Información del libro

Vida que vence, Lapor Watchman Nee

ISBN: 978-1-57593-909-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

    Por favor, utilice Firefox o Safari
Actualmente disponible en: Capítulo 7 de 8 Sección 1 de 2

EL PRINCIPIO DE “TE FALTA UNA COSA”

Personalmente valoro mucho este pasaje de la Palabra. Nos revela la primera condición necesaria para obtener la victoria. Síganme con paciencia en el estudio de esta porción, y veamos lo que realmente dice. Un hombre principal vino al Señor Jesús y le preguntó acerca de la vida eterna, la vida de Dios. La vida eterna incluye tanto la salvación como la victoria. Por consiguiente, en los siguientes versículos, se habla tanto de la salvación como de la entrada en el reino de Dios. Vemos que la esfera abarca tanto la salvación como la victoria.

Este hombre importante vino al Señor Jesús, y le preguntó qué debía hacer para heredar la vida eterna. El Señor le hizo una lista de cinco condiciones muy rigurosas: “No adulteres; no mates; no hurtes; no digas falso testimonio; honra a tu padre y a tu madre”. Ningún joven, por importante que fuera, podría guardar estos mandamientos. Era imposible que un joven gobernante no cometiera adulterio ni matara ni hurtara ni dijera falso testimonio y honrara a su padre y a su madre. Ningún joven gobernante podía cumplir estas cinco condiciones. Sin embargo, sorprendentemente este joven respondió a Jesús: “Todo esto lo he guardado desde mi juventud”. El no había quebrantado ninguno de estos mandamientos ni una sola vez. Era como si dijese: “Maestro, ¿hay alguna otra condición? Porque si no, entonces yo debo heredar la vida eterna. Yo soy apto para obtener vida eterna”. Pero el Señor le dijo que todavía le faltaba algo. “Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y repártelo a los pobres, y tendrás tesoro en los cielos; y ven, sígueme”. ¿Puede usted ver que todavía le falta una cosa? ¿Qué significa faltarle una cosa? El Señor Jesús le dijo que todavía le faltaba una cosa, y que no era apto si no la tenía. ¿Significa esto que quien viene al Señor tiene que vender todo lo que posee o que quien cree en el Señor Jesús tiene que abandonarlo todo? No. Debemos reconocer que muchos ricos pueden recibir vida eterna. Pero ¿por qué no vemos que muchos de ellos sean salvos? ¿Por qué son tan pocos los ricos que se salvan? Algunos han dicho: “No puedo vender todo lo que tengo”. El versículo 26 indica que algunos que escucharon estas palabras murmuraron: “¿Quién, pues, podrá ser salvo?”. Sin embargo, en el versículo 27 el Señor Jesús dijo: “Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios”. El Señor le estaba demostrando al joven gobernante, que la salvación es inalcanzable para el hombre, pero el joven no quiso aceptar este hecho. El pensaba que podía abstenerse de cometer adulterio, de matar, de hurtar, de decir falso testimonio y que podía honrar a su padre y a su madre. El propósito de lo que le dijo el Señor, era demostrarle que la salvación y la victoria son imposibles para el hombre. Sin embargo, este joven pensaba que era posible obtenerlas. Por lo tanto, el Señor le puso una condición más. Con esto le estaba diciendo: “Puesto que tú dices que puedes guardar estas cinco condiciones, te pondré una condición más. Puedo seguir añadiendo un requisito tras otro, para ver si puedes guardarlos todos”. Cuando el joven comprendió que no podía cumplir las condiciones que el Señor le ponía, se entristeció mucho y se marchó.

Si usted trata de ser salvo, o si usted trata de vencer, Dios con frecuencia le pondrá “una cosa” delante de usted. Frecuentemente creemos que hemos hecho un buen trabajo. Nos enojábamos con facilidad, pero ahora podemos controlarnos. Eramos orgullosos, pero ahora podemos humillarnos. Teníamos celos de otros, pero ahora no somos tan envidiosos. Eramos muy locuaces, pero ahora no hablamos tanto. Creemos que no estamos tan lejos de la victoria y que hemos vencido bastante. Pero aunque no seamos impacientes, orgullosos, celosos ni habladores, seguimos teniendo una cosa, un defecto. Parece que todo lo demás ha sido solucionado, pero que todavía nos hace falta una cosa. Puede ser algo muy insignificante. Puede ser un gusto exagerado por la comida, o tal vez no podamos levantarnos en la mañana antes de las ocho o las nueve. Parece extraño que podamos vencer muchos pecados y que a la vez seamos incapaces de vencer este pecado. Somos inútiles en este asunto. Gastamos todo nuestro esfuerzo en vencerlo. Es posible que les pidamos a otros que nos despierten o tal vez usemos un despertador, y ni siquiera así logramos despertarnos. No podemos explicarlo. Podemos vencer muchas otras cosas, pero no conseguimos vencer este asunto. Este es el principio establecido en Lucas 18, el principio de que todavía nos falta una cosa. Dios nos comprueba que no somos capaces. Tarde o temprano tendremos que reconocer que no somos capaces. Quizá el Señor nos permita llegar a ser capaces en algo, pero nos mostrará que todavía nos falta una cosa. El debe mostrarnos que hay por lo menos una cosa que no podemos hacer. Para poder darnos la victoria, El debe mostrarnos primero que nosotros no podemos obtenerla. La victoria es un don de parte de Cristo; no podemos vencer en nosotros mismos. Por consiguiente, Dios dejará una o dos cosas que no podamos vencer. Así nos demostrará que “todavía nos falta una cosa”.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top