Visión la práctica y la edificación de la iglesia como cuerpo de Cristo, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-7643-3
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Efesios 4:15 continúa, diciendo: “Asidos a la verdad en amor, crezcamos en todo en Aquel que es la Cabeza, Cristo”. No sólo hablamos la verdad, sino que nos asimos a la verdad. La verdad aquí no se refiere a meras enseñanzas. Asirnos a la verdad significa asirnos a la realidad. No podemos discutir acerca de enseñanzas o formas. Más bien, debemos asirnos a la realidad, que es Cristo. Por ejemplo, no debemos discutir con las personas acerca del bautismo por aspersión o inmersión. En vez de ello, sencillamente debemos asirnos a la realidad del bautismo. La realidad del bautismo consiste en que nos identificamos con Cristo. Hemos sido crucificados, sepultados y resucitados con Él. Esta identificación con Cristo es la realidad misma del bautismo. De manera similar, las hermanas no deben discutir con las personas en cuanto a cubrirse la cabeza, lo cual es externo. Más bien, deberían guardar la realidad de cubrirse la cabeza, que es la autoridad de Cristo, la Cabeza.
El versículo 15 dice que si nos asimos a la realidad, creceremos en todo en Aquel que es la Cabeza, Cristo. Cuando nos asimos a la realidad, crecemos en Cristo. Esto comprueba que la verdad a la cual nos asimos, la realidad, es Cristo. Nosotros nos asimos a Cristo como realidad en todas las cosas. El hecho de que debemos crecer en todo en Cristo indica que en algunas cosas aún no hemos crecido en Él. Crecer en todo en Cristo equivale a ser ocupado completamente por Él. En cada aspecto de todas las cosas debemos ser poseídos por Cristo.
El versículo 16 dice: “De quien todo el Cuerpo, bien unido y entrelazado por todas las coyunturas del rico suministro y por la función de cada miembro en su medida, causa el crecimiento del Cuerpo para la edificación de sí mismo en amor”. Con cada parte, es decir, cada miembro, hay una función en una medida. Cada quien tiene una parte, y la función de cada uno en su medida tiene que ser aplicada a la vida de iglesia. El crecimiento en este versículo tiene como finalidad la edificación del Cuerpo en amor. Esto significa que el Cuerpo se edifica a sí mismo no de manera directa por las personas dotadas, sino por todos los diferentes miembros, las diferentes partes. Las personas dotadas toman la responsabilidad de educar, entrenar, hacer aptos, fortalecer, enriquecer y perfeccionar a los miembros, y los miembros mismos edifican la iglesia local directamente por medio de su función.
Este versículo dice que el Cuerpo es unido y entrelazado. Incluso hoy algunos dicen que la iglesia será edificada únicamente en los cielos, que esto no se puede lograr en la tierra en esta era. Si éste fuera el caso, no habría necesidad alguna de que nos juntásemos. Según los versículos del 1 al 16, la edificación es algo que se logra hoy día en la tierra. A menos que esta meta se realice en la tierra, el Señor Jesús no podrá regresar. Verdaderamente se necesita la edificación. Esperen y vean qué sucede: si no todo el Cuerpo, al menos un pequeño número, un remanente, una parte del Cuerpo, será recobrada con miras a que participen en la edificación. Este recobro será una preparación para el regreso de Cristo. A fin de practicar la vida de iglesia, no podemos descuidar ninguno de los asuntos de los cuales hemos tenido comunión en este capítulo. Debemos guardar todos estos puntos. Entonces conoceremos la manera de practicar la vida de iglesia.
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