Mensajes de vida, tomo 2 (#42-75)por Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-6927-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Nosotros no éramos personas buenas antes de ser salvos. En aquel tiempo no teníamos a Cristo. Pero ahora tenemos a esta persona viviente y no necesitamos la religión ni la ética. Desafortunadamente, nosotros los cristianos todavía estamos bajo la influencia de los conceptos religiosos y éticos de hoy. Estos conceptos nos impiden ver a esta persona viva incluso cuando acudimos a la Biblia. Debemos dejar todas estas preocupaciones y orar, diciendo: “Señor, vengo a Ti por medio de Tu Palabra. La Biblia es Tu Palabra. Renuncio a mis conceptos; sólo te quiero a Ti”.
¡Cuán maravilloso es Aquel que se nos presenta en este libro! Él era la Palabra; Él era Dios; Él se hizo carne, en Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. ¿Les suena esto semejante a la religión o a la ética? Cuando yo era joven, me preguntaba cómo Él podía ser Dios y la Palabra, y cómo podía recibirle como mi vida. Con el paso de los años descubrí que Él no sólo es la Palabra, sino también el Espíritu. “El Señor es el Espíritu” (2 Co. 3:17). Luego, en Juan 6:63 podemos ver que la palabra es también el Espíritu. Él es una sola persona que se llama el Señor, la Palabra y el Espíritu. Estos tres son uno. El Señor también es vida (14:6), al igual que lo son la Palabra y el Espíritu (6:63; Ro. 8:10). El Señor, la Palabra, el Espíritu y la vida son cuatro en uno.
Nosotros tenemos la Palabra. La Biblia es la Palabra de Dios. Por dos mil años la Palabra ha estado entre el linaje humano, salvándonos de confusión, de impurezas y de tinieblas. Sin ella, habríamos sido engañados y desviados. Nosotros tenemos este libro que podemos leer y entender.
Además de esto, tenemos al Espíritu. Supongamos que todos estos años hubiéramos tenido sólo la letra de la Palabra, mas no al Espíritu. Habríamos estado en muerte, aunque quizás no nos habríamos desviado.
¡Aleluya! Nosotros tenemos la Palabra fuera de nosotros y el Espíritu por dentro. Estos dos son el Señor. Todo lo que es orgánico posee dos aspectos. Por ejemplo, como seres humanos que somos, tenemos un cuerpo físico externamente y una vida humana interiormente. Otro ejemplo es el de una pequeña semilla. Tenemos la cáscara exterior y la vida interior. Tal vez ustedes piensen que si hay vida, la cáscara es innecesaria; pero sin la cáscara, la vida se iría. Por otro lado, si usted siembra en la tierra una cáscara sin ningún contenido, nada crecerá.
La Palabra es la cáscara. Sin el Espíritu, ella está vacía. ¡Cuán maravilloso es que nosotros tengamos la Palabra y el Espíritu! En realidad, la cáscara y la vida son inseparables. Si abrimos una semilla para sacar la vida, no habrá nada allí. De manera semejante, si cortamos a alguien para encontrar su vida, la vida se irá. Sin el Espíritu, la Palabra carece de vida. Y sin la Palabra, el Espíritu es abstracto e intangible. Necesitamos ambos.
Cuando acudimos a la Palabra, no estamos acudiendo a la letra. Debemos tener la profunda convicción de que nos estamos acercando a Dios. Debemos orar, diciendo: “Señor, Tú estás aquí en Tu Palabra. Tú estás en Tu Palabra, y eres la Palabra así como también el Espíritu”. ¿Dónde está Dios? Es cierto que Él está en el tercer cielo; también es cierto que está en nosotros. Estas afirmaciones son ciertas, pero no son concretas. En términos más concretos, Dios está en la Palabra. En la Palabra también están la vida, el amor y la luz. Si queremos recibir a Dios, a Cristo, al Espíritu, la vida, la luz y el amor, debemos acudir a la Palabra. No debemos apartarnos de la Palabra y orar pidiendo que algo caiga de los cielos sobre nosotros; ésta no es la manera bíblica.
