Economía de Dios y el misterio de la transmisión de la Trinidad Divina, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-7101-8
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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El matrimonio ha sido dispuesto por Dios. Si un hombre o una mujer aún no se han casado después que pasan la edad casadera, habrá una gran presión sobre él o ella. Sin embargo, después que se casa, su cónyuge llega a ser también una presión. Sin necesidad de aprenderlo, todo esposo sabe por naturaleza cómo desgastar a su esposa. Igualmente, sin necesidad de aprenderlo, toda esposa sabe por naturaleza cómo contrariar a su esposo. Alguien puede ser muy problemático, pero en cuanto ve a su esposa, es como un ratón que se encuentra cara a cara con el gato. La vida matrimonial es una vida que consume. Es imposible estar casado y no ser consumido. ¿Por qué ocurren los divorcios? Porque algunos desisten de la vida matrimonial, no pudiendo soportar más el sufrimiento. Hace sesenta años cuando aún era joven, una persona mayor me dijo que la vida matrimonial era un “yugo”. En cuanto una persona se casa, es unido en “yugo” y “encadenado” a la otra. ¿Es entonces el matrimonio algo bueno o malo? En realidad, el matrimonio es muy bueno porque ha sido soberanamente dispuesto por Dios para nuestra transformación. Es imposible ser transformado si uno primeramente no es molido.
Esto mismo se aplica al asunto de engendrar hijos. Si una mujer no tiene un hijo después de tres años de estar casada, ella estará con la enorme presión de tener hijos. Sin embargo, una vez que da a luz un hijo, éste viene a ser una presión adicional. Es posible que cierta hermana sea difícil de tratar. Antes de casarse, sus padres no sabían cómo lidiar con ella, y después que se casa, su esposo tampoco sabe cómo tratarla. Sin embargo, después que ella da a luz a un hijo problemático, ella es consumida y ablandada. Por muy fuerte y obstinado que uno sea, Dios sabe cómo quebrantarlo y transformarlo. Después de ver cómo otros son desgastados por sus propios hijos, una hermana dijo una vez: “No creo que eso sea tan duro. Espere a cuando yo tenga un hijo; lo disciplinaré y lo haré un niño obediente”. Pero después que tuvo su propio hijo, ella era aún más incapaz de afrontar la situación que otros. Usted puede llamar a la policía cuando ha habido un robo en su casa. Sin embargo, si sus hijos son desobedientes, ¿llama también a la policía? ¡Por supuesto que no! Usted incluso teme contárselo a sus vecinos o familiares. Nuestros hijos son los que más pueden desgastarnos. Las esposas que desgastan a sus esposos y los esposos que desgastan a sus esposas no son tan hábiles como los hijos que desgastan a sus padres. Las tácticas habilidosas y demoledoras de los hijos realmente consumen a los padres.
Por lo tanto, desde esta perspectiva, el carácter no se cultiva con una voluntad férrea ni con el duro trato del cuerpo; antes bien, el carácter es el resultado de la transformación que experimentamos en nuestra búsqueda del Señor. Debido a que amamos al Señor, Dios dispone nuestra vida matrimonial y nuestra vida familiar de tal manera que seamos quebrantados y transformados.
Además, la vida de iglesia con todos los hermanos y hermanas también nos consume. Si somos seres humanos, tenemos que ser cristianos; si no somos cristianos, acabaremos en el lago de fuego. Sin embargo, después que nos hacemos cristianos, tenemos que vivir la vida de iglesia. Muchos reconocen que en la vida de iglesia experimentamos cinco sabores —dulce, agrio, amargo, picante y salado— los cuales sirven para quebrantarnos y acabar con nosotros. Si aun así no somos quebrantados, experimentaremos un intenso calor y presión que nos molerá y triturará. A veces los ancianos nos muelen cada día al igual que piedras de molino. Mientras los incrédulos sólo tienen una familia humana, nosotros tenemos dos clases de familia: una familia humana y una familia divina. Además, ambas familias son “yugos” y “cadenas” para nosotros, por lo que no tenemos escape. Si alguien está harto de su trabajo, puede renunciar o aguantarse hasta que se jubile. Sin embargo, el “yugo” y las “cadenas” familiares sólo terminarán cuando muramos. Esto es algo que Dios ha dispuesto; no es algo que nosotros decidimos, sino algo que Dios prepara. Por esta razón, Romanos 8:28 dice: “Sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien”. Dios dispone que todas las cosas cooperen a fin de quebrantarnos, presionarnos y pulverizarnos para nuestra transformación.
