempo, la geografía y cosas así. No hagan preguntas teóricas, hagan algunas preguntas prácticas.
Pregunta: hermano Lee, yo creo que cuando usted dice que debemos ejercitarnos en vivir a Cristo, está diciendo que cultivemos la práctica de ejercitar nuestro espíritu. El problema es que no lo hacemos, por más que conocemos esto por muchos años y sabemos que debemos ejercitar nuestro espíritu. ¿Qué puede despertar en nosotros el deseo de ejercitar nuestro espíritu?
Verdaderamente, usted tiene que orar: “Señor, envíame doce ángeles que me recuerden minuto tras minuto que debo ejercitar mi espíritu, que debo vivir a Cristo y que debo vivir a Cristo habitualmente”. Mi experiencia en esto es exactamente igual a la suya. Yo sabía que debía vivir Cristo y sabía que debía ejercitar mi espíritu, pero cada día no lo practicaba adecuadamente. Pero después de ponerlo en práctica por muchos días, mi hábito mejoró. Esto no quiere decir que soy tan victorioso. Incluso Pablo, al escribir Filipenses, dijo que él no consideraba haberlo alcanzado, pero que él proseguía. El asunto de vivir a Cristo no es tan simple. El apóstol Pablo nunca nos dijo que él tuvo éxito, y sus escritos indican que no estaba totalmente maduro en este respecto. Casi cada mañana yo he orado: “Señor, hazme recordar durante todo el día que yo debo vivirte”. Uno de los salmistas pidió al Señor que pusiera un guarda a su boca (Sal. 141:3). Esto significa que necesitamos que el Señor nos lo recuerde. Es muy fácil olvidarnos de esta práctica. Debemos estar desesperados por edificar esta clase de hábito. Debemos ofrecer esta oración muchas veces: “Señor, vive a través de mí”. Es necesario que practiquemos esto.
Pregunta: Parece que a veces cuando procuro vivir a Cristo, no lo consigo, y en otras ocasiones espontáneamente uno simplemente vive a Cristo. No comprendo esta experiencia. Ayer yo estaba tratando de compartirle a una persona. Realmente quería que algo de vida fluyese a ella, pero yo estaba tan muerto. Traté de ejercitarme y entrar en mi espíritu, pero nada salió. Pero hoy, cuando vi a la misma persona, aun sin proponérmelo, espontáneamente algo fluyó. ¿Eso fue por causa de mi oración de ayer?
Basado en mi limitada experiencia, yo diría esto: si nosotros tratamos de vivir a Cristo alejándonos, o apártandonos de la oración, no lograremos nada. No traten de vivir a Cristo; solamente oren. Es sólo mediante una oración viva y continua, una oración a manera de respiración incesante, que nosotros espontáneamente viviremos a Cristo. Si nosotros nos proponemos vivir a Cristo, en realidad estamos viviendo nuestro yo. Es por eso que Pablo nos insta a orar sin cesar, lo cual simplemente significa frenar nuestro propio esfuerzo. Si usted no ora, pero procura hacer algo, eso es su propio esfuerzo. Este punto es como un pequeño tornillo en una gran maquinaria. Cuando ésta opera, depende de los pequeños tornillos. Orar en lugar de procurar vivir a Cristo, es una cosa pequeña; aun así, es muy crucial. No se proponga que tratará de vivir a Cristo; más bien, durante todo el día ore: “Señor, vive a través de mí”. No intente vivir a Cristo para que otros lo vean. Simplemente tenga la aspiración de vivir a Cristo. Esto requiere que usted ore todo el tiempo.
Pregunta: El tipo de trabajo que yo hago requiere de mucha concentración. Muchas veces entro en la Palabra, pero descubro que estoy fuera de mi espíritu y no estoy viviendo a Cristo. ¿Qué debemos hacer cuando estamos trabajando o estudiando y descubrimos que nos hallamos fuera de Cristo? ¿Cómo podemos mantener esta oración viva mientras estamos concentrados en nuestro trabajo?
