Espíritu en las epístoles, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-7707-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Por medio de Él los unos y los otros tenemos acceso en un mismo Espíritu al Padre. (2:18)
Los unos y los otros tenemos acceso al Padre, no al ser inspirados por el Espíritu, sino al estar en un mismo Espíritu. Los judíos y los gentiles no podían ser uno; había una sólida pared entre ellos. No obstante, el Espíritu está en los hermanos judíos, y el mismo Espíritu también está en los hermanos gentiles. Por tanto, en un mismo Espíritu ellos han llegado a ser uno. Así pues, este Espíritu es el Espíritu que une.
Diligentes en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. (4:3)
Esta unidad está en el Espíritu, y este Espíritu es la unidad. La obra que Él está haciendo en nosotros es una obra que revela y una obra que une. Cuanto más debatimos sobre la doctrina, más separados estamos; cuanto más debatimos, mayor es la distancia entre nosotros. No obstante, si nos volvemos a nuestro espíritu, el resultado será la unidad. Las lámparas fluorescentes de una habitación están separadas exteriormente, pero están unidas en la corriente eléctrica como una sola entidad. De igual modo, en nosotros mismos usted es usted, y yo soy yo; no obstante, en el Espíritu somos uno.
En quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el espíritu. (2:22)
La morada de Dios, el edificio de Dios, es edificada por el Espíritu en nuestro espíritu. Cuando vivimos en este Espíritu, tenemos revelación; cuando vivimos en este Espíritu, guardamos la unidad; y cuando vivimos en este Espíritu, somos juntamente edificados.
Un Cuerpo, y un Espíritu. (4:4a)
El Espíritu está en el Cuerpo; por ende, hay un Cuerpo y hay un Espíritu. Si no vivimos en el Espíritu, la edificación viene a ser sólo doctrina, y lo mismo sucede con la coordinación. Tanto la edificación como la coordinación se realizan en el Espíritu. Es por esto que necesitamos aprender a vivir en el Espíritu.
Para que os dé, conforme a las riquezas de Su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por Su Espíritu. (3:16)
El hombre interior es nuestro nuevo hombre, nuestro espíritu regenerado, mientras que el hombre exterior es nuestra alma. Nuestro yo es nuestra alma; el Señor está en nuestro espíritu. Nuestra alma es el hombre exterior; nuestro espíritu es el hombre interior. Muchas personas salvas son muy fuertes en su alma, pero muy débiles en su espíritu. En otras palabras, su hombre exterior es fuerte, pero su hombre interior es débil. Por tanto, ellos no tienen mucha experiencia del Señor. Por esta razón, el apóstol Pablo oró que Dios fortaleciera nuestro espíritu con Su Espíritu para que nuestro espíritu fuese fortalecido. De manera que, el Espíritu que está en nosotros es el Espíritu que nos fortalece.
Y os renovéis en el espíritu de vuestra mente. (4:23)
En esta etapa el Espíritu ya no sólo está en nuestro espíritu, sino que se ha extendido a nuestra mente para llegar a ser el espíritu de la mente. Para tener la edificación necesitamos la transformación, y para tener la transformación necesitamos la renovación. Romanos 12 también se refiere a que somos transformados por medio de la renovación de la mente. ¿Cómo sucede esta transformación por medio de la renovación? Es al tener el Espíritu en nuestra mente. A menos que el Espíritu se extienda a nuestra mente, no podemos ser renovados. Así que, el Espíritu debe extenderse. Si obstaculizamos al Espíritu, no es posible que seamos transformados. Dios debe extenderse a nuestra mente, para que nuestra mente pueda llegar a ser el espíritu de la mente. Es en este espíritu de la mente que somos renovados.
No os embriaguéis con vino [...] antes bien, sed llenos en el espíritu. (5:18)
Cuando el espíritu ocupa la mente, la voluntad y la parte emotiva, esto significa que la mente, la voluntad y la parte emotiva están llenas del espíritu. Por tanto, el espíritu reina sobre nuestro ser entero y lo ocupa. La palabra espíritu aquí no tiene un artículo definido en el griego; no denota ni el Espíritu Santo ni nuestro espíritu de manera definitiva. Más bien, se refiere al espíritu formado de dos espíritus. Tenemos este espíritu en nosotros, pero todavía no está en nuestra mente, ni en nuestra parte emotiva ni en la voluntad. Este espíritu está únicamente en nuestro espíritu; aún le falta entrar en cada parte de nuestro ser. Ahora debemos permitir que este espíritu se extienda y se introduzca en cada parte de nuestro ser, para que todo nuestro ser sea lleno del espíritu. Mucha gente hoy habla acerca de ser llenos del Espíritu Santo. En realidad, ellos se refieren meramente al derramamiento del Espíritu Santo. Tal derramamiento es un asunto externo, mientras que ser llenos es un asunto interno.
