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Nuestro espíritu humanopor Witness Lee

ISBN: 978-0-87083-259-8
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CAPITULO UNO

NUESTRO ESPIRITU HUMANO

(1)

Lectura bíblica: Gn. 2:7; Zac. 12:1; Job 12:10; Nm. 16:22; 27:16; Ap. 22:6; Pr. 20:27; Ro. 1:9; Lc. 1:46-47; Hch. 17:16; 1 Co. 5:3-4; 16:18; 2 Co. 2:13; 7:13; 12:18; 7:1; 1 Ts. 5:23; He. 4:12; Fil. 1:27; 2 Ti. 4:22; 1 Co. 6:17; Ro. 8:4

En este libro hablaremos de algo muy importante: nuestro espíritu humano. Primero, necesitamos ver que la vida espiritual, la vida divina, la vida eterna, la vida increada, es simplemente Dios mismo en Cristo como el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45). La vida divina es el Espíritu divino, el Espíritu vivificante, que ha entrado en nosotros como nuestra propia vida. Si no hubiera entrado en nosotros, El no podría ser nuestra vida. Ninguna cosa fuera de usted puede ser su vida. Para que algo sea su vida, esa misma cosa debe poder entrar en usted.

Esta vida espiritual, la cual es Dios mismo, ha entrado en nosotros; pero, ¿en cuál parte de nosotros? Por ejemplo, usted ingiere comida, pero no la recibe por los ojos. No la recibe por los oídos. Usted recibe comida por la boca y a través de la boca la comida entra al estómago. El estómago es el lugar apropiado para guardar y contener comida. De igual manera, Dios como vida ha entrado en nosotros, en nuestro espíritu. Pero nuestro espíritu humano, tan estratégico para la vida divina, ha sido pasado por alto por la mayoría de los cristianos.

LA VIDA INTERIOR EN NUESTRO ESPIRITU

Cuando yo era un cristiano joven, escuché muchos maestros cristianos. Nunca oí de ellos ninguna palabra que dijera que tenemos un espíritu humano. Este asunto se menciona de manera predominante en las Escrituras, sin embargo, la mayoría de los cristianos lo han pasado por alto y todavía no lo captan.

El Señor desea recobrar la vida interior junto con la vida de la iglesia. La vida interior es básica para la vida de la iglesia. Si no somos adecuados y prevalecientes en la vida interior, es difícil que tengamos una adecuada vida de la iglesia, porque la vida de la iglesia es una composición de la vida interior en todos nosotros. Tenemos que conocer la vida interior, sin embargo la vida interior es absolutamente un asunto en nuestro espíritu.

Cuando asistimos a la escuela, estudiamos usando el órgano apropiado, nuestra mente. Pero venimos a la iglesia a tener contacto con Dios, a adorar a Dios, usando otro órgano, es decir, nuestro espíritu. Este no es el Espíritu Santo. Siempre que se menciona la palabra “espíritu” a la mayoría de los cristianos, inmediatamente piensan en el Espíritu Santo. Rara vez consideran que tenemos un espíritu humano. ¡Pero sí tenemos un espíritu humano! Además del Espíritu Santo de Dios, existe nuestro espíritu humano.

Venimos a la iglesia para servir a Dios, para tener contacto con Dios, para tratar con Dios usando nuestro espíritu. Cuando va usted al patio de recreo para tener algún ejercicio físico, tiene que usar su cuerpo físico. Cuando asiste a la escuela para estudiar, tiene que usar su mente. Pero cuando viene a la iglesia para tener contacto con Dios, tiene que usar su espíritu humano.

EL ALIENTO DE VIDA

Génesis 2:7 nos muestra claramente cómo creó Dios al hombre. Dios creó al hombre con dos clases de materiales. Uno fue el polvo de la tierra. El otro fue el aliento de vida de El mismo. Dios usó el polvo de la tierra como material para formar un cuerpo humano. Entonces Dios sopló en la nariz del hombre el aliento de vida y el hombre fue hecho un alma viviente. Dos clases de materiales, el polvo para formar un cuerpo y el aliento de vida que entró en este cuerpo, resultaron en un alma viviente, un hombre viviente. Lo que se formó con el polvo fue el cuerpo, y el hombre como un alma viviente es el alma. Luego el aliento de vida, después de entrar al cuerpo, es el espíritu humano.

Quiero impresionarles lo más posible con esta frase “aliento de vida”. Proverbios 20:27 dice que el espíritu del hombre es la lámpara del Señor. En el Antiguo Testamento, la palabra hebrea usada la mayor parte del tiempo es rúaque. Esta palabra en hebreo significa espíritu, aliento, aire o viento. Pero la palabra para espíritu aquí en Proverbios 20:27 no es la palabra hebrea rúaque, sinonéshamah; la misma palabra que se usa en Génesis 2:7 para “aliento”. En el Antiguo Testamento se encuentra por lo menos un versículo que prueba que el aliento de vida mencionado en Génesis 2:7 es el mismo espíritu del hombre. La traducción de Moffat, en Proverbios 20:27, traduce la palabra espíritu como conciencia. Dice que la conciencia del hombre es la lámpara del Señor porque la conciencia es la parte principal del espíritu humano (comp., Ro. 9:1; 8:16).


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