Acerca de las reuniones en casapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-6493-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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En el cristianismo se recalca muy poco las reuniones de hogar o las reuniones de grupo pequeño. Por lo general, tienen una congregación y cada congregación contrata un pastor. Si este pastor tiene un doctorado, una buena capacidad, sociabilidad y elocuencia, y si al abrir la boca puede hablar tanto del pasado como del presente y tanto del Oriente como del Occidente, sin lugar a dudas su congregación florecerá y prosperará. Cuando un predicador famoso viene, decenas de miles de personas pueden venir a escuchar el sermón; y cuando se va, todos también se van. Todos patinan sobre el hielo, y puesto que el hielo es muy delgado, éste se derrite por completo cuando el predicador famoso se va.
¿Por qué las personas realizan reuniones de avivamiento en el cristianismo? Porque están desinfladas. Tener una reunión de avivamiento es como poner una inyección para fortalecer el corazón. El fundamento del cristianismo no se halla en las reuniones de hogar, sino en sus reuniones grandes. Es posible que los practicantes de la iglesