Mensajes dados a los santos que trabajanpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-7200-8
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Cada uno de nosotros tiene un cuerpo, el cual es nuestro cuerpo físico. Cristo también tiene un Cuerpo, el cual es Su iglesia. Aparentemente nuestro cuerpo es una organización compuesta de muchos miembros que han sido agrupados. Sin embargo, no diríamos que es igual a una mesa hecha con muchas piezas de madera. La mesa es una organización sin vida; en cambio, el cuerpo es un organismo constituido de vida. En tanto que algo sea parte del cuerpo, sea grande o pequeño, tiene el sentir y función orgánicos. De manera semejante, el Cuerpo de Cristo, la iglesia, no es una organización, sino un organismo. Por lo tanto, edificar la iglesia de Cristo no equivale a edificar una congregación, una organización ni un grupo social. La manera vieja, la manera tradicional del cristianismo, no presta atención al Cuerpo de Cristo, sino únicamente a la organización externa. La manera vieja alienta a las personas a ser parte de una religión. Una vez que forman parte de una religión, se hacen miembros de ese grupo. Entonces se juntan todos para llevar a cabo elecciones. Forman una junta directiva, un comité, y eligen a los diferentes miembros del comité. Esto es una congregación, no el Cuerpo de Cristo. El Cuerpo de Cristo es un grupo de personas que se han arrepentido, han creído en Jesús, y le han recibido como su Salvador y vida. Ellos han sido regenerados en su espíritu y tienen al Espíritu Santo en su interior, quien se mueve en ellos y los llena para que sean transformados, crezcan y lleguen a ser miembros orgánicos.
Esta noche estoy aquí de pie ante ustedes. Si no tuviera un cuerpo orgánico que coordina con mi vida, entonces mi persona viva no podría ser expresada. El Señor Jesús es una persona vasta, es Aquel que lo llena todo; por tanto, necesita de un organismo que lo exprese. Sin embargo, hasta el día de hoy, Él todavía no ha obtenido este gran organismo que es la iglesia apropiada. Hemos estado en el recobro del Señor por muchas décadas, y Su recobro se ha extendido a los seis continentes, donde hay más de mil cien iglesias locales. No obstante, el porcentaje al cual somos orgánicos es todavía muy bajo; todavía nos falta la expresión orgánica de las funciones de la vida. Todavía nos encontramos en una condición que es mayormente organizativa. Éste es el resultado de la vieja manera. Por lo tanto, existe la urgente necesidad de que abandonemos la vieja manera para seguir la nueva manera que el Señor nos ha dado, a fin de desarrollar las funciones orgánicas de los miembros, de modo que el Señor pueda obtener un Cuerpo orgánico.
Con miras a la edificación del Cuerpo de Cristo, primeramente necesitamos a Cristo, la Cabeza. A fin de tener un cuerpo, primero necesitamos tener una cabeza; la cabeza es Cristo mismo. El que Cristo sea la cabeza está relacionado con Su victoria, la cual es Su muerte y resurrección. Él derrotó al enemigo en la cruz y por medio de la muerte destruyó al diablo, quien tiene el imperio de la muerte. Además de esto, salió del Hades venciendo la muerte, y luego ascendió a los cielos. Por medio de la victoria de Su muerte y resurrección, así como mediante Su ascensión y exaltación, Él tomó cautivos y perfeccionó a las personas dotadas. Originalmente, nosotros éramos aquellos que Dios escogió antes de la fundación del mundo; sin embargo, debido a la caída, Satanás nos llevó cautivos por medio del pecado y nos introdujo en la muerte. Pero Dios no nos abandonó; Él mismo se hizo carne, pasó por la muerte, la resurrección y la ascensión a fin de resolver el problema de nuestros pecados, destruir a Satanás, abolir la muerte y capturarnos de las manos de Satanás, para finalmente sentarnos juntamente con Él en los lugares celestiales. Fue en esas circunstancias que fuimos redimidos y regenerados, y recibimos la vida de Dios y el Espíritu Santo. Ahora estamos siendo transformados y estamos creciendo; de este modo, algunos llegan a ser personas dotadas. Pedro, Pablo y los muchos apóstoles, profetas, evangelistas y pastores y maestros eran esta clase de persona.
Después de esto, Cristo dio estas personas dotadas a Su Cuerpo. Él ha hecho esto, no sólo en la época de los apóstoles, sino también a través de las generaciones. Entre los miles de creyentes, el Señor ha perfeccionado a muchas personas dotadas: algunos llegaron a ser apóstoles, otros profetas, otros evangelistas y otros pastores y maestros. El Señor ha dado tales personas a la iglesia para que se lleve a cabo la edificación del Cuerpo de Cristo.
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