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Vivir en y con la Trinidad Divinapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6188-0
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Actualmente disponible en: Capítulo 6 de 13 Sección 4 de 4

2 TESALONICENSES 2:13-14

En 2 Tesalonicenses 2:13 y 14 se nos dice: “Nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación en santificación por el Espíritu y en la fe en la verdad, a lo cual también os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo”. Dios [el Padre] nos escogió desde el principio. Esto alude a la eternidad pasada. Su salvación es en santificación por el Espíritu.

La santificación en el versículo 13 es todo-inclusiva, pues abarca las tres etapas de la santificación. La primera etapa es para nuestro arrepentimiento y se menciona en 1 Pedro 1:2. Primero, fuimos escogidos según la presciencia de Dios el Padre. Luego, conforme a lo que Dios escogió, el Espíritu Santo vino para separarnos, santificarnos, separándonos del mundo, del pecado y de todos los pecadores para Dios. Por medio de esa clase de santificación, nos arrepentimos y volvimos a Dios. Ésta es la primera etapa de la santificación para arrepentimiento.

La segunda etapa de la santificación es para nuestra justificación. En la segunda etapa, la santificación que recibimos en la salvación completa que Dios efectúa es tanto en posición como en la manera de ser. La santificación en posición se menciona en Hebreos 13:12, el cual dice que Jesús nos santificó mediante Su propia sangre. Nosotros obtenemos la santificación en posición mediante la sangre redentora de Cristo derramada en la cruz. Una vez que somos comprados para serle devueltos a Dios por la sangre del Señor, somos separados del mundo, recibimos la santificación en posición y somos hechos santos para Él. Además, cuando fuimos salvos y justificados, entramos en una unión orgánica con el Señor, participamos de Su vida y naturaleza divina, y fuimos santificados en nuestra manera de ser (1 Co. 6:11)

La tercera etapa de la santificación es para nuestra transformación, consiste principalmente en la santificación de nuestra manera de ser. Ésta es la santificación que hace hincapié Romanos 6:19 y 22. Esta santificación ocurre en nuestra manera de ser y cambia nuestra propia naturaleza. Esto tiene como finalidad nuestra transformación e incluye también ser conformados a la imagen del Hijo de Dios así como ser glorificados. De hecho, la glorificación es el último paso, el paso final, de la santificación del Espíritu Santo. La salvación completa que Dios efectúa se lleva a cabo en esta santificación todo-inclusiva.

La salvación en santificación por el Espíritu es el procedimiento, y la meta es obtener la gloria de nuestro Señor Jesucristo, el Hijo. La selección de Dios y la santificación por el Espíritu Santo, la cual lleva a cabo la salvación completa que Dios efectúa, tendrá un resultado. El resultado será obtener la gloria del Señor Jesucristo. Ésta es nuestra glorificación. Nuevamente vemos a los Tres de la Trinidad Divina involucrados con nosotros desde la eternidad pasada hasta la eternidad futura. La selección la hizo Dios en la eternidad pasada y nuestra glorificación será en la eternidad futura. Su salvación todo-inclusiva es de eternidad a eternidad.

APOCALIPSIS 1:4-5

Apocalipsis 1:4 y 5 dice: “Gracia y paz a vosotros de parte de Aquel [el Dios Triuno incluyendo al Padre] que es y que era y que ha de venir, y de los siete Espíritus que están delante de Su trono; y de Jesucristo [el Hijo], el testigo fiel, el Primogénito de entre los muertos, y el Soberano de los reyes de la tierra”. El Padre es Aquel que es, que era y que ha de venir. Él era en el pasado, Él es en el presente y Él vendrá en el futuro. Los siete Espíritus que están delante del trono de Dios son el Espíritu de Dios que opera, Dios el Espíritu. En persona el Espíritu es uno, pero en función el Espíritu es siete. Algunas personas tienen una lámpara de tres intensidades, pero el Espíritu es una “lámpara de siete intensidades”. Dios hizo que Su Espíritu se intensificara siete veces. El Espíritu de Dios intensificado siete veces es necesario para el mover y para el trabajo de Dios en la tierra.

Jesucristo, como el Testigo fiel, el Primogénito de entre los muertos y el Soberano de los reyes de la tierra, es Dios el Hijo. Que Él sea el Testigo fiel hace referencia a la vida que Él llevó sobre la tierra durante treinta y tres años y medio. Él fue el que se manifestó como el Testigo, el testimonio, la expresión de Dios. Que Él sea el Primogénito de entre los muertos hace referencia a Su resurrección. En primer lugar, Él vivió sobre la tierra como el Testigo fiel. Después, Él resucitó de entre los muertos y llegó a ser el Primogénito de entre los muertos para la iglesia, la nueva creación. En la actualidad, Él es el Soberano de los reyes de la tierra en Su ascensión. Él ejerce Su gobierno sobre la tierra. Él vivió en la tierra como el Testigo fiel; luego Él resucitó de entre los muertos como el Primogénito de entre los muertos; y ahora Él está gobernando sobre la tierra, el mundo entero, como el Soberano de los reyes de la tierra. Por lo tanto, Apocalipsis 1:4 y 5 nos muestra que el Padre es Aquel que es y que era y que ha de venir; el Espíritu es Aquel quien se intensificó siete veces; y el Hijo es el Testigo fiel, el Primogénito de entre los muertos y el Soberano de los reyes de la tierra. De tal Dios Triuno procede la gracia y la paz que son impartidas a las iglesias.

APOCALIPSIS 22:1-2

En Apocalipsis 22:1-2 hay un río de agua de vida [el Espíritu] que sale del trono de Dios [el Dios Triuno incluyendo al Padre] y del Cordero [el Hijo] y a los dos lados del río está el árbol de la vida [Cristo el Hijo]. Éste es un cuadro maravilloso que se presenta al final de la Biblia. El trono de Dios es el centro de la ciudad santa. Del trono procede el río de agua de vida y a los dos lados de este río crece el árbol de la vida. El árbol de la vida que crece a los dos lados del río significa que al árbol de la vida es una vid que se esparce y que procede del fluir del agua de vida para que el pueblo de Dios lo reciba y disfrute. Ésta es una señal maravillosa en el libro de Apocalipsis, el cual es un libro de señales.

El trono de Dios es el centro de la administración divina en todo el universo. Del trono procede el fluir del Espíritu, el río de agua de vida. Por esto el Espíritu en Romanos 8:2 se refiere al Espíritu de vida. El Espíritu de vida es el río de agua de vida. En esta agua de vida, Cristo crece como el suministro de vida. Así que, vemos a Dios el Padre como la fuente de la administración divina, Dios el Espíritu en Su fluir como el agua de vida y Dios el Hijo creciendo en el agua de vida como el árbol de vida para ser el suministro de toda la ciudad. El agua satura y el árbol suministra para que toda la ciudad viva por siempre a fin de expresar a la Trinidad Divina.


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