Economía de Dios, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-87083-536-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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La segunda etapa para introducir a Dios en el hombre se lleva a cabo mediante la segunda Persona de la Trinidad, el Hijo de Dios. Para comprender la segunda etapa de la economía de Dios, necesitamos saber lo que Cristo es. ¿Cuáles son los elementos que constituyen a Cristo? ¿Cuáles son los ingredientes que, combinados, constituyen a Cristo?
Son siete los elementos básicos que constituyeron esta maravillosa Persona, seis de los cuales fueron añadidos a lo largo de Su historia. En primer lugar, Cristo es la divina forma corpórea de Dios. Este primer elemento de Cristo es la divina esencia y naturaleza de Dios.
El segundo elemento, Su encarnación, es el mezclar de Su naturaleza divina con la naturaleza humana. Mediante Su encarnación, El introdujo a Dios en el hombre y mezcló la divina esencia de Dios con humanidad. En Cristo existe no solamente Dios, sino también hombre.
El tercer elemento que fue añadido a Sus naturalezas divina y humana fue Su vivir humano. Este glorioso Dios-hombre vivió en la tierra por treinta y tres años y medio y experimentó todas las cosas comunes y corrientes que constituyen la vida humana cotidiana. El evangelio de Juan, el cual enfatiza que El es el Hijo de Dios, también nos dice que El se cansaba, que le daba hambre y sed, y que lloraba. Los sufrimientos que experimentó también eran parte de Su vida cotidiana, e incluyeron muchas dificultades, problemas, pruebas y persecuciones terrenales.
Su experiencia de la muerte es el cuarto elemento. El descendió a muerte. Sin embargo, El no sólo entró en la muerte sino que pasó por muerte. Esto produjo una muerte muy eficaz. La muerte de Adán es terrible y caótica, pero la muerte de Cristo es maravillosa y eficaz. La muerte de Adán nos esclavizó a la muerte, mientras que la muerte de Cristo nos liberó de la muerte. Aunque la caída de Adán introdujo en nosotros muchos elementos malignos, la eficaz muerte de Cristo que está dentro de nosotros es el poder aniquilador que mata todos los elementos de la naturaleza de Adán.
Por lo tanto, en Cristo se encuentran la naturaleza divina, la naturaleza humana, la vida humana cotidiana con sus sufrimientos, y también la eficacia de Su muerte. Pero además hay otros tres elementos en Cristo. El quinto elemento es Su resurrección. Después de Su resurrección, Cristo no se despojó de Su humanidad para hacerse solamente Dios de nuevo. ¡Cristo todavía es hombre! Como hombre, El tiene mezclado con Su humanidad el elemento adicional de la vida de resurrección.
El sexto elemento que se encuentra en Cristo es Su ascensión. Por Su ascensión a los cielos, El está por encima de todos los enemigos, principados, potestades, dominios y autoridades. Todos están bajo Sus pies. Por lo tanto, mezclado con El está el poder trascendente de Su ascensión.
Finalmente, el séptimo elemento que se encuentra en Cristo es Su entronización. Cristo, el hombre que tiene la naturaleza humana, está entronizado en el tercer cielo como Cabeza exaltada de todo el universo. El está en los lugares celestiales como Señor de señores y Rey de reyes.
Necesitamos por lo tanto recordar estos siete elementos maravillosos que están en El: la naturaleza divina, la naturaleza humana, la vida humana cotidiana con sus sufrimientos, la eficacia de Su muerte, el poder de resurrección, el poder trascendente de Su ascensión y la entronización. Todos estos elementos están mezclados en este maravilloso Cristo.
Sin embargo, Dios no puede entrar en nosotros por el Hijo. Conforme a las primeras etapas de Su economía, el Padre se puso en el Hijo y el Hijo tiene los siete elementos mezclados dentro de Sí. Pero todavía necesitamos otra etapa, una tercera y última etapa para que Dios se dispense a Sí mismo en el hombre. La primera etapa fue que el Padre mismo se incorporó en el Hijo; la segunda etapa fue que el Hijo se encarnó en humanidad a fin de mezclar en El estos siete maravillosos elementos; la tercera etapa consiste en que tanto el Padre como el Hijo están ahora en el Espíritu. Todo lo que está en el Padre, está en el Hijo, y tanto el Padre como el Hijo, con todos los elementos que se encuentran en Cristo, son introducidos en el Espíritu.
