Llevar fruto que permanece, tomo 2por Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-6315-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Los Estados Unidos es el principal y más grande país cristiano. Hay numerosas librerías cristianas que contienen decenas de miles de publicaciones. Sin embargo, es lamentable que ninguna de estas publicaciones nos imparta la visión en cuanto a las cinco palabras que acabamos de mencionar; es decir, no hablan del misterio, la gloria, las riquezas, la esperanza ni de Cristo. Por esta razón, el Señor necesita una obra de recobro, y ésta es nuestra carga. De hecho, éste es un gran ministerio, una gran comisión. El recobro del Señor no consiste en recobrar otra cosa que no sea la gloria y las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles, entre usted y yo, el cual es Cristo en nosotros como la esperanza de gloria. Es preciso que veamos esto. No sólo necesitamos al Cristo objetivo, o sea, al Cristo según la letra que el cristianismo enseña; lo que necesitamos es al Cristo viviente, quien entra en nosotros y llega a ser nuestra gloria, nuestra esperanza y las riquezas que podemos disfrutar en nuestro interior. Estas riquezas y gloria son lo que nosotros anunciamos. Por eso, Pablo dijo que nosotros anunciamos a Cristo. Lo anunciamos como tal persona.
Por esta razón, lo que el Señor desea recobrar es nuestra plena liberación del cristianismo. Espero que todos podamos ver esto. Si el Señor ha de regresar, ello no simplemente dependerá de si salimos a tocar a las puertas, sino de cuánto lo conozcamos interiormente, de cuánta gloria Él tiene en nosotros, y de cuánto nosotros hemos disfrutado de Sus riquezas. Éstos son los puntos clave. Él es nuestra gloria, nuestro disfrute y las riquezas que poseemos interiormente, y, mucho más que eso, Él es nuestra esperanza que está por venir, nuestra añoranza. Éste es el propósito por el cual salimos a tocar a las puertas, es por eso que tenemos nuestras reuniones de hogar y también es por eso que enseñamos Lecciones de vida. Todo lo que hacemos, lo hacemos con esta finalidad. Incluso si nos enojamos, nuestro enojo debe ser Cristo. No es necesario hacer ninguna cosa, si ella no contribuye a engendrar a Cristo.
Hoy en día el Señor necesita que decenas de miles de personas engendren a Cristo. Espero que seamos de ese grupo de personas. Cuando salgamos a tocar a las puertas, tenemos que ir con el sentimiento de que vamos a engendrar a Cristo. Esto es muy valioso; no es algo insignificante. En el futuro necesitamos centenares de personas como éstas que salgan a tocar a las puertas en Dinamarca y en Inglaterra. Incluso necesitamos que un mayor número de personas como éstas vayan a los Estados Unidos a tocar a las puertas del viejo cristianismo.
Últimamente he recibido muchas cartas en las que me dicen que la nueva manera es verdaderamente viable. Una carta venía de Dallas, Texas, y decía que toda una familia —la madre, el hijo y la nuera— estaba llena de regocijo por los beneficios que obtuvieron de la nueva manera. Si hubiera mil nuevos creyentes que testificaran que han sido llenos de Cristo, que no desean saber otra cosa que no sea Cristo y que Cristo es su amabilidad o su enojo, su estudio, su trabajo, su práctica de tocar a las puertas, su reunión de hogar, su hablar, su cantar y su todo en todo lugar, sin duda alguna toda la tierra sería llena de esperanza. Todos necesitamos recibir esta visión.
En Colosenses 1:28 Pablo dice a continuación: “A quien anunciamos [...] en toda sabiduría”. Necesitamos aprender a ejercitar no sólo una clase de sabiduría sino “toda” sabiduría, la cual incluye diferentes tipos de sabiduría. Para ello, nuestros corazones necesitan ser ensanchados. Algunos jóvenes que han decidido proceder según la nueva manera creen que los hermanos de más edad y los que no han optado por la nueva manera se han quedado atrás. Esto demuestra la falta de sabiduría. En la práctica de la nueva manera en la iglesia no queremos nada viejo; pero al mismo tiempo debemos ejercitar toda sabiduría.
Para determinar si los nuevos creyentes deben reunirse en el salón de reuniones o en la comunidad el día del Señor se requiere que ejercitemos toda sabiduría. ¿Desea el Señor que las personas se reúnan únicamente en el salón de reuniones? ¿Está mal que en la comunidad haya varias reuniones para partir el pan? Éste es un asunto que tiene dos aspectos, por lo que nos exige ejercitar toda sabiduría. Tener toda sabiduría implicaría celebrar el partimiento del pan en la comunidad y también participar en las reuniones que se llevan a cabo en el salón de reuniones.