Nuevamente necesitamos practicar cómo orar. No importa cuán ocupados estemos y cuán pesada sea nuestra carga, debemos cultivar la práctica de orar. Mientras usted está hundido en su carga de trabajo, usted debe orar. Practique esto. Claro que esto aún no es un hábito en nosotros; es por eso que nosotros necesitamos practicar. No importa cuán ocupado usted esté, nunca puede dejar de respirar. Así nosotros debemos practicar esta clase de oración sin importar cuánto trabajo tenemos. Incluso mientras yo estoy hablando, debo en cierto modo mantenerme en contacto y oración con el Señor; o sea, debo mantener un espíritu de oración. Aprendan a practicar esto. Esto es muy, pero muy crucial. La verdadera santidad, la verdadera victoria, la verdadera espiritualidad están aquí. Incluso la verdadera vida de iglesia está aquí. Si practicamos de esta manera, viviremos a Cristo y entonces obtendremos la victoria. Así pues, no importa en que clase de situación nos hallemos, debemos practicar esta clase de oración de respiración.
Pregunta: ¿Hay mucha relación entre el crecimiento en vida y el hecho de vivir a Cristo? Usted dijo que la transformación es simplemente para hacernos flexibles. ¿Es eso una obra externa que se realiza sobre nosotros o aún tiene que ver con ser saturados e impregnados con el Señor? Este aspecto de la transformación parece ser un poco diferente de lo que usted ha compartido con nosotros en el pasado.
Cuando cultivamos la práctica de vivir a Cristo, sin duda le damos al Señor bastante terreno y bastante oportunidad para cambiar nuestro ser. Debemos reconocer que nuestro ser natural es tan tosco y tan rebelde que simplemente no concuerda con el vivir de Cristo. Como un aprendiz principiante, le es difícil vivir a Cristo debido a que su ser es tosco y silvestre. Incluso cuando ora, su ser permanece tosco y silvestre. Pero si practicamos y seguimos practicando, el Señor gradualmente hará algo que transformará nuestro ser natural, tosco y silvestre. Entonces nuestro ser encajará con el vivir de Cristo. Ésta es la definición apropiada de la transformación. Quizás pensábamos que la transformación sólo producía un cambio en nuestra naturaleza. Aunque esto es correcto, también tiene como propósito que nosotros vivamos a Cristo. La meta de la transformación no es sólo cambiarnos, sino calibrarnos a fin de que encajemos en el vivir de Cristo. La clave para esto es la práctica. Si usted practica vivir a Cristo, todas estas cosas se manifestarán en su ser. Gradualmente muchas cosas le ocurrirán si practica a Cristo.
Pregunta: hermano Lee, ¿podría compartir más y darnos alguna dirección para que nuestra práctica no se convierta en una especie de autosuperación o comportamiento? De otra manera podríamos decidir orar sin cesar e invertir nuestra energía para hacerlo. Entonces tal vez entremos en un ciclo de intentos, fracasos, condenación y darnos por vencidos. Ciertamente pienso que hay tal capacidad en nuestro ser para distorsionar lo que oímos y convertirlo en un tipo de conducta. ¿Hay algo que usted nos pueda compartir para ayudarnos a tomar la palabra de una manera simple y pura? De otro modo, es posible que intentemos comportarnos como si estuviéramos viviendo a Cristo.
Usted no necesita tomar una decisión y tampoco necesita hacer una gran resolución. No necesita pensar cómo intentar mejorar. Olvídese de todas estas cosas. Necesita una sola cosa: orar. Aprenda a orar en todo momento. Aprenda a contactar al Señor. Tomar una decisión en este asunto no es muy efectivo; al contrario, siempre resulta en fracaso. Si usted intenta comportarse bien, quizás lo logre por tres semanas, pero a la postre fracasará. Olvídese de estas cosas y simplemente practique una sola cosa, esto es, orar. Practique orar durante todo el día.
El fundamento básico para que podamos orar es que amamos al Señor. Nosotros simplemente lo amamos; por lo tanto, lo buscamos, nos agrada tener contacto con Él y nos gusta ofrecerle nuestras oraciones. Nos agrada invocarlo. La piedra fundamental es el amor hacia el Señor. Yo simplemente amo al Señor. Aquí podemos recordar el Cantar de los cantares. En este libro la buscadora del Señor llega a estar tan desesperada que sólo conoce a una sola persona y sólo busca a esa persona. Esto es lo que nos muestra Cantar de los cantares. Además, este libro está lleno de oraciones. La buscadora está todo el tiempo orando a su amado. Hay una atmósfera de oración. Lo más útil para nosotros es ofrecer oraciones sin cesar, oraciones de respiración. Pero debemos tener como fundamento amar al Señor.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.