Vida que vence, Lapor Watchman Nee
ISBN: 978-1-57593-909-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
ISBN: 978-1-57593-909-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
Font Size
Gálatas 2:20 es un versículo que conocemos bien. En esta ocasión hablaremos más de esto. En el último mensaje hablamos de lo que es la vida vencedora. Sabemos que la vida vencedora es Cristo y también que la vida vencedora consiste en que Cristo vive en nosotros. La pregunta es ¿cómo podemos entrar en la experiencia de esta vida? Cristo desea ser nuestra vida y puede hacernos victoriosos; pero, ¿cómo puede El ser nuestra vida? ¿Cómo puede Cristo expresar Su vida en nosotros? Hemos oído el evangelio y sabemos que Jesús es el Salvador; pero, ¿cómo lo podemos tomar como nuestro Salvador? Conocemos la salvación efectuada en la cruz; pero, ¿cómo podemos unirnos a esta salvación? La pregunta que estudiaremos en este mensaje es ¿cómo podemos unirnos a Cristo y qué debemos hacer para que El llegue a ser nuestra vida y viva en nosotros? Esta tarde estudiaremos Gálatas 2:20.
No vamos a examinar ni el comienzo ni el final de este versículo. Comenzaremos en medio del versículo. Allí encontramos una expresión maravillosa: “Y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí”. Podemos decir: “Ya no vivo yo, mas Cristo”. ¿Qué significa “ya no vivo yo, mas Cristo”? Estas seis palabras significan victoria. Se refieren a la vida vencedora de la que hemos estado hablando. La vida vencedora es sencillamente (1) “ya no vivo yo” y (2) “mas Cristo”. Esta es la vida vencedora. En tanto que se cumplan “ya no viva yo” y “mas Cristo”, hay victoria. Si a “ya no vivo yo” añadimos “mas Cristo” tenemos la victoria, y todos los problemas quedan resueltos.
En el mensaje anterior vimos que el significado de la vida que vence es que ya no vivo yo, mas Cristo. Pero todavía quedan algunas preguntas. ¿Cómo puede un cristiano dejar de ser él para ser Cristo? ¿Cómo puede uno obtener esta vida? ¿Qué camino debe uno tomar antes de llegar a no ser uno sino Cristo? Esta es la razón por la que tenemos que estudiar Gálatas 2:20 detenidamente. Según Gálatas 2:20, “ya no vivo yo, mas Cristo” se halla en el medio. Antes de este pasaje, tenemos una oración gramatical y después tenemos otra. Tenemos que ver cuál fue el punto de partida de Pablo en el que comenzó a experimentar esto de “ya no vivo yo, mas Cristo”. Si podemos descubrirlo, podremos tomar el mismo camino y también experimentaremos “ya no vivo yo, mas Cristo”. Por lo tanto, tenemos que atravesar por lo que Pablo atravesó y seguir el mismo camino que él tomó. Su camino también debe ser el nuestro.
Veamos ahora cómo puede uno experimentar “no vivo yo, mas Cristo”. Necesitamos comenzar desde la primera oración de este versículo. “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí”. ¿Cómo pudo Pablo llegar al punto en el que podía decir “ya no vivo yo, mas Cristo?”. Este es un pasaje muy conocido. “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo”. El “yo” queda excluido, pues está en la cruz. El “yo” ha muerto. Por tanto, puedo decir que ya no vivo yo. Sin embargo, ésta no es la primera vez que entre nosotros se predica esta verdad en cuanto a estar crucificado con Cristo. Hace mucho sabemos que estamos crucificados con Cristo. ¿Por qué la doctrina de nuestra crucifixión con Cristo no ha producido resultados? Hermano Lu, por ¿cuántos años has escuchado acerca de la doctrina de la crucifixión con Cristo? La has oído por más de diez años. ¿Produce esto algún resultado en tu vida? Por favor, sé franco con nosotros. ¿Cuánto ha obrado esto en ti? No mucho. Le haré la misma pregunta al hermano Chi. ¿Cuánto te ha guiado la doctrina de la cruz? ¿Cuán efectiva es en ti? ¿Tienes el poder que Pablo tenía? El hermano Chi dice que él sentía que había comenzado a experimentar más poder en los últimos días. Hemos conocido la doctrina de la crucifixión con Cristo por más de diez años, pero no ha producido un resultado en nosotros. Es posible que digamos que ha hecho algo, pero ha sido tan poco que podría decirse que es insignificante. Ni siquiera podemos decir como Pablo: “Con Cristo estoy juntamente crucificado”, y tampoco podemos repetir las palabras “ya no vivo yo”. Tal parece que la doctrina no ha tenido mucho efecto en nosotros. No estoy aquí repitiéndoles simplemente la doctrina de la cruz; ya sabemos mucho al respecto. Deseamos ver hasta qué grado la crucifixión con Cristo debe operar en nosotros y lo que debemos hacer antes de poder decir que estamos crucificados con Cristo.
Hermanos y hermanas, cuando el señor Jesús fue clavado en la cruz, nosotros no le matamos, ni nos matamos a nosotros mismos. Cristo mismo murió allí, y Dios nos incluyó en Su muerte. Todos conocemos bien esto. Sin embargo, quisiera hacerles una pregunta: Si bien es cierto que Dios nos crucificó, ¿qué debemos hacer y qué proceso debemos atravesar antes de poder decir en realidad que estamos crucificados con Cristo? Ya vimos lo que Dios hizo por nosotros, pero no vimos qué nos corresponde a nosotros. Aunque vimos que Dios nos crucificó, no sabemos cómo debemos considerar nuestra propia crucifixión. Quisiéramos ahora ver cuál es nuestra responsabilidad en nuestra crucifixión con Cristo.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.