Economía neotestamentaria de Dios, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-87083-252-9
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Hebreos enfatiza que esta Persona maravillosa hoy día es el Espíritu. En el Antiguo Testamento Dios habló a los padres por los profetas, pero en el Nuevo Testamento Dios nos habla en el Hijo (He. 1:1-2). Las palabras de introducción del capítulo uno nos presentan al Hijo, pero de aquí en adelante Hebreos se refiere al Espíritu. Hebreos 3:7-8a dice: “Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones”. Esto de nuevo nos muestra que el Hijo en el capítulo uno también es el Espíritu en el capitulo tres. En el capítulo uno Dios habla en el Hijo, pero en el capítulo tres el Espíritu Santo es el que habla.
El capítulo uno indica que en la era neotestamentaria Dios nos habla en el Hijo. En el texto original en griego no hay artículo delante de “Hijo”; por lo tanto, podemos decir que en el Nuevo Testamento Dios nos habla en Hijo. La Nueva Traducción de Darby de Hebreos 1:2 dice que en estos postreros días Dios “nos ha hablado en [la Persona del] Hijo”. Decir que Dios habla en el Hijo significa que Dios habla en la Persona del Hijo.
En el Antiguo Testamento Dios habló por medio de ciertos hombres, pero en el Nuevo Testamento, Dios mismo vino para hablar por la encarnación. Juan 1:14 nos dice que la Palabra, que era Dios mismo, se hizo carne. La encamación de Dios significa Dios hecho carne. Esta es la manera en la cual vino Dios. El vino para hablar en un hombre. Este hombre es el Hijo de Dios, Jesucristo. Que Dios viniera para hablar en este hombre significa que Dios vino para hablar en el Hijo, es decir, en la Persona del Hijo. La Persona del Hijo es Dios mismo. La característica principal de un hombre es la persona o la personalidad. En el hombre hay una persona, pero no se puede decir que en una persona hay un hombre. Esto quiere decir que, en Persona, Dios es uno con el Hijo. En el Hijo hay una Persona. La Persona del Hijo es el Padre. Esto es lo que damos a entender cuando decimos que Dios habla en la Persona del Hijo.
Hebreos 1:2 indica que en el Nuevo Testamento Dios habla en la Persona del Hijo, pero en el resto del libro de Hebreos, no hay ni un versículo que nos diga que el Hijo habla. La introducción del libro de Hebreos trata sobre el hablar de Dios en el Hijo, pero Hebreos 3:7 nos muestra que el Espíritu Santo es el que habla. En realidad, en el resto del libro de Hebreos el Espíritu es el que habla. Esto indica que Dios en el Hijo y el Hijo como el Espíritu es el que habla. Así que, la Trinidad divina es el que habla, como el Espíritu, quien es la consumación de la Trinidad divina en el libro de Hebreos. La Trinidad divina es Dios en el Hijo, y el Hijo como el Espíritu. En el libro de Hebreos el Padre habla en el Hijo como el Espíritu. También podemos decir que el Espíritu habla como el Hijo con el Padre. Hebreos nos dice que Dios habla en el Hijo, pero este libro también indica que el Espíritu habla. Por lo tanto, Dios habla en el Hijo como el Espíritu, y finalmente el Espíritu habla como el Hijo con el Padre.
El Espíritu Santo muestra, por medio del Lugar Santo y el Lugar Santísimo, que el camino al Lugar Santísimo aún no se había manifestado entretanto que el primer tabernáculo estuviese en pie (He. 9:8). El Espíritu Santo nos dice que cuando el antiguo tabernáculo estaba en pie, el camino para entrar al Lugar Santísimo aún no estaba abierto. Además, mediante esta ilustración, el Espíritu nos dice que el camino para entrar al Lugar Santísimo ha sido abierto y que el antiguo tabernáculo ha sido quitado. Hoy en día, no tenemos el antiguo tabernáculo sino el nuevo tabernáculo, es decir, Cristo. En el libro de Hebreos, el tabernáculo es Cristo, y hoy en día todas las ofrendas son Cristo. Cristo es hecho real como el Espíritu, así que cuando usted tiene al Espíritu, como un partícipe del Espíritu, usted tiene el tabernáculo y todas las ofrendas. El Nuevo Testamento es un libro de una Persona tan maravillosa e ilimitada, que reemplaza todo lo del Antiguo Testamento. Esta Persona no reemplaza a Dios ya que El es Dios mismo, sino que reemplaza a Moisés, a Aarón, el tabernáculo y todas las ofrendas, y Su pacto reemplaza al viejo pacto. Como el Espíritu eterno El es todo y está en todas partes y no es objetivo. Este Espíritu siempre es subjetivo dentro de nosotros. Este Espíritu eterno como la consumación del Dios Triuno procesado ha venido a ser nuestro disfrute eterno.
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