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Servicio neotestamentario, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-7392-0
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CAPÍTULO SIETE

TESTIFICAR POR CRISTO

Lectura bíblica: Lc. 1:13-17, 57-63, 80; Mt. 3:1-12; 4:12; 11:2-6, 11, 18; 14:3-12; 21:25

En los capítulos anteriores hemos abordado dos casos en el libro de Mateo. El primero consiste en concebir y producir a Cristo, como se puede ver con María y José, y el segundo consiste en que los magos paganos encuentran a Cristo. ¿Cómo podemos encontrar a Cristo? Simplemente al seguir la estrella viva, como lo hemos visto en el último capítulo.

Ahora abordaremos el tercer caso en el libro de Mateo, el de testificar por Cristo. El primer caso se halla en Mateo 1, el segundo en Mateo 2, y el tercer caso se halla en Mateo 3. Estos tres casos nos indican la manera de realizar el servicio neotestamentario. En los capítulos siguientes veremos el cuarto caso, el de seguir a Cristo.

El caso acerca de testificar por Cristo es el caso de Juan el Bautista. En todo el universo y entre toda la humanidad, Juan el Bautista fue el primero en testificar personalmente de Cristo. Él no profetizó acerca de Cristo, sino que testificó de Cristo. Nadie tuvo este privilegio antes que él. Aquí tenemos de nuevo el principio de la primera mención.

FUERA DE LA RELIGIÓN

María, habiendo coordinado con José, fue quien concibió a Cristo y lo produjo. Los magos paganos fueron los primeros en encontrar a Cristo, y Juan el Bautista fue el primero en testificar de Cristo. Después veremos cómo Pedro y Juan fueron los primeros en seguir a Cristo. El punto interesante, sin embargo, es éste: cada uno de estos cuatro casos ocurrió fuera de la religión.

Algunos podrían decir que Juan el Bautista era diferente a los demás porque él nació en la religión. Su padre era un sacerdote, y él recibió la visión en cuanto a Juan en el templo. Esto parece estar relacionado con el trasfondo religioso. Sin embargo, el Nuevo Testamento nos dice que desde que Juan fue concebido en el vientre de su madre, él estaba lleno del Espíritu Santo. La revelación en cuanto a su nacimiento la recibió su padre en el templo, pero Juan mismo estaba lleno del Espíritu Santo desde el principio. Esto no tiene nada que ver con la religión. El primer asunto que se menciona en cuanto a Juan es que estaba lleno del Espíritu Santo incluso antes de su nacimiento.

Después que nació Juan, según la costumbre, fue circuncidado y le pusieron el nombre de su padre Zacarías. Esto era según la vieja manera religiosa. La madre de Juan, sin embargo, dijo que no debería ser llamado según la manera tradicional, la vieja manera, puesto que había recibido una revelación de que su nombre sería Juan. Hasta donde yo sepa, Juan era un nombre nuevo, un nombre que no se encuentra en el Antiguo Testamento. Cuando los demás llamaron al niño usando el nombre de su padre, la madre de Juan dijo: “No”. Me gusta esta palabra. De ahora en adelante se acaba la tradición. La religión se termina con el padre de Juan. Zacarías es un viejo nombre. De ahora en adelante algo nuevo debe producirse. Por tanto, su nombre debe ser Juan.

Según la tradición de los judíos, lo que dice la madre significa poco. Por tanto, le pidieron al padre que tomara una decisión. Como ya saben, desde el momento en que Zacarías vio la visión del nacimiento de Juan, él no pudo hablar debido a su incredulidad. El padre pidió una tablilla y escribió: “Juan” (Lc. 1:20, 59-63). De esta manera, desde el principio con Juan el Bautista, se acabó la religión. Incluso su nombre era nuevo. Él no fue nombrado según el Antiguo Testamento, sino de una nueva manera. Su nombre no era Zacarías, sino Juan.

Además, no sólo su nombre, sino que todo su vivir estaban completamente fuera de la religión. Lucas 1:80 nos dice que él se fortalecía en espíritu. Este versículo no nos dice que fue fuerte en el aprendizaje, o fuerte en mente o en cuerpo, sino fuerte en espíritu. También, él no vivía cerca del templo, sino en el desierto. Todas las cosas relacionadas con Juan iban en contra de su trasfondo como hijo de un típico sacerdote. Él debió servir en el templo como sacerdote, pero no sirvió de esa manera. Él salió para ministrar en el desierto. Estaba fuera de Jerusalén, fuera del templo y fuera de la religión.

Además, los Evangelios nos dicen que su vestimenta era de piel de camello, a pesar de que Levítico 11 nos dice que los camellos son inmundos. No obstante, Juan se vistió así. Él estaba fuera de la religión, y su manera de actuar era diferente a la de la religión. No se vistió con el vestido sacerdotal, y no comió la comida sacerdotal. En cambio, comió langostas y miel silvestre. En cierto sentido, todo lo relacionado con él puede considerarse como “salvaje”.

Juan no ofreció ninguna ofrenda ni sacrificio en el altar. No había altar, no había templo y no había ofrendas. Todo lo que era y todo lo que hacía era completamente diferente a la religión. No guardó ni tan sólo un poco del sistema religioso; abandonó todo por completo.


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