Cuando nos arrepentimos y fuimos salvos, el Señor entró en nosotros. En ese momento nuestra mente se tornó, nuestra parte emotiva amó al Señor y nuestra voluntad decidió recibirle a Él. Abrimos nuestro corazón al Señor y Él entró con regocijo. No obstante, gradualmente, nuestra mente, nuestra parte emotiva y nuestra voluntad se cerraron al Señor, y le encerramos en nuestro espíritu. Algunos hacen esto muy pronto, mientras que otros lo hacen más tarde. A la postre, nuestro espíritu se convierte en una prisión. El Señor Jesús ha encontrado una prisión en vez de una morada después de entrar en nuestro ser. ¿Saben cuál es la diferencia entre una prisión y una morada? Uno puede entrar y salir libremente en una morada, pero no en una prisión. Hermanos y hermanas, ¿el Señor Jesús reside en ustedes o se halla encarcelado en ustedes? ¿Le dan ustedes libertad al Señor Jesús? Ya no lo encarcelemos más. Antes bien, abramos de nuevo nuestro corazón; tornemos nuestra mente, parte emotiva y voluntad a Él otra vez. Así Él podrá propagarse al exterior, y el resultado de esta propagación es que Él hace Su hogar en nuestro corazón. Entonces Él ocupará todo nuestro ser, y cada parte de nuestro ser estará llena de Él.
Sería maravilloso si el Señor pudiera ocuparnos a algunos de nosotros, los cristianos, dentro de cinco años. Por lo común, estamos luchando constantemente con el Señor. En la mañana le damos todo nuestro ser al Señor, pero en la noche le quitamos la mitad. Luego, la mañana siguiente tomamos una cuarta parte, y al final sólo le queda una cuarta parte. El Señor se ve frustrado en nuestro interior, pero todo lo que puede hacer es esperar con paciencia. Dos semanas después Él viene para atraernos de nuevo. Por tanto, nuevamente nos arrepentimos y confesamos nuestros pecados. Nuestra mente se vuelve a Él, y nuestra parte emotiva le desea. Hacemos esto en la mañana, pero a mediodía otra vez cambiamos de parecer. De manera que, el Señor ha estado luchando con nosotros por muchos años.
No obstante, hermanos y hermanas, el Señor siempre gana. Ustedes nunca van a ganar. Si Él no puede subyugarlos en un año, Él esperará cinco años. Si no puede subyugarlos en cinco años, Él esperará diez años. Si no puede subyugarlos en esta era, Él los subyugará en la era venidera. Pero si le permiten avanzar para que Él lo haga pronto, serán muy felices, y Él también estará feliz. De lo contrario, Él sufrirá y ustedes también sufrirán.
Recibid [...] la espada del Espíritu, el cual es la palabra de Dios. (6:17)
La espada del Espíritu es obviamente para combatir. Por tanto, este Espíritu es también el Espíritu que combate. Cuando ustedes estén ocupados con el Espíritu y llenos de Él, estarán equipados para combatir en la lucha espiritual por el Señor.
Orando en todo tiempo en el espíritu. (v. 18)
Este espíritu no se refiere al Espíritu Santo, sino al espíritu formado de dos espíritus. Debemos orar en este espíritu.
Queridos hermanos y hermanas, estos ocho aspectos representan la obra que el Espíritu de vida realiza en nosotros como sello y arras. Por medio de estos ocho aspectos de la obra, Él nos coordina en el Cuerpo y nos edifica en la iglesia. Cuando nos volvemos a nuestro espíritu, tenemos la luz y la revelación respecto a la iglesia, la revelación respecto al misterio de Cristo. También somos uno con los demás. Puesto que somos uno, somos edificados y nuestro espíritu es fortalecido. Cuando somos fortalecidos, somos renovados; cuando somos renovados, somos llenos; cuando somos llenos, estamos equipados para combatir. Oramos en este espíritu que combate. Oramos por la propagación del reino de Dios y por la revelación del misterio de Dios. Ésta es la vida de iglesia y la vida del Cuerpo. La vida del Cuerpo está en este Espíritu. Éste es el Espíritu revelado en Efesios.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.