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Cristo como la realidadpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-3063-3
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CAPÍTULO CUATRO

LA HUMANIDAD DE JESÚS:
LA OFRENDA DE HARINA

Lectura bíblica: Lv. 2:1-16

Hemos señalado que existen cinco clases de ofrendas, debido a que nos hallamos en cinco condiciones diferentes delante de Dios. Nuestra primera condición es que no somos para Dios, y debido a eso necesitamos el holocausto. El holocausto es Cristo, Aquel que es exclusivamente para Dios. Nuestra segunda condición delante de Dios es que no somos perfectos ni finos. Fino implica que no hay nada áspero, ni tosco y también significa que no le falta nada ni le sobra nada. Algunas veces exageramos en ciertas cosas y en otras nos falta lo que es necesario. Debido a que no somos perfectos ni finos necesitamos la segunda clase de ofrenda, esto es, la ofrenda de harina, que es hecha de harina fina.

LA DIFERENCIA ENTRE EL HOLOCAUSTO
Y LA OFRENDA DE HARINA

¿Por qué la ofrenda de harina seguía después del holocausto? Para entender esto tenemos que ver cuáles son las diferencias entre estas dos. El holocausto es algo que proviene de la vida animal; a saber, ganado vacuno u ovejuno, o una tórtola. La ofrenda de harina, en cambio, pertenece totalmente a otro reino; no pertenece al reino animal, sino al reino vegetal. La flor de harina es hecha de trigo. El Señor Jesús es descrito como una persona que posee dos clases de vida: la vida animal y la vida vegetal. La vida animal sirve para la redención, porque ésta requiere el derramamiento de sangre; sin el derramamiento de sangre no hay redención. La vida vegetal sirve para generar o para producir.

El Evangelio de Juan nos muestra al Señor como Aquel que posee tanto la vida animal como la vida vegetal. Juan 1:29 dice: “¡He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!”. Juan 12:24 dice: “Si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto”. Como el Cordero, Él pertenece al reino animal, y como el grano de trigo, al reino vegetal. En estos dos capítulos del Evangelio de Juan nos damos cuenta de que el Cordero, la vida animal, sirve para redimir, y el grano de trigo, la vida vegetal, sirve para producir. Un grano produce muchos granos. El Señor Jesús es el Cordero y también es el grano de trigo. Él pertenece a la vida animal y también a la vida vegetal; Él es el Redentor y también el Productor.

Por esto vemos que la función del holocausto es principalmente redimir. En Levítico 1 la palabra sangre se menciona al menos tres veces. El holocausto sirve para nuestra redención, la cual requiere la aspersión de la sangre. Se nos ha dicho claramente que el holocausto no tenía como finalidad ser nuestro alimento o satisfacción, sino que era por completo para la satisfacción de Dios. Sin embargo, la función de la ofrenda de harina sí es principalmente alimentarnos. Necesitamos ser redimidos y también necesitamos ser nutridos. El holocausto satisface a Dios. Pero la ofrenda de harina no sólo satisface a Dios, sino que también nos vivifica. Hace que vivamos en la presencia de Dios.

Además, debemos ver que todos los sufrimientos implícitos en el holocausto tienen como finalidad nuestra redención; sin embargo, los sufrimientos en la ofrenda de harina no se relacionan con la redención, sino con nuestros sufrimientos personales. Además, lo sobresaliente en el holocausto es la sangre, mientras que en la ofrenda de harina lo más importante son el aceite y el olíbano.

LA DIFERENCIA ENTRE
LA OFRENDA DE HARINA Y EL MANÁ

No sólo debemos ver la diferencia que hay entre el holocausto y la ofrenda de harina, sino también la diferencia entre el maná y la ofrenda de harina. Muchos cristianos piensan que el maná es maravilloso. Pero en el libro de Levítico el maná quedó atrás y ha sido reemplazado por algo mejor y más rico. La primera diferencia está en que el maná procede del cielo, pero la ofrenda de harina proviene de la tierra. Tal vez pensemos que algo que procede del cielo es maravilloso. ¿Podría algo ser mejor que lo celestial? No obstante, la ofrenda de harina es terrenal. El maná fue dado desde el cielo, pero la ofrenda de harina fue producida en la tierra.

Isaías 4:2 nos dice por un lado que el Señor Jesús es “el renuevo de Jehová”, lo cual habla de Su divinidad. Pero por otro lado, nos dice que Él es “el fruto de la tierra”, lo cual alude a Su humanidad. En lo que respecta a Su naturaleza divina Él es el renuevo de Jehová, y en lo que respecta a Su naturaleza humana Él es el fruto de la tierra. Isaías 53 habla del Señor como un “renuevo” que brotó de la “tierra seca”. Él es el fruto de la tierra y es un renuevo que brota de la tierra seca. Para la ofrenda de harina no necesitamos la divinidad del Señor Jesús; necesitamos Su humanidad. Para ser perfeccionados necesitamos Su humanidad; y ésta no fue mandada del cielo, sino que creció aquí en la tierra. Muchos cristianos jamás pensarían que algo terrenal pueda ser mejor que algo celestial; sin embargo, la ofrenda de harina es mejor que el maná.

