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Cuatro elementos cruciales de la Biblia: Cristo, el Espíritu, la vida y la iglesia, Lospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6380-8
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CAPÍTULO CUATRO

EL ESPÍRITU

Lectura bíblica: Jn. 7:37-39; 14:16-20; Hch. 16:7b; Ro. 8:9b; Fil. 1:19; 2 Co. 3:17; Ro. 8:16; Ap. 2:7; 3:22; 14:13; 22:17; Jn. 6:63b

Oración: Señor, te adoramos como la fuente de agua viva para nuestra satisfacción. Señor, venimos a beber de Ti una vez más. Te pedimos que nos satisfagas cada vez más. Ábrenos Tu palabra, Señor, y lávanos y renuévanos con el agua en Tu palabra. Que de Ti como la roca hendida fluya el agua viva nuevamente a nosotros para que todos seamos refrescados y satisfechos y nos regocijemos en nuestro corazón. Deseamos alabarte alzando nuestra voz y portar Tu testimonio por siempre. Amén.

EL CENTRO DE LA BIBLIA ES CRISTO

A fin de que nosotros amemos algo, ese algo tiene que ser digno de ser amado. De hecho, amamos algo no porque seamos capaces de amar, sino porque cierto objeto atrae nuestro amor y nos motiva a amarlo. Somos reacios a amar algo que no es digno de ser amado, pero nos es difícil no amar algo que sí lo es. Asimismo, amamos al Señor porque somos atraídos por Su belleza. Él es muy atractivo. En los pasados dos mil años, innumerables personas han sido atraídas y fascinadas por Él, y nosotros estamos entre ellas. A veces nuestros parientes o amigos nos recriminan, diciendo: “¿Por qué crees en Jesús tan ciegamente?”. No sabemos por qué ni podemos explicarlo, pero sencillamente somos fascinados por el Señor Jesús porque Él es ciertamente muy atractivo.

Este Cristo que es tan atractivo y tiene tanto magnetismo es la esencia de la Biblia. La Biblia abarca miles de asuntos y trata un sinnúmero de doctrinas, pero tiene un solo centro: Cristo mismo. Usemos como ejemplo nuestro cuerpo humano. Podemos ver la piel y el cabello externamente, tocar la carne y los huesos que están dentro, y examinar los órganos internos por medio de una disección o de una radiografía. Sin embargo, el centro, la esencia, del hombre, que es la vida del hombre, no es visible ni se puede tocar, pero es real y muy crucial. Del mismo modo, la Biblia tiene su “esqueleto” y su “piel”. Si tocamos o vemos únicamente estas cosas en nuestra lectura de la Biblia, no seremos diferentes de los incrédulos cuando leen la Biblia. Debemos entender que la Biblia también tiene su vida, su esencia. La vida, la esencia, de la Biblia es Jesucristo.

La Biblia consta de dos secciones: el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. El Antiguo Testamento habla de Cristo en gran parte a modo de tipos y en gran parte por medio de profecías, pero prácticamente no nos habla de Él explícitamente. Es como el material que se usa en los jardines de infancia, que tiene pocas palabras pero muchas ilustraciones. En cambio, el material de enseñanza que se usa en las escuelas de postgrado contiene muy pocas ilustraciones, y en lugar de ello, tiene muchos escritos clásicos. Aunque el Antiguo Testamento, así como el material de enseñanza de los jardines de infancia, contiene principalmente ilustraciones y pocas palabras, no es tan sencillo entender el significado de dichas ilustraciones. Por lo tanto, con respecto a los tipos del Antiguo Testamento, necesitamos entender su significado.

LOS TIPOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO

En el Antiguo Testamento encontramos seis grandes categorías de tipos. La primera categoría la conforman los seres humanos; la segunda, los animales; la tercera, las plantas; la cuarta, los minerales; la quinta, las ofrendas; y la sexta, los alimentos. Todas estas seis categorías contienen tipos de Cristo.

Seres humanos

Algunos ejemplos de la categoría de seres humanos son: Adán, quien tipifica a Cristo como cabeza del linaje humano; Isaac, quien tipifica a Cristo como descendencia de Abraham; y Salomón, el hijo de David, quien tipifica a Cristo como descendencia de David. Cristo no sólo es la cabeza del linaje humano, sino también la descendencia del hombre y la descendencia de la mujer. Él es el Rey, el Sacerdote y el Profeta. Como Rey, Él es tipificado por Judá y David; como Sacerdote, Él es tipificado por Melquisedec y Aarón; y como Profeta, Él es tipificado por Isaías y Jonás. Por lo tanto, a fin de comprender todo lo que se presenta acerca de Cristo en seres humanos, tenemos que estudiar a Adán, Abraham, David, Salomón, Melquisedec, Aarón, Isaías, Jonás y otros.


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