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Conocimiento de la vida, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-87083-917-7
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Actualmente disponible en: Capítulo 1 de 14 Sección 3 de 4

III. LA VIDA ES EL CONTENIDO DE DIOS

Con respecto a lo que la vida es, el tercer punto consiste en que la vida es el contenido de Dios. Puesto que la vida es el fluir de Dios, es por lo tanto el contenido de Dios, porque el fluir de Dios procede de Dios mismo, y Dios es Su propio contenido.

Este contenido, por ser Dios mismo, es todo lo que Dios es, o sea, la plenitud de la Deidad. La Biblia nos dice que toda la plenitud de la Deidad está en Cristo (Col. 2:9). Cristo, la corporificación de Dios, fue manifestado para ser la vida del hombre. Esta vida contiene toda la plenitud de la Deidad, la cual es todo lo que Dios es. Todo lo que Dios es, se encuentra en esta vida. El hecho de que Dios sea Dios radica en esta vida. Por lo tanto, esta vida es el contenido de Dios, la plenitud de la Deidad. Cuando recibimos esta vida, recibimos el contenido de Dios, y recibimos todo lo que está en Dios. Esta vida dentro de nosotros es lo que Dios es. Ahora en esta vida Dios llega a ser nuestro todo y es nuestro todo; Dios llega a ser nuestro Dios y es nuestro Dios. En Cristo esta vida es la plenitud de la Deidad y el contenido de Dios mismo; por eso, también en nosotros esta vida es la plenitud de la Deidad y el contenido de Dios mismo.

IV. LA VIDA ES DIOS MISMO

Hemos visto que esta vida es el fluir de Dios, y que la vida es el contenido de Dios. El fluir de Dios procede de Dios mismo, y el contenido de Dios también es Dios mismo. Por ser la vida el fluir de Dios así como el contenido de Dios, la vida es Dios mismo. Este es el cuarto punto que debemos conocer con respecto a lo que la vida es.

En Juan 14:6 el Señor Jesús dijo que El es la vida. Después de decir esto, desde el versículo 7 hasta el 11, dio a conocer a los discípulos que El y Dios son uno (y cuando dice esto, es Dios quien habla en El). El es Dios hecho carne, y es Dios en la carne (Jn. 1:1, 14; 1 Ti. 3:16). Cuando dice que El es la vida, es Dios quien dice que Dios es la vida. Por consiguiente, Sus palabras nos muestran que la vida es el propio Dios.

Debemos prestar atención al hecho de que la Biblia muy pocas veces usa la expresión “la vida de Dios”. La enseñanza de la Biblia nos revela principalmente que Dios es la vida; habla principalmente de Dios como vida; muy pocas veces menciona “la vida de Dios”. Nos dice que Dios es nuestra vida y habla de Dios como nuestra vida; casi nunca dice que Dios quiere que recibamos “Su vida”. Decir “la vida de Dios” es diferente de decir “Dios es vida” o “Dios como vida”. La vida de Dios no implica necesariamente la totalidad de Dios mismo, mientras que las expresiones Dios es vida o Dios como vida denotan al Dios mismo completo. Hablando con propiedad, cuando recibimos vida, no sólo recibimos la vida de Dios, sino a Dios como vida. Dios no solamente nos dio Su vida; El mismo vino para ser nuestra vida. Por ser Dios mismo la vida, Su vida es Su mismo ser.

Entonces, ¿qué es la vida? La vida es Dios mismo. ¿Qué significa tener vida? Tener vida es tener a Dios mismo. ¿Qué significa vivir la vida? Vivir la vida es vivir a Dios mismo. La vida no es diferente de Dios en lo más mínimo. Si lo fuera, no sería la vida. Debemos entender esto claramente. No es suficiente saber que tenemos vida; además debemos saber que esta vida que tenemos es Dios mismo. No es suficiente saber que debemos vivir esta vida; debemos saber también que la vida que debemos vivir es Dios mismo.

Hermanos y hermanas, en verdad ¿cuál es la vida que debemos vivir? ¿Qué es lo que vivimos cuando vivimos la vida? ¿Es el amor, la humildad, la ternura y la paciencia lo mismo que vivir la vida? ¡De ninguna manera!, porque ni el amor, ni la humildad, ni la ternura, ni la paciencia es vida; ni tampoco lo es la bondad o la virtud. Sólo Dios mismo es la vida. Por lo tanto, vivir tales virtudes no es vivir la vida. Solamente vivir a Dios es vivir la vida. Si el amor, la humildad, la ternura y la paciencia que vivimos no son el fluir de Dios ni la manifestación de Dios, entonces no son vida. Toda bondad o virtud que vivamos no es vida, a menos que sea la expresión de Dios a través de nosotros. Las buenas virtudes que vivimos deben ser el fluir, la manifestación y la expresión de Dios; entonces estaremos viviendo la vida; porque la vida es Dios mismo.

Colosenses 2:9 y Efesios 3:19 nos muestran la plenitud de Dios. La vida que recibimos es este Dios “completo”. Por lo tanto, esta vida también es “completa”. En ella están el amor y la luz, la humildad y la ternura, la paciencia y la longanimidad, la compasión y la comprensión. Todas las bondades y virtudes contenidas en Dios se hallan en esta vida. Por lo tanto, esta vida puede expresar en nuestro vivir todas estas virtudes desde nuestro interior. Vivir estas virtudes equivale a vivir a Dios, porque esta vida es Dios. Aunque esta vida se expresa por medio de muchas manifestaciones, tales como el amor, la humildad, la ternura y la paciencia, todas éstas son expresiones de Dios, porque brotan de Dios. Lo que brota de Dios es la expresión de Dios, o la expresión de la vida, porque Dios es la vida y la vida es Dios


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