Ejercicio del reino a fin de edificar la iglesia, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-3898-1
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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En el Evangelio de Mateo se presentan varios puntos juntos para revelarnos una doctrina. Esto es lo que Mateo hizo en el capítulo 16. Después de presentar la revelación en cuanto a Cristo y la iglesia, él reveló la manera en que la iglesia es edificada.
En Mateo 16:18 el Señor Jesús dijo: “Yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré Mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”. ¿Cómo puede ser edificada la iglesia de forma práctica? La respuesta se halla en los versículos del 21 al 26. Según la Biblia, edificamos la iglesia al ser crucificados y resucitados. Si Cristo no hubiera sido crucificado ni hubiera resucitado, no podría haber edificado la iglesia. La iglesia llegó a existir mediante la muerte y la resurrección de Cristo. El versículo 21 dice: “Desde entonces comenzó Jesús a manifestarles a Sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer muchas cosas de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día”. Este versículo nos muestra que edificamos la iglesia al experimentar la muerte y la resurrección. En el monte el Señor Jesús se transfiguró; sin embargo, dicha transfiguración fue algo temporal. Fue por medio de la muerte y la resurrección que Cristo fue permanentemente transfigurado. La resurrección es una especie de transfiguración. Así que, por medio de la muerte y la resurrección, Cristo entró en la esfera de la transfiguración, y es en esta esfera donde la iglesia existe. La iglesia no puede existir en la esfera de la vida natural ni entre personas carnales, sino únicamente en la esfera de la transfiguración. Mientras estemos en la esfera de la vida natural o en una condición carnal, estaremos acabados en lo que a la iglesia se refiere.
En el versículo 21 el Señor reveló la manera en que se edifica la iglesia. Sin embargo, la persona a la cual Él había entregado las llaves del reino no estuvo de acuerdo con esta manera. Cuando el Señor le habló a Pedro acerca de la muerte y la resurrección, éste disintió y lo reprendió. El versículo 22 dice: “Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reprenderle, diciendo: ¡Dios tenga compasión de Ti, Señor! ¡De ningún modo te suceda eso!”. Sin embargo, si esto no le hubiera sucedido al Señor, habría sido imposible que la iglesia fuera edificada. Si Pedro, aquel que recibió las llaves, manifestó tal desacuerdo, cualquiera de nosotros podría hacer lo mismo. La historia del cristianismo es una historia de disensión. La fuente de la disensión es Satanás quien sale del Hades por medio de la puerta del yo. Cuando la puerta del yo se abre, Satanás sale para disentir.
Cuando Pedro reprendió al Señor, era uno con Satanás. Es por ello que el versículo 23 dice: “Pero Él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de Mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mente en las cosas de Dios, sino en las de los hombres”. Aquí vemos que Pedro y Satanás eran uno. Por esta razón, el Señor reprendió a Pedro llamándolo Satanás y también dijo que le era tropiezo. El Señor dijo además que Pedro no ponía la mente en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.
El versículo 24 dice: “Entonces Jesús dijo a Sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”. El Señor Jesús no le dijo que negara a Satanás, sino que se negara a sí mismo. Satanás y el yo son términos sinónimos que el Señor usó de modo intercambiable. Negar el yo está relacionado con algo negativo. Pero en este mensaje necesitamos ver algo relacionado con el lado positivo. El lado positivo es tomar la cruz y seguir al Señor. Todos tenemos una cruz que llevar. La cruz del Señor es única, pero nuestras cruces son muchas. A fin de que la iglesia sea edificada, el Señor Jesús tuvo que tomar la cruz, y asimismo nosotros debemos tomar nuestra cruz.
A través de los años, este asunto de tomar y llevar la cruz ha sido terriblemente malentendido. Por ejemplo, cuando un hermano ha perdido una considerable suma de dinero en un negocio dice que tiene que llevar la cruz. El libro La imitación de Cristo, supuestamente escrito por Tomas à Kempis, ha ayudado a muchos cristianos. Sin embargo, dicho libro contiene un error: el concepto de que nuestros sufrimientos humanos son equivalentes a llevar la cruz. Este concepto es muy semejante al hinduismo. Y también es una debilidad marcada del catolicismo actual, que pone énfasis en nuestra necesidad de sufrir. De este modo, el concepto del sufrimiento se ha infiltrado en la religión cristiana. En su biografía, Madame de Guyón dice que ella incluso pedía que el Señor le diera cruces. Esto es algo que proviene del concepto natural.
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