Reunirnos para hablar la Palabra de Diospor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-4680-1
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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En las reuniones a menudo hemos escuchado algunos testimonios muy superficiales. En 2 Corintios 4:11 Pablo dice: “Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal”. Ésta era la experiencia de Pablo. Pablo continuamente era entregado a muerte por causa del Señor, de la obra del Señor, del ministerio del Señor y del evangelio del Señor. La muerte del Señor Jesús efectuaba en su ser una obra aniquiladora. Pero el resultado era que la vida del Señor Jesús también se manifestaba en su cuerpo. Así pues, Él experimentó la muerte y la resurrección del Señor, y aquello de lo cual habló era su experiencia del Señor.
Nosotros, quienes seguimos al Señor, le somos fieles, le servimos y hablamos por Él somos perseguidos en todo lugar, siendo entregados a muerte por otros. Esto permite que la muerte del Señor opere en nuestro ser, lo cual hará que una fragancia emane de nuestro ser. Debemos hablar con base en esta experiencia, sobre esta clase de testimonio. Cuando hablemos a otras personas o en las reuniones, debemos tener esta clase de hablar como base. No debemos hablar la palabra de Dios de una manera vana sin ninguna experiencia personal. Todos debemos pasar tiempo experimentando al Señor diariamente y luego hablar la palabra del Señor según nuestra experiencia.
Por ejemplo, podemos hablar basados en Romanos 8:2, que dice: “La ley del Espíritu de vida me ha librado en Cristo Jesús de la ley del pecado y de la muerte”. Simplemente expresar estas palabras es hablar sin ninguna experiencia. No obstante, si después de leer este versículo añadimos un testimonio de nuestra experiencia, diciendo algo acerca de Romanos 8:2 conforme a nuestra experiencia, nuestro hablar tendrá mucho más peso y será mucho más rico.
Hermanos y hermanas, conforme a la revelación contenida en la Biblia, todo miembro del Cuerpo del Señor debe permitir que la palabra viva del Señor more en él en toda sabiduría. Nunca debemos consolarnos con el pensamiento de que podemos hablar un poco mejor que los hermanos y hermanas que están en las denominaciones. El cristianismo les ha hecho pensar a las personas que solamente los que quieren ser predicadores deben estudiar en un seminario. Asimismo nosotros, de manera subconsciente, hemos sido influenciados por el pensamiento de que no somos predicadores. Sin embargo, la revelación del Nuevo Testamento exige que todo hermano y hermana ejercite toda sabiduría para que la palabra del Señor more en su interior libremente. Todos necesitamos ascender al estándar que la Biblia nos presenta.
Si todos ponemos esto en práctica, con el tiempo todos seremos un apóstol, un profeta, un pastor, un maestro y también un evangelista. Hace treinta años, mientras vivía en Manila, Filipinas, varios hermanos y yo fuimos al hospital a visitar a un hermano que estaba enfermo. Todos sus familiares y amigos eran de diferentes denominaciones. Cuando uno de ellos nos escuchó orando alrededor del hermano enfermo, preguntó maravillado: “¿Todos ustedes son pastores?”. ¿Qué concepto creen ustedes que él tenía de la oración? Seguramente pensaba que la oración era el oficio de los pastores. Su concepto debe haber sido que uno normalmente busca a un pastor para que ore, así como uno busca a un abogado cuando tiene un pleito legal o a un médico cuando está enfermo. Cuando un cristiano ha caído al punto en que no puede orar por sí mismo, sino que tiene que buscar a un pastor para que ore, ha sido totalmente dañado por el concepto del sistema de clérigos y laicos del cristianismo.
El principio básico del cristianismo es permitir que los clérigos sean los sacerdotes. Así pues, en un funeral se necesita un pastor que predique un sermón acerca de ir al cielo, y en una boda se necesita un pastor que dé algunas palabras de exhortación. Asimismo, la gente trae un bebé recién nacido a la iglesia para que el pastor lo bendiga. La mayoría de los cristianos considera que los asuntos espirituales son deberes específicamente de los ministros. Según el concepto que tienen, los miembros de la iglesia únicamente necesitan asistir a los cultos de la iglesia. Cuando yo era miembro de una denominación, una vez asistí a una reunión de oración en la cual únicamente había tres personas presentes: el pastor, su esposa y el conserje. Cuando ellos me vieron se sorprendieron mucho y dijeron: “Usted no es pastor, ¿por qué ha venido a la reunión de oración?”. Nosotros no nos hemos despojado totalmente de esta condición caída. Es posible que trescientas personas vengan a la reunión del día del Señor, pero sólo treinta de ellas asistan a la reunión de oración. Las otras doscientas setenta personas, o sea, el noventa por ciento de los santos, aparentemente han desaparecido. El noventa por ciento viene a escuchar el mensaje; en otras palabras, el noventa por ciento viene a asistir al culto, mas no a orar.
Hace unos cuantos días asistí a la reunión para recordar a un colaborador que había fallecido. Cuando vi que los dos ancianos estaban ejerciendo la función de pastores en el funeral, en mi interior les eché la culpa a todos los hermanos que simplemente estaban sentados allí. Creo que había muchos que conocían al hermano fallecido de una manera más completa e íntima que los dos ancianos que estaban hablando. ¿Por qué no estaban dispuestos a pasar al frente para decir algo? ¿Qué necesidad había de que los ancianos se encargaran de todo el compartir? ¿No podían hacer esto los otros hermanos? Creo que si hubiéramos permitido que los hermanos y hermanas hablaran, lo habrían hecho mejor y de una manera más hermosa. Todavía tenemos el veneno del cristianismo entre nosotros. Una vez que la levadura se mezcla con la harina, es muy difícil separarla. Espero que podamos eliminar todas esas tradiciones, dejemos el pasado atrás y aprendamos a hablar la palabra del Señor. Espero que todos cultiven el hábito de ejercitar su espíritu, permitiendo que el Espíritu Santo llene su espíritu y se levanten para hablar por Dios.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.