Información del libro

Autobiografía de una persona que vive en el espíritu, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1126-7
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

    Por favor, utilice Firefox o Safari
Actualmente disponible en: Capítulo 4 de 10 Sección 2 de 3

LA INVARIABILIDAD DE CRISTO

En 2 Corintios 1:17 Pablo dice: “Así que, teniendo esta intención, ¿procedí acaso con inconstancia? ¿O lo que pienso hacer, lo pienso según la carne, para que haya en mí sí, sí y no, no?” Pablo no tomaba decisiones según la carne, de modo que dijera sí en un momento dado, y luego dijera no. El no era una persona inconstante. Cuando decía sí, lo decía con Cristo; y cuando tomaba una decisión, la tomaba con Cristo. En otras palabras, cuando Cristo decía sí, él decía lo mismo, y cuando Cristo decía no, él decía lo mismo. En Pablo no había inconstancia ni variabilidad, pues no tomaba decisiones por su propia cuenta ni según su carne, sino de acuerdo con el Cristo que moraba en él.

En 1:18-20 Pablo declara: “Mas, como Dios es fiel, nuestra palabra a vosotros no es sí y no. Porque el Hijo de Dios, Jesucristo, que entre vosotros ha sido predicado por nosotros, por mí, Silvano y Timoteo, no ha sido sí y no; mas nuestra palabra ha sido sí en El; porque para cuantas promesas hay de Dios, en El está el Sí, por lo cual también a través de El damos el Amén a Dios, para la gloria de Dios, por medio de nosotros”. Cristo es inmutable. Puesto que el Cristo a quien Pablo predicaba conforme a las promesas de Dios no vino a ser sí y no, la palabra que él predicaba acerca de Cristo tampoco era sí y no. No sólo su predicación era conforme a Cristo, sino también su vivir. El no era un hombre inconstante que dijera sí y no, sino un hombre que era igual a Cristo. El vivía a Cristo, así que cuando él decía sí, lo decía en Cristo. La persona de Pablo había sido reducida a nada, de modo que podía simplemente tomar el sí de Cristo como suyo propio. En Cristo no hay sí y no, pues El no cambia; de igual manera, Pablo no cambiaba, debido a que vivía por Cristo.

Debemos orar para que el Espíritu nos permita ver qué clase de persona era el apóstol Pablo. El era una persona que había sido reducido a nada, y que tomaba a Cristo en su espíritu como todo. Es menester que seamos reducidos al grado que permanezcamos siempre en nuestro espíritu y tomemos a Cristo como nuestro todo. Cuando digamos sí, debemos decirlo juntamente con Cristo; si Cristo dice no, nosotros también decimos lo mismo. No tenemos la posición, el derecho ni la base para expresar algo aparte de Cristo, pues fuimos crucificados con El (Gá. 2:20). Pablo había sido abrumado sobremanera (2 Co. 1:8) y reducido al espíritu, de modo que ya no vivía su propia vida, sino que Cristo vivía en él. Por consiguiente, cuando Pablo decía sí, era Cristo quien lo decía.

Es posible que amemos al Señor y nos esforcemos en vivir por la vida de Cristo, pero ¿ponemos esto en práctica cuando nos hacen una pregunta? ¿Nos acordamos en ese momento que debemos responder juntamente con Cristo? Esta es la razón por la que tantos hermanos dicen primero una cosa y luego cambian de parecer; en la mañana dicen “sí”, pero en la tarde dicen “no”. Ellos cambian de parecer continuamente. Si tomaran a Cristo como la respuesta, el Sí y el Amén, no variarían, pues Cristo no cambia (He. 13:8). El apóstol Pablo vivía de esta manera.

LA MANSEDUMBRE Y TERNURA DE CRISTO

En 2 Corintios 10:1 Pablo dice: “Mas yo Pablo os ruego por la mansedumbre y ternura de Cristo”. Quizás seamos mansos y tiernos, pero ¿contiene algo de Cristo nuestra mansedumbre y ternura? Todos estamos de acuerdo en que debemos repudiar nuestro carácter si no manifiesta mansedumbre ni ternura, pero ¿entendemos que también debemos rechazar nuestra mansedumbre y ternura naturales? Algunos hermanos y hermanas se sienten orgullosos de ser mansos y tiernos; incluso es posible que una hermana piense que ella tiene más mansedumbre que las demás hermanas. En cambio, el apóstol Pablo le rogaba a los corintios, no con su propia mansedumbre y ternura, sino con la mansedumbre y ternura de Cristo. De nuevo, esto muestra a una persona que vivía en su espíritu y que siempre tomaba a Cristo como su todo. Pablo experimentó a Cristo no sólo como su poder, sino también como su mansedumbre y su ternura. El era una persona que vivía por Cristo.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top