Revelación crucial de la vida hallada en las Escrituras, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-1-57593-811-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Mucho más, seremos salvos de la muerte en Su vida. Ser salvos de la muerte incluye ser libertados del pecado, y también incluye la santificación, la transformación, la conformación a la imagen de Cristo y la edificación del Cuerpo. Somos independientes porque carecemos de la vida. En Ezequiel 37 los huesos estaban completamente secos, así que cada hueso estaba solo y separado de los otros. Los huesos estaban separados el uno del otro porque no tenían vida. Puesto que no tenían vida, estaban separados y eran totalmente independientes. Los huesos de nuestro cuerpo humano están unidos mediante la vida, por la vida y con ella para ser un solo cuerpo. Del mismo modo, nosotros somos edificados como un solo Cuerpo mediante la vida divina, por ella y con ella.
Nos debe impresionar el hecho de que desde muchos puntos de vista todavía estamos llenos de muerte. Todavía somos débiles, indisciplinados, descuidados, indolentes, independientes, individualistas y no estamos dispuestos a coordinar con otros. Todas estas fallas indican nuestra debilidad, y ésta es simplemente la muerte. Necesitamos la vida divina. Cuanto más vida tengamos, más ésta absorberá toda la muerte que esté en nuestro ser. Entonces habrá una verdadera transformación en nosotros.
No se debe creer que la transformación es algo que ocurre de repente. La transformación sigue avanzando hora tras hora, momento tras momento y poco a poco durante todo el día. Por la misericordia del Señor, he estado bajo la transformación de la vida interior por muchos años. No debemos creer que es necesario orar y ayunar por un tiempo para experimentar la transformación. Esta no viene de repente, sino que trabaja de forma normal día tras día. Poco a poco la transformación de la vida interior trabaja de manera normal y ordinaria, incluso en las pequeñeces de nuestra vida diaria. Tal vez no podamos percibir la transformación de la vida, pero después de cierto tiempo habrá una diferencia en nuestro ser por causa del crecimiento de la vida.
No podemos ver mucho crecimiento en un niño de un día para otro, pero después de un año podemos ver el crecimiento en vida. De un día para otro no podemos ver ninguna diferencia en las flores o en los árboles frutales. Pero después de algún tiempo, podemos ver las flores brotar y los árboles fructificar. El crecimiento de la vida botánica no es algo que viene de repente sino gradualmente. Después de un tiempo, podemos ver las flores y la fruta como evidencia del crecimiento de la vida.
Si ante el Señor realmente queremos disfrutar al Cristo quien es vida dentro de nosotros, debemos de experimentar un cambio en nosotros después de un tiempo. Si no hay cambio o progreso después de un tiempo, esto indica que no estamos disfrutando la vida interior y salvadora de Cristo. Cuanto más digamos: “Oh Señor. Amén”, más vida recibiremos. Espontáneamente, seremos salvos en Su vida de todo indicio de muerte. Seremos salvos de toda debilidad e incapacidad para poder satisfacer los requisitos de Dios según Su norma divina.
En Filipenses 3:10a Pablo dijo que quería conocer el poder de la resurrección del Señor. Este poder es Su vida de resurrección, la cual lo resucitó de entre los muertos (Ef. 1:19-20). Necesitamos conocer y experimentar el poder de vida de la resurrección del Señor para ser salvos en Su vida.
Necesitamos llevar esta comunión al Señor y orar-leer los versículos de Romanos enumerados en la lectura bíblica hasta que percibamos que la vida en nosotros está verdaderamente gobernando y reinando como rey. Entonces no sólo andaremos en la novedad de la vida (Ro. 6:4) y no sólo seremos salvos en la vida (5:10), sino que también reinaremos en vida (5:17). Entonces tendremos la plena libertad. Reinaremos en vida al tomar a Cristo como la vida. Nada nos atará porque estaremos libres en el disfrute que experimentaremos de la vida salvadora de Cristo. Al ser salvos en Su vida, seremos santificados, transformados y edificados en el Cuerpo de Cristo. La santificación, la transformación y la edificación del Cuerpo provienen de la salvación que trae la vida.
En Romanos 10 se revela la manera de disfrutar la salvación que trae la vida. Los versículos 12 y 13 nos dicen que el Señor es rico para con todos los que le invocan y que todo aquel que invoque el nombre del Señor, será salvo. Cuando invocamos el nombre del Señor, somos salvos en Su vida. Cuando le invocamos, disfrutamos la salvación que la vida trae. Que el Señor tenga misericordia de nosotros para que disfrutemos Su vida salvadora al máximo día tras día.
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