Todos sabemos que conforme al propósito eterno de Dios no podemos escapar de Dios. Según Su plan eterno con Su presciencia y en Su sabiduría, Dios nos escogió antes de la fundación del mundo. Luego, conforme a Su plan, nosotros nacimos en esta era, crecimos, fuimos llamados y ahora vivimos la vida de iglesia. Debido a que somos constreñidos por Dios por medio de nuestro entorno, tal parece que no tenemos más alternativa que seguir este camino. Sin embargo, en realidad, si escogemos voluntariamente andar por este camino, seremos bendecidos por Dios. Aunque tengamos sufrimientos, aún estaremos llenos de gozo. Aunque pasemos momentos difíciles en nuestra familia y en la iglesia, con todo, estaremos llenos de gozo. Cuanto más dispuestos estemos a sufrir, más gozo tendremos; y cuanto más gozo tengamos, más seremos transformados. Con el tiempo, se manifestará un carácter piadoso, un carácter a semejanza de Dios.
Por lo tanto, no estamos hablando aquí acerca del carácter producido por lo que se llama comúnmente la cultivación de la naturaleza humana; antes bien, nos referimos a la clase de carácter que Dios desea. Después de recibir en nosotros la vida del Señor y Su Espíritu, empezamos a experimentar la obra que nos quebranta y consume, a fin de que el Señor, en Su vida, pueda añadir más de Sí mismo como Espíritu en nosotros para nuestra transformación, lo cual produce el carácter que Dios desea. A fin de ser útiles en nuestro servicio al Señor, necesitamos recibir una buena medida de adiestramiento en nuestro carácter. El progreso del adiestramiento del carácter depende enteramente de la medida de transformación que experimentemos, y la transformación está relacionada con el crecimiento en vida, con el conocimiento de la verdad y con ser llenos diariamente del Espíritu Santo. Todos estos asuntos se complementan entre sí y requieren que vayamos en pos de ellos con toda seriedad.
Además de los cuatro puntos que hemos mencionado, debemos procurar ver y conocer la economía eterna de Dios. Ésta es la expresión más profunda hallada en la Biblia. La palabra economía puede también traducirse “intención”, “plan”, “arreglo” o “dispensación”. Si deseamos ser aquellos que siguen al Señor, no basta con que simplemente crezcamos en vida, vayamos en pos de la verdad, seamos llenos del Espíritu Santo y seamos transformados en nuestro carácter. Además de esto tenemos que conocer la economía de Dios.
Efesios 3:11 dice: “Conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor”. El propósito eterno que Dios hizo es Su economía. En el griego la palabra traducida “eterna” significa “de los siglos”, y la palabra traducida “propósito” significa “plan”. Por consiguiente, el propósito eterno de Dios y la economía de Dios no son dos cosas diferentes, sino que se refieren a lo mismo. El propósito eterno es el plan eterno que Dios hizo en la eternidad pasada, y este plan eterno es Su economía. La ejecución de la economía de Dios es la operación de Dios. La palabra economía denota un plan intrínseco, mientras que operación se refiere a la ejecución práctica de la economía.
La palabra griega traducida “economía” es oikonomía, que significa “ley doméstica”, “administración familiar”, y, por derivación, “una distribución, o plan, administrativa”. La Biblia nos muestra que Dios tiene una economía en Sí mismo, y que esta economía incluye el propósito, plan, dispensación e intención eternos de Dios. Cuando esta economía está en el proceso de ser revelada y llevada a cabo, es Su operación.
Si queremos conocer la economía de Dios, debemos estudiar Efesios 1:9-11 y 3:9-11. Todos necesitamos estudiar estos seis versículos con mucho detenimiento y aprendérnoslos de memoria. Cada uno de estos seis versículos está relacionado con la economía de Dios como el misterio de misterios. Si los memorizamos y estudiamos bien, disfrutaremos el beneficio de ello por el resto de nuestra vida.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.