El maná es un regalo de Dios, mientras que la ofrenda de harina es un presente para Dios. ¿Cuál es mejor? Debemos reconocer que un presente para Dios es mucho mejor. Debemos ser librados de nuestros viejos conceptos. El maná nos es dado para nuestra satisfacción, y no para la satisfacción de Dios. Sin embargo, la ofrenda de harina sirve para la satisfacción de Dios. Incluso es un memorial para Dios, lo cual es mucho mejor que solamente ser satisfechos. “El sacerdote [...] lo hará arder [la ofrenda de harina] sobre el altar, como memorial. Ofrenda quemada es, de olor grato a Jehová” (Lv. 2:2). El maná no tiene como finalidad la satisfacción de Dios, pero la ofrenda de harina sí; y arde como un memorial en Su presencia. Es algo para que Dios lo recuerde. Definitivamente esto es superior.

Además, el maná era necesario para poder vivir en el desierto, mientras que la ofrenda de harina es necesaria para vivir en el lugar donde Dios mora. El maná sólo podía sustentar la vida en el desierto, pero la ofrenda de harina puede sustentar la vida en el lugar donde Dios mora. ¿Dónde prefiere estar, en el desierto o en la morada de Dios? Todos debemos preferir la ofrenda de harina y debemos olvidarnos del maná. La ofrenda de harina nos basta para llevar una vida que sirve a Dios en Su presencia y en Su morada. Por lo tanto, cesamos de vagar y simplemente moramos con Dios en Su casa.

Otra diferencia importante entre el maná y la ofrenda de harina es que el maná nunca constituyó una adoración a Dios. Dios nunca pidió a Su pueblo que le adoraran ofreciéndole el maná, pero sí les pidió que le adoraran con la ofrenda de harina. Por lo tanto, la ofrenda de harina es más que suficiente para formar parte de la adoración a Dios. La razón por la cual muchos cristianos no adoran verdaderamente a Dios es que aún siguen alimentándose del maná. En las iglesias locales debemos ofrecer una verdadera adoración a Dios disfrutando de la ofrenda de harina durante todo el día.

Hay un punto adicional acerca del maná y la ofrenda de harina. Para obtener el maná no se necesita realizar ninguna labor humana, pero para obtener la ofrenda de harina sí se requiere de mucha labor humana. Debemos laborar en la buena tierra, cultivando la tierra, sembrando la semilla, regando las plantas y segando la cosecha. Debemos atender a tantas cosas a fin de obtener la harina fina; aun después de recoger la cosecha, necesitamos ir a moler y hornear. Todo esto no se hace en la Tienda de Reunión, sino en el hogar. Todo lo que se requería para obtener el maná era salir a recogerlo; pero la ofrenda de harina requiere mucha más labor que el maná.

Muchos jóvenes hoy en día son sueltos y descuidados. Varias veces he querido ir a visitar las casas de los jóvenes, pero mi esposa me decía que primero debía llamarlos. Mas si lo hacía, ya no habría habido necesidad de ir. Mi intención era ver el estado en que mantenían sus dormitorios y la cocina. Muchos de ellos claman: “¡Oh Señor, amén, aleluya!”. Pero a mí me gustaría ir a ver sus dormitorios. Temo que muchos de ellos no hayan tendido sus camas el día de hoy. De ser así, entonces ciertamente eso no es la harina fina. Me gusta oír a los jóvenes decir: “¡Aleluya!”; pero ¿por qué razón exclaman: “Aleluya”? A veces me gustaría ir a sus recámaras, para ver cómo laboran en Cristo y cómo cultivan la tierra al tender sus camas.

Las personas ociosas ni siquiera pueden salir a recoger el maná. Aunque eso no represente mucha labor, aun así uno debe levantarse temprano y salir “fuera del campamento” a recogerlo. Dios es misericordioso; pero no le otorgará mucha gracia si usted es perezoso. Dios envía el maná fuera del campamento, pero no lo envía a nuestro dormitorio ni lo pone dentro de nuestra boca. Más bien, a fin de recoger el maná, debemos levantarnos temprano, salir de la cama, dejar el dormitorio y salir fuera del campamento. Luego debemos cocinarlo un poco antes de poder comerlo.

Salomón dice en Proverbios 19:24 que el perezoso mete su mano en el plato, y ni aun es capaz de llevársela a la boca. Él es realmente ocioso. Un perezoso no puede ni obtener el maná, así que mucho menos la ofrenda de harina. La ofrenda de harina requiere mucha más labor que el maná.


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