La manera bíblica es recibir la Palabra en nuestro interior. Entonces seremos llenos. La Palabra es la corporificación del Dios Triuno, de Cristo, del Espíritu y de todas las virtudes divinas.
Los cristianos tienen la Biblia, pero muchos la usan solamente cuando van a su “culto” semanal. El resto del tiempo permanece en su estante de libros.
Hay otros cristianos que usan la Biblia como si fuera un texto de ciencias. Ellos piensan que necesitan saber griego para entenderlo. Así que estudian palabras como lógos y theós, y tratan de averiguar su verdadero significado. Piensan que si sólo estudiaran teología, ¡eso sería de una gran ayuda! ¿Cuál es el resultado de este enfoque mental? “La letra mata” (2 Co. 3:6). Ésta es la manera equivocada de contactar la Palabra.
Cuando acudimos a la Palabra, debemos abrir cuatro capas de nuestro ser. Para empezar, debemos abrir nuestros ojos. ¡Si los tenemos cerrados, no podremos leer! Luego debemos abrir nuestra mente a fin de entender lo que leemos. Pero no es suficiente leer y entender; en tercer lugar, debemos abrir nuestro corazón para recibir lo que leemos. Por último, debemos abrir nuestro espíritu para aprehender lo que hemos recibido.
La manera de recibir ayuda de la Palabra es, pues, leer, entender, recibir y aprehender su realidad. Para ello se requiere que abramos nuestros ojos, nuestra mente, nuestro corazón y nuestro espíritu. La Biblia no es un libro sencillo. Si hemos de leerla de manera provechosa, tenemos que abrir estas cuatro capas de nuestro ser.
A fin de abrir estas cuatro partes, se requiere un esfuerzo. Mantener nuestros ojos abiertos para leer es sencillo, pero no sucede lo mismo con nuestra mente. En cuanto nos sentamos a leer la Palabra, ¡nuestra mente emprende vuelo en un avión 747! Tenemos que traerla de regreso y luchar para hacer que se concentre. Abrir nuestra mente simplemente significa concentrarnos en lo que estamos leyendo. Si hacemos esto, descubriremos lo que está escondido en la Palabra.
En cuanto a abrir nuestro corazón, hacemos esto al amar al Señor. Es posible abrir nuestra mente y orar-leer la Palabra de modo superficial; pero si no amamos al Señor, seremos atraídos a pensar en otras cosas que amamos. Cuando nuestro tiempo en la Palabra nos parezca seco y carente de vida, puede ser que nuestro corazón no esté abierto a Él para darle nuestro amor.
La manera de abrir nuestro espíritu, que es la capa más profunda, es orar de manera sincera. Una vez que nuestros ojos ven, nuestra mente entiende y nuestro corazón recibe, podemos orar de modo que la Palabra entre en nosotros. Entonces la Palabra llegará a ser nuestro suministro de vida, el cual nos traerá a nosotros a Dios, a Cristo, al Espíritu y todas las virtudes divinas.
El resultado de abrirnos al Señor de esta manera cuádruple es que este Cristo vivo reemplazará la religión, la ética y nuestras virtudes naturales. Cuando Él viene, todo lo que no es de Él tiene que desaparecer.
Es por ello que es tan urgente acudir a la Palabra. Al leer, entender, recibir y aprehender, la Palabra llega a ser nuestra. Entonces ella crecerá y será formada en nosotros. El Señor es tanto la Palabra como el Espíritu. La Palabra también es el Espíritu. Por consiguiente, en la Palabra nosotros hallamos al Señor, al Espíritu y la vida.
Vez tras vez acuda a la Palabra, abriendo sus ojos, su mente, su corazón y su espíritu. Entonces no sólo estará leyendo, sino también entendiendo, recibiendo y aprehendiendo. De este modo, usted crecerá y la iglesia será edificada, al seguir este camino de vida, y todos los sustitutos de Cristo serán reemplazados con Él mismo.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.