Economía neotestamentaria de Dios, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-87083-252-9
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Hasta aquí, hemos visto la encarnación del Verbo, el vivir del Hijo en esta tierra y la muerte del Hijo en la cruz. La muerte del Hijo es todo-inclusiva, excelente y misteriosa. Después de la muerte hay resurrección. La resurrección del Hijo, que es el cuarto punto en la economía neotestamentaria de Dios, es aun más misteriosa que Su muerte.
En 1936 yo hablaba a un grupo de estudiantes en la vieja capital de la China, Peking. Su universidad era una de las universidades principales en la China. Después de que hablé, un estudiante joven vino y me dijo que lo que le molestaba acerca de la fe cristiana era la enseñanza de la resurrección. No podía entender cómo era que un hombre pudiera morir y ser resucitado. Había un trigal delante de la ventana donde estábamos. Señalando el trigal, le dije que ése estaba lleno de resurrección. Luego, le expliqué que cuando se siembra un grano de trigo en la tierra, se muere. Entonces después de que se muere, crece en resurrección. Le dije que en la naturaleza podemos ver resurrección por todas partes. De manera firme, le hice notar que un grano de trigo muere, pero no para en la muerte porque es por medio de su muerte que crece; de este modo, su crecimiento es por medio de su muerte. En realidad, un grano de trigo crece mediante su muerte. Como resultado de esta comunión, este estudiante joven fue capturado por el Señor.
Si sembráramos una piedrecita en la tierra, ésa nunca moriría ni crecería. La razón de esto es que no hay vida en la piedrecita. Todo lo que no tiene vida nunca puede morir. Una silla o una estatua no muere porque ninguna de ellas tiene vida. Cuando algo muere, eso es una prueba de que esa misma cosa tiene vida. La muerte, sin embargo, va seguida por la resurrección. El Nuevo Testamento nos dice que Cristo ha resucitado (1 Co. 15:4) y que todos nosotros los cristianos seremos resucitados (1 Ts. 4:16-17). Después del milenio, aun los incrédulos serán resucitados (Jn. 5:29; Ap. 20:5, 12). Debido a que cada hombre tiene vida, cada hombre morirá y será resucitado. Conforme alas Escrituras, hay diferentes resurrecciones. La resurrección de Cristo era las primicias (1 Co. 15:20). Luego, en Su regreso, habrá otra resurrección: la de los creyentes. Después del milenio, tendrá lugar la tercera clase de resurrección: la de los muertos y perecidos.
En Juan 12:24 el Señor Jesús nos dijo que El era un grano de trigo que vino a esta tierra no para vivir, sino para morir. El Señor Jesús vino a morir y vivió para morir. Cristo nació para vivir y vivió a fin de morir. En Lucas 12:50 el Señor nos dijo que El fue apremiado hasta que Su muerte fuese realizada. Esto muestra que El esperaba morir y que Su meta era la de morir. El Verbo se hizo carne para morir y Su muerte no era una terminación sino una iniciación. Su muerte introdujo la resurrección. Pedro, Jacobo y Juan atesoraban al Señor como un grano de trigo, y cuando el Señor Jesús les dijo que iba a morir, estaban perturbados. Estaban desilusionados a lo sumo. Después de que El dijo a los discípulos que iba a ser muerto, Pedro le dijo: “Dios sea propicio. Señor; ¡en ninguna manera esto te acontezca!” (lit., Mt. 16:22). Pedro estaba satisfecho con tener al Señor meramente como un grano de trigo, pero Jesús no estaba satisfecho con eso. El quería morir. La muerte fue Su iniciación debido a que por la muerte entró a la resurrección. La muerte introduce la resurrección y la resurrección es el producto de la vida. Si el grano de trigo no tuviera vida y si no muriera, nunca resucitaría. Debido a que un grano de trigo tiene vida, muere; esta muerte libera la vida en resurrección.
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