Sacerdocio, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-0324-8
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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“Harás asimismo una mesa de madera de acacia; su longitud será de dos codos, y de un codo su anchura, y su altura de codo y medio. Y la cubrirás de oro puro, y le harás una cornisa de oro alrededor. Le harás también una moldura alrededor, de un palmo menor de anchura, y harás a la moldura una cornisa de oro alrededor. Y le harás cuatro anillos de oro, los cuales pondrás en las cuatro esquinas que corresponden a sus cuatro patas ... Harás también sus platos, sus cucharas, sus cubiertas y sus tazones, con que se libará; de oro fino los harás. Y pondrás sobre la mesa el pan de la proposición delante de mí continuamente. Harás además un candelero de oro puro; labrado a martillo se hará el candelero; su pie, su caña, sus copas, sus manzanas y sus flores, serán de lo mismo. Y saldrán seis brazos de sus lados; tres brazos del candelero a un lado y tres brazos al otro lado ... Sus manzanas y sus brazos serán de una pieza, todo ello una pieza labrada a martillo, de oro puro. Y le harás siete lamparillas, las cuales encenderás para que alumbren hacia adelante. También sus despabiladeras y sus platillos, de oro puro. De un talento de oro fino lo harás con todos estos utensilios” (Ex. 25:23-26, 29-32, 36-39).
Después de estos versículos debemos leer Exodo 37: “Hizo también la mesa de madera de acacia ... Hizo asimismo el candelero de oro puro ... Hizo también el altar del incienso, de madera de acacia” (vs. 10, 17, 25).
Ahora leamos Levítico 24:1-9: “Habló Jehová a Moisés, diciendo: Manda a los hijos de Israel que te traigan para el alumbrado aceite puro de olivas machacadas, para hacer arder las lámparas continuamente. Fuera del velo del testimonio, en el tabernáculo de reunión, las dispondrá Aarón desde la tarde hasta la mañana delante de Jehová; es estatuto perpetuo por vuestras generaciones. Sobre el candelero limpio pondrá siempre en orden las lámparas delante de Jehová. Y tomarás flor de harina, y cocerás de ellas doce tortas; cada torta será de dos décimas de efa. Y las pondrás en dos hileras, seis en cada hilera, sobre la mesa limpia delante de Jehová. Pondrás también sobre cada hilera incienso puro, y será para el pan como perfume, ofrenda encendida a Jehová. Cada día de sábado lo pondrá continuamente en orden delante de Jehová, en nombre de los hijos de Israel, como pacto perpetuo. Y será de Aarón y de sus hijos, los cuales lo comerán en lugar santo; porque es cosa muy santa para él, de las ofrendas encendidas a Jehová, por derecho perpetuo”.
Debemos ver aún más del sacerdocio. Ya sabemos que el tabernáculo se compone del Lugar Santo y el Lugar Santísimo, y a su alrededor está el atrio. En el Lugar Santísimo está el arca, la cual tipifica a Cristo; y en el arca se encuentra el propiciatorio rociado con la sangre para expiación, donde Dios se encuentra con el hombre.
Cuando el hombre se reúne con Dios en el propiciatorio, debe llevar consigo dos cosas: la sangre y el incienso. Debe obtener la sangre del atrio y quemar el incienso en el Lugar Santo. Por medio de la sangre y el incienso, el hombre está calificado y le es permitido tener contacto con Dios. Sabemos que la sangre tipifica la sangre de Jesús, por la cual somos redimidos, y el incienso representa el dulce y agradable aroma del Cristo resucitado.
Así que la sangre es necesaria para la redención, y el incienso para la aceptación. Por medio de la sangre somos redimidos y en este incienso aromático de Cristo somos reconciliados. Por medio de ambos, nosotros podemos acercarnos a Dios confiadamente. Obtenemos la sangre del altar externo y quemamos el incienso en el altar interno. Por medio de la sangre y del incienso somos aceptados por Dios y también podemos tener contacto, reunirnos y tener comunión con El. Por lo tanto, vemos que el altar del incienso es el centro del tabernáculo.
No obstante, conforme al Antiguo Testamento, hay por lo menos dos otras cosas en el Lugar Santo: la mesa del pan de la proposición y el candelero. ¿Qué clase de relación tienen estas dos con nuestra relación con Dios? En el capítulo anterior vimos claramente que el incienso no puede ser quemado en la oscuridad. En el atrio el sol da la luz en el día, y la luna, en la noche. Esta es luz natural, pero en el Lugar Santo no hay luz natural. No hay ventanas, ni puertas; solamente una entrada cubierta. Por eso, se necesita el candelero.
Quemar el incienso requiere que se encienda el candelero para que alumbre. Entonces es posible quemar el incienso, y esto depende mucho del candelero. Ya vimos esto claramente en el capítulo anterior, y también hemos visto su significado espiritual. Tenemos que tener la luz de la Palabra, por medio del Espíritu, para que sepamos como orar. De otra manera, simplemente vamos a orar en oscuridad. Cualquier cosa que digamos sin la luz va a ser en la oscuridad. Seria una tontería hablar con el Señor de esta manera. Necesitamos orar en luz y con luz. Entonces nuestra oración será el resultado de la luz, la cual viene de la Palabra por medio del Espíritu. La Palabra y el Espíritu no son dos entidades separadas, sino dos lados de una misma. Son dos aspectos de lo mismo, así como los israelitas tenían la columna de nube y la columna de fuego. Era una sola columna con dos aspectos. En el día era la columna de nube, y en la noche era la columna de fuego. La nube tipifica al Espíritu Santo, y el fuego tipifica la santa Biblia. Cuando nuestro cielo está despejado, tenemos el Espíritu Santo, pero si está nublado, necesitamos la santa Biblia para que nos alumbre y nos dé luz.
Así que, el Espíritu y la Palabra son dos aspectos de lo mismo para ser iluminados y es en esta iluminación que sabemos como orar y como decir algo de Cristo a Dios como un incienso dulce. Esta es la expresión en la luz de algo de Cristo desde nuestro interior. Sin la luz solamente oraríamos tonterías.
¿Pero qué tiene que ver la mesa del pan de la proposición con el candelero y el altar del incienso? En Exodo 37 podemos ver una secuencia cuando se fabricaron esos utensilios. Primeramente, fue hecha la mesa del pan de la proposición; después el candelero, y por último el altar de incienso. Esto nos muestra claramente que la mesa es primero, luego el candelero y después el altar del incienso. También significa que la mesa del pan de la proposición es necesaria para el candelero, y éste, a su vez, para el altar del incienso.
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