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Mensajes de la verdadpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6894-0
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Actualmente disponible en: Capítulo 2 de 11 Sección 3 de 3

PRACTICAR LA VERDAD

Por la misericordia del Señor, hemos tenido el fundamento de la vida, pero no hemos recibido de manera adecuada el resplandor de la luz. Esto permitió que alguien dijera que había sido comisionado para administrar todas las iglesias. Pero dicho administrador era más bien como un papa, y en el recobro del Señor no tenemos tal cosa. En los años que lleva el recobro del Señor en este país, siempre he sido muy cauteloso respecto al ejercicio de la autoridad. Conforme a la verdad, cada iglesia local tiene su propia jurisdicción y administración. Ninguna iglesia ni ninguna persona pueden administrar los asuntos de todas las iglesias. No obstante, alguien que carece de la verdad afirmó ser el administrador de todas las iglesias. El hecho de que tantos recibieran estas palabras indica que no conocían la verdad o que no la practicaban.

No debemos aceptar nada que sea contrario a la verdad, no importa quién lo diga. Incluso si el apóstol Pablo dijera algo diferente de la verdad hallada en el Nuevo Testamento, deberíamos rehusarnos a aceptar tales palabras. En lugar de ello, deberíamos decir: “Pablo, cuando escribiste las Epístolas, estabas bien con Dios. Pero ahora que estás hablando algo diferente, tú eres como aquel Pedro a quien el Señor Jesús reprendió en Mateo 16”. No debemos permitir que nadie, ni siquiera al apóstol Pablo, nos engañe. Debido a la falta del resplandor de la luz, se ha hecho cada vez más manifiesta la socavación del ministerio y también el intento por cambiar la naturaleza del recobro del Señor. Si mientras esto sucedía un hermano se hubiera levantado en defensa de la verdad, habría sido un héroe en cuanto a la práctica de la verdad. De ahora en adelante, cada iglesia que está en el recobro del Señor debe ser columna y fundamento de la verdad. Además, cada iglesia debe ser una estación de policía, y cada santo debe ser un policía activo que ejerce su función, conociendo la verdad y poniéndola en práctica.

Supongamos que un hermano que ha sido usado grandemente por el Señor en Su recobro se pusiera en pie en una reunión y les exigiera a los santos que lo adoren. De inmediato, cualquier hermano, hasta una hermana adolescente, debería pedirle que se calle, diciendo: “No podemos recibir el hablar de este hombre perverso porque está haciéndose un ídolo y nos está pidiendo que lo adoremos. En el pasado, él fue de mucha ayuda para el recobro del Señor, pero ahora su hablar es el hablar de Satanás. Yo amo al Señor, amo el recobro y amo a este hermano, pero estoy bajo el resplandor de la luz celestial y he recibido la verdad de que no debemos adorar a nadie, incluso a quien nos haya brindado más ayuda. Hacer semejante cosa no es conforme a la verdad, sino conforme a la falsedad de Satanás”.

ARMADOS CON LA VERDAD

La iglesia en el recobro del Señor debe estar llena de vida y ser fuerte en cuanto a la verdad. La iglesia como columna está compuesta de todos nosotros. Por lo tanto, incluso las hermanas jóvenes deben conocer la verdad. Es por ello que animo a todos, sobre todo a los jóvenes, a que profundicen en la Palabra. Todos los hechos divinos se hallan en la Palabra y nos son transmitidos por medio de la Palabra. Cuando el Espíritu resplandece sobre la Palabra, nosotros recibimos la televisión celestial. La luz resplandece sobre los hechos de la Palabra, y de ese modo conocemos la verdad. Por lo tanto, debemos estar siempre listos para levantarnos y practicar la verdad. De ahora en adelante, toda la iglesia debe armarse de la verdad. Si todos estamos recibiendo la televisión celestial con respecto a asuntos tales como la constitución intrínseca de la iglesia, la autoridad de Cristo como Cabeza, y la jerarquía, la iglesia será fuerte. No sólo será una casa de vida, sino también una columna de la verdad.

EL FUNDAMENTO DE LA VERDAD

En 1 Timoteo 3:15 el apóstol Pablo dice que la iglesia no es solamente la columna de la verdad, sino también el fundamento de la misma. Una columna, la cual es un soporte firme, requiere un fundamento sólido. La palabra griega traducida “fundamento” en este versículo realmente significa “baluarte”, una estructura fortificada que sostiene la columna. La iglesia como columna de la verdad debe tener también un fundamento sólido, un firme baluarte. Un baluarte provee protección y defensa, especialmente en tiempos de guerra. La iglesia debe ser sólida en la verdad al grado en que sea un baluarte de la verdad en tiempos de guerra. Dicho baluarte debe ser macizo, de tal forma que nada, ni siquiera las “bombas” del enemigo, puedan sacudirla. La columna descansa sobre tal baluarte. A fin de ser columna y fundamento de la verdad, todos nosotros debemos ser inconmovibles, firmes, tener la debida claridad y ser ricos en la verdad. Cada iglesia local debe ser un macizo baluarte y una columna alta. En cada localidad la columna debe ser edificada cada vez más alta para que testifique de la verdad a todo el universo.

LA VERDAD ES EL ESPÍRITU

Aunque el apóstol Juan estaba completamente a favor de la vida y del Espíritu, en sus últimas dos epístolas no recalcó la vida ni el Espíritu; en vez de ello, recalcó la verdad. En 2 Juan 1 él habla de amar con veracidad y de conocer la verdad. En el versículo siguiente, él dice: “A causa de la verdad que permanece en nosotros, y estará para siempre con nosotros”. Si ustedes comparan estos versículos con Juan 14:16 y 17, verán que la verdad es el Espíritu. Juan 14:16 y 17 dicen que el Espíritu de verdad estará en nosotros y que Él permanecerá con nosotros para siempre. Luego en 2 Juan 2 dice que la verdad permanece en nosotros y estará para siempre con nosotros. Por lo tanto, la verdad es, de hecho, el Espíritu. Es por eso que 1 Juan 5:6 dice: “El Espíritu es la realidad”.

EL ESPÍRITU Y LA BIBLIA

Necesitamos tanto al Espíritu como la Biblia. Sin la Biblia, el Espíritu no puede ser la verdad. Necesitamos sumergirnos en la Palabra a fin de que obtengamos no simplemente al Espíritu, sino al Espíritu de verdad. Finalmente, este Espíritu de verdad será la verdad misma.

En 3 Juan 4 el apóstol Juan dice: “No tengo yo mayor gozo que éste, el oír que mis hijos andan en la verdad”. Sin embargo, en Romanos 8 Pablo nos dice que andemos conforme al Espíritu. De hecho, andar en la verdad y andar conforme al Espíritu denotan lo mismo. Cuando andamos conforme al Espíritu, andamos en la verdad; y cuando andamos en la verdad, andamos conforme al Espíritu. Nunca debemos intentar separar al Espíritu de la verdad, ya que ambos son uno solo.

Debemos recordar que aparte de la Biblia, el Espíritu únicamente puede ser el Espíritu. Es sólo cuando el Espíritu es uno con la Biblia que puede ser el Espíritu de verdad. ¡Cuánto le agradecemos al Señor que en Su economía nos haya dado el Espíritu y la Palabra! Estos dos juntos constituyen el Espíritu de verdad que nos libera y nos santifica.


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