Pensamiento central de Dios, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-7041-7
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Es preciso ver que todas las cosas de la vieja creación que Dios creó no son las cosas verdaderas, sino que son figuras o tipos de Cristo. En los primeros años de mi vida cristiana, no tuve esta comprensión. Sin embargo, cuanto más he estado siguiendo al Señor, he llegado a comprender, por un lado por experiencia y por otro por revelación de la Palabra de Dios, que todas las cosas de este universo en la vieja creación no son más que figuras y tipos de Cristo. Las figuras y los tipos no son las cosas verdaderas. La foto de cierta persona no es su verdadera persona. Cristo es la realidad de todas las cosas positivas de la creación.
Hay dos creaciones: la primera creación, que es la vieja creación, y la segunda creación, que es la nueva creación. La vieja creación es una figura, un tipo, y la nueva creación es la realidad. Las cosas de la vieja creación no contienen nada de Cristo, pero todas las cosas de la nueva creación contienen a Cristo como esencia, sustancia y realidad. Por ejemplo, nosotros fuimos hechos en la vieja creación conforme a la imagen de Cristo y, por ende, como parte de la vieja creación teníamos la forma y la imagen de Cristo, pero no teníamos la naturaleza de Cristo. No teníamos nada real de Cristo. Pero cuando fuimos regenerados, es decir, recreados de una manera nueva, recibimos a Cristo en nuestro ser. Ahora no sólo tenemos la forma, la apariencia y la imagen de Cristo, sino también la esencia, sustancia, naturaleza, vida y persona de Cristo en nosotros. Además, esperamos con anhelo el día en que todo el universo estará lleno de Cristo en el cielo nuevo y la tierra nueva.
El hombre en la vieja creación no era más que una forma, un vaso vacío, destinado a contener a Cristo. Si el hombre recibía a Cristo, entonces incluso los animales lo recibirían; y si el hombre rechazaba a Cristo, los animales también lo rechazarían. Esto es debido a que el hombre es la cabeza de la vieja creación. De la misma manera, nosotros los cristianos, como personas regeneradas, somos las primicias de la nueva creación (Jac. 1:18). Nosotros fuimos puestos en la posición en la que somos los primeros en recibir a Cristo como nuestra vida. Toda la vieja creación es una forma, un vaso vacío, que ha de contener a Cristo, y el hombre es el centro y el líder de ella.
Génesis 1 nos muestra que Dios creó todo el universo como un vaso vacío en forma, en imagen, en apariencia, sin ningún contenido. Podemos usar como ejemplo un guante. Un guante es un recipiente vacío destinado a contener la mano. En todo aspecto el guante tiene la forma de la mano, pero no tiene la mano por dentro como su contenido. En el primer capítulo de Génesis, tenemos únicamente el guante vacío, la forma vacía, el universo vacío.
Génesis 2 nos dice que el hombre como líder, centro y cabeza de la vieja creación fue hecho de tal manera que podía recibir algo más. Dios, después de crear al hombre, le dijo solamente cómo debía comer. Esto simplemente significa que el hombre tenía que recibir algo más, algo que no tenía, lo cual llegaría a ser él mismo. Los dietistas dicen que nosotros somos lo que comemos. Lo que comemos es lo que llegamos a ser. El hombre fue creado para recibir al Dios Triuno como su alimento espiritual, a fin de que Dios pudiese ser su constitución intrínseca.
Si hiciéramos un dibujo del universo, podríamos mostrar miles de cosas que conforman el entorno y al hombre en el centro, y este hombre tendría una boca para recibir el árbol de la vida. Después que el hombre fue creado para ser el centro, este centro con una boca fue puesto frente al árbol de la vida, el cual era comestible. El árbol de la vida es un símbolo del Dios Triuno que ha de ser nuestra vida y nuestro suministro de vida. El hombre está en el centro para tomar la delantera en recibir al Dios Triuno por todo el universo, así como nuestra boca toma la delantera en recibir el alimento por todo nuestro cuerpo. Después que nuestra boca recibe el alimento, todo nuestro cuerpo también lo recibe. Dios creó los cielos y la tierra, proveyendo la vida vegetal, la vida animal y miles de cosas como entorno. Luego, en el centro Dios preparó un huerto. En el centro del huerto, estaba el árbol de la vida, y el hombre fue puesto allí para ser el centro de la vieja creación dotado de una boca para que recibiera algo que no tenía. Además, lo que él habría de recibir llegaría a ser él mismo. Por lo tanto, el hombre es un vaso vacío, un recipiente vacío, con una abertura, una boca, para que pueda recibir al Dios Triuno, quien es simbolizado por el árbol de la vida. Después que el hombre recibe al Dios Triuno, el Dios Triuno es digerido por él y llega a ser su misma esencia.
En el lado opuesto al árbol de la vida, había otro árbol —el árbol del conocimiento del bien y del mal—, el cual era una prueba para el hombre. Debemos tener cuidado de todo lo que vamos a recibir. Si recibimos el árbol de la vida, obtendremos a Dios como nuestra vida y suministro de vida; y si recibimos el otro árbol, el árbol del conocimiento, obtendremos a Satanás, el enemigo de Dios, y la muerte. Hay dos posibilidades para una misma boca; está la posibilidad de recibir a Dios y la posibilidad de recibir a Satanás.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.