Ley y gracia de Dios en Su economía, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-1936-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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En la economía de Dios, los creyentes neotestamentarios no están bajo la ley, sino bajo la gracia (Ro. 6:14). En la actualidad, no somos los santos del Antiguo Testamento que están bajo la ley; más bien, como creyentes neotestamentarios, nos hallamos bajo la gracia de Dios.
A fin de llevar a cabo la economía de Dios y cumplir el propósito de obtener un organismo que exprese a Dios, se necesitan dos pactos. Uno es el pacto que se hizo originalmente, y el otro, el pacto que se añadió posteriormente, el cual debía haber sido innecesario. La Biblia usa dos mujeres para representar estos dos pactos: la primera es Sara, la esposa de Abraham como su mujer legítima, y la otra es Agar, quien era una concubina. En la Biblia, la posición de la ley es igual que la de una concubina, y no la de la mujer legítima. Por tanto, los hijos producidos por la ley cayeron en esclavitud y no podían ser considerados como los hijos libres de Dios (cfr. Gá. 4:22-31).
En el tiempo comprendido entre el pacto que Dios hizo con Abraham y el nuevo pacto que el Señor estableció mediante Su preciosa sangre, tenemos el pacto de Moisés. Moisés, quien representa por una parte a Dios, y por otra, a Israel, promulgó un pacto para estas dos entidades, y dicho pacto fue el antiguo pacto. El antiguo pacto, también llamado “el primero” en Hebreos 8, fue un pacto que había envejecido y estaba en decadencia y próximo a desaparecer (vs. 13b, 7a). Este primer pacto no debió haber existido, ya que no formaba parte del plan original de Dios, sino que fue añadido más tarde. Podemos ejemplificar esto de la siguiente manera: Una persona conduce su automóvil desde Anaheim hasta el aeropuerto de Los Angeles, y como no tiene planes de ir a ver un médico, calcula que llegará al aeropuerto en cincuenta minutos. No obstante, en el camino, tiene un accidente y queda herido. El automóvil es puesto a un lado, mientras que una patrulla de policía llama al médico. Esta es la historia de la ley del Antiguo Testamento. Según Romanos 5, la ley fue añadida, pues no formaba parte del plan original, sino que fue insertada posteriormente. La ley es el retrato de Dios, Su fotografía, pero no es Dios mismo. La fotografía vino primero, y luego la Persona le siguió. La ley es la fotografía de Dios, y la gracia es Dios mismo. Antes de venir, Dios envió una fotografía de Sí mismo para testificar de Su Persona y poner al descubierto la verdadera condición del hombre. Dios sabía que el hombre había caído hasta tal grado que estaba lleno del diablo y que tenía la vida y naturaleza del diablo, y aun al diablo mismo; así que, el hombre no podía andar conforme a la ley de Dios.
Cuando el Señor Jesús vino (mediante la encarnación de Dios), la gracia misma vino. La gracia, en la economía de Dios, está relacionada con el nuevo pacto, el cual es también llamado el segundo pacto, un mejor pacto (He. 8:13a, 7c, 6b). La ley exige que hagamos algo por nuestro propio esfuerzo; la gracia es Dios mismo que lo hace todo por nosotros. En realidad, nosotros no tenemos que hacer nada, y ciertamente no podemos hacer nada. Dios no exige que hagamos nada; El lo hace todo por nosotros desde el principio hasta el fin. Fue Dios quien llevó a cabo Su encarnación; fue El quien expresó Su vivir humano por treinta y tres años y medio; fue El quien efectuó una muerte todo-inclusiva en la cruz; fue también El quien entró en la resurrección; y fue El quien ascendió. Todo fue realizado por El. Nosotros sólo tenemos que apropiarnos de Sus logros y disfrutarlo a El como nuestro reposo. Esto es la gracia.
En la economía de Dios, la gracia de Dios es Su corporificación. Dios se hizo carne a fin de entrar en el hombre y mezclarse con él como una sola entidad; por consiguiente, El es Emanuel. El es el Dios-hombre: es Dios y a la vez hombre; y es hombre y a la vez Dios. En El, Dios y el hombre llegaron a ser uno. Este Emanuel, el Dios encarnado, es la gracia para que el hombre le disfrute (Jn. 1:1, 14). Aquí tenemos a una Persona que era Dios y se hizo hombre, el cual fue llamado Emanuel, y quien además fue llamado Jesús. El es la gracia. Espero que todos podamos ver esta visión y revelación. ¿Qué es la gracia? La gracia es Dios corporificado. Primero, Dios como Padre se corporificó en el Hijo, y luego el Hijo fue hecho real en nosotros como el Espíritu vivificante. Este Espíritu entra en nosotros como gracia, para que lo disfrutemos.
Debemos ver lo que es la gracia. La gracia es la corporificación de Dios, quien se hizo un Dios-hombre poseyendo tanto divinidad como humanidad, el cual llevó un vivir humano, murió, resucitó y entró en ascensión. Ahora El ha llegado a ser el Espíritu vivificante y mora en nosotros. Por esta razón, 2 Timoteo 4:22 dice: “El Señor esté con tu espíritu”, y luego añade: “La gracia sea con vosotros”. El hecho que el Señor esté con nuestro espíritu equivale a que la gracia sea con nosotros. El Señor es gracia para que le recibamos y le disfrutemos como nuestro suministro y experiencia.
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