Según el Nuevo Testamento, Pablo dio muchos mensajes, escribió muchas epístolas e hizo muchas obras, pero nunca tuvo la expectativa de llevar a las iglesias a ser tan ordenadas como “cubitos de tofu”. Todas las iglesias del Nuevo Testamento tenían diferentes condiciones. Alguien una vez dijo que la iglesia en Filipos era la mejor de todas. Sin embargo, si examinamos cuidadosamente a la iglesia en Filipos, no pensaremos que era tan buena. Pablo dijo: “Haced todo sin murmuraciones y argumentos” (Fil. 2:14). En una iglesia tan buena como la iglesia en Filipos aún había murmuraciones y argumentos. Pablo exhortó a los santos a estar firmes en un mismo espíritu, unánimes, y a tener el mismo pensamiento, el único pensamiento (1:27; 2:2; 4:2). Esto comprueba que ellos no tenían el mismo pensamiento, no tenían el mismo parecer, no eran unánimes ni estaban en un mismo espíritu. Ellos tenían muchas diferencias, y muchas personas eran uno sólo consigo mismas. Aunque esta iglesia tenía muchas cualidades positivas, sus deficiencias no eran pocas.
En la Biblia no encontramos ninguna iglesia que fuera perfecta y completa. Asimismo, hoy sobre la tierra no existe ninguna iglesia que sea completa y perfecta. El día de lo perfecto aún no ha llegado. En Colosenses 1:28 Pablo dice: “Amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre [...] a fin de presentar perfecto en Cristo a todo hombre”. Ser perfecto significa haber crecido en vida hasta alcanzar la perfección. Cuando alguien es perfecto, esto significa que ha crecido plenamente. Por consiguiente, quienes todavía están en la tierra hoy aún no han llegado a la madurez ni son perfectos. Es por eso que nuestros corazones necesitan ser ensanchados. Debemos anunciar a Cristo con multiforme sabiduría y en toda sabiduría.
Conforme a nuestro entendimiento natural, tal vez pensemos que las iglesias de la época de los apóstoles eran maravillosas. Sin embargo, el hecho es que cada iglesia que vemos en el Nuevo Testamento tenía sus deficiencias. Ni la iglesia en Jerusalén ni tampoco la iglesia en Éfeso eran completamente positivas; ambas tenían sus defectos. Lo que quiero decirles con esto es que adondequiera que ustedes vayan, no deben tener demasiadas expectativas. Todos los que creen en el Señor son encantadores. Ellos son hermanos y hermanas en el Señor, y en tanto que amen al Señor, con eso basta. No importa si su reunión de oración no se lleva a cabo a nuestra manera. Simplemente basta con que ellos oren al Señor.
Por consiguiente, todos necesitamos tener sabiduría. Los chinos tenemos un proverbio que dice: “Las partes internas de un gobernante son tan amplias que se puede navegar en ellas”, es decir, su capacidad es tal que hasta un barco podría navegar en ella. En 1 Reyes 4:29 se afirma: “Dios dio a Salomón sabiduría, gran entendimiento y anchura de corazón como la arena que está a la orilla del mar”. Aquí se describe el corazón de Salomón como la orilla del mar que rodea todo el océano. Por consiguiente, no podemos exigir jamás que la vida de iglesia sea uniforme. No nos debe importar tanto cómo las personas nos traten a nosotros, ni debemos aferrarnos a nuestro punto de vista con respecto a cómo se debe partir el pan o cómo debemos reunirnos. Lo único que nos debe importar es Cristo. Debemos ministrar a Cristo y recibir al Cristo que otros nos imparten.
Pablo, después de declarar que él amonestaba a todo hombre y enseñaba a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo a todo hombre, dijo: “Para lo cual también trabajo, luchando según la operación de Él, la cual actúa en mí con poder” (Col. 1:29). La palabra luchando es muy enfática. Es semejante a la manera en que los atletas se esforzaban y contendían en los juegos olímpicos. Toda competencia involucra una lucha. Mientras los atletas compiten en los juegos, ninguno se preocupa por su propia vida. Asimismo, cuando Pablo laboraba en la tierra, él mismo se consideraba como esa clase de persona, alguien a quien no le importaba su propia vida. Pablo usó la misma palabra para decirnos la clase de actitud y espíritu que él tenía mientras laboraba en la tierra. Él luchaba sin preocuparse por nada más.
Hoy en día necesitamos aprender cómo conducirnos, tocar a las puertas, hablar, enseñar la verdad, ministrar vida y conducir las reuniones de hogar, pero aún más necesitamos aprender que hay un elemento intrínseco en todas estas cosas. Este elemento intrínseco es el conocimiento y experiencia que tenemos de Cristo en nuestro ser interno. Independientemente de si somos viejos o jóvenes, todos debemos tener este elemento intrínseco. Espero que de hoy en adelante, todos tengamos una visión así de clara.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.