Después de la ascensión del Señor, el Espíritu Santo ya no es lo mismo que el Espíritu de Dios de los tiempos antiguotestamentarios. El Espíritu de Dios en el Antiguo Testamento sólo tenía un elemento: la divina naturaleza de Dios. Como Espíritu divino, El no tenía los elementos de la naturaleza humana, la vida humana cotidiana, la eficacia de la muerte, la resurrección, la ascensión y la entronización. Hoy día, sin embargo, bajo la economía neotestamentaria, los siete elementos de Cristo han sido puestos en el Espíritu, y este Espíritu todo-inclusivo ha entrado en nosotros y está sobre nosotros. En otras palabras, El está en nosotros y nosotros en El. Este es el verdadero mezclar de Dios con el hombre, que podemos experimentar en cualquier momento. Estamos interna y externamente mezclados con el Espíritu Santo.
¿Qué es el Espíritu Santo? Es el Espíritu de Verdad (Jn. 15:26). Pero, ¿qué es la verdad? El significado de la palabra “verdad”, en griego, es realidad. Por lo tanto, el Espíritu Santo es el Espíritu de Realidad, la realidad plena de Cristo. Así como Dios habita corporalmente en Cristo, también Cristo es hecho real en la maravillosa Persona del Espíritu Santo. Cristo no está separado de Dios y el Espíritu no está separado de Cristo. Cristo es Dios expresado y el Espíritu es Cristo hecho real en la realidad misma.
“Porque el Señor es el Espíritu” (2 Co. 3:17). Este versículo prueba que el Espíritu Santo no está separado de Cristo. El Señor es Cristo mismo y es mencionado como el Espíritu. “Fue hecho ... el postrer Adán, espíritu vivificante” (1 Co. 15:45). Una vez más las Escrituras señalan que Cristo, el postrer Adán, es el Espíritu. Debemos admitir que este Espíritu vivificante es el Espíritu Santo.
Además, Dios el Padre también es el Espíritu (Jn. 4:24). Por tanto, las tres Personas de la Deidad son el Espíritu. Si Dios el Padre no fuera el Espíritu, ¿cómo podría El estar en nosotros y cómo podríamos nosotros tener contacto con El? Más aún, si Dios el Hijo no fuera el Espíritu, ¿cómo podría El estar en nosotros y cómo podríamos experimentarlo a El? Puesto que tanto el Padre como el Hijo son el Espíritu, nosotros podemos fácilmente tener contacto con Dios y experimentar a Cristo.
Veamos los siguientes versículos: “Un Dios y Padre ... el cual es ... en* [*El énfasis, expresado en bastardilla en citas de las Escrituras, es nuestro.] todos” (Ef. 4:6). “Jesucristo está en vosotros” (2 Co. 13:5). “...su Espíritu que mora en vosotros” (Ro. 8:11). Estos tres versículos revelan que Dios el Padre, el Hijo y el Espíritu están en nosotros. Entonces, ¿cuántas Personas están en nosotros? ¿Tres o una? No debemos decir que en nosotros hay tres Personas separadas, ni tampoco debemos decir que en nosotros hay una sola Persona, sino que el Tres-en-uno está en nosotros. Las tres Personas de la Deidad no son tres Espíritus, sino un solo Espíritu. El Padre está en el Hijo, y el Hijo, con Sus siete maravillosos elementos, está en el Espíritu. Cuando este maravilloso Espíritu Santo entra en nosotros, la Deidad es dispensada en nosotros. Debido a que las tres Personas están en un Espíritu, tenemos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo dentro de nosotros. Más adelante veremos que el Dios Triuno está en nuestro espíritu humano para ser nuestra vida espiritual interior. Esto es el centro mismo de la economía de Dios y éste es el método por el cual la Deidad se dispensa en nosotros. La meta de la economía divina es dispensar al Dios Triuno en un solo Espíritu dentro de nuestro espíritu humano. Por lo tanto, ahora debemos enfocar toda nuestra atención en vivir por el Dios Triuno, quien habita en nuestro espíritu humano. Si nos distraemos de esto, no obstante lo bueno y bíblico que otras cosas sean, sin duda erraremos el blanco de la economía de Dios. Hoy día el Señor está recobrando a Sus hijos por medio de hacer que se centren en esta meta de Su economía divina.
¡Señor, la vida en mí eres Tú,
Y todo para mí!
Subjetivo y disponible
Te experimento en mí.
Coro:
Tú, el Espíritu eres,
Querido y cerca a mí;
¡Cómo disfruto que estás
Tan disponible a mí!
En todas mis necesidades
Tú eres rico suplir;
Suficiente y preparado
Para aplicarte a mí.
Tu unción tan dulce con Tu poder,
Sostiene al débil hoy;
Con Tu suplir de energía,
Fortalecido soy.
Tu ley de vida en mi corazón,
Regula mi andar;
Las riquezas de Tu realidad
Me van a saturar.
Siempre uno conmigo eres Tú,
Unidad sin igual;
¡Un solo espíritu conmigo
Por la eternidad!
Himno número 47 de 100 Himnos Seleccionados
publicado por Living Stream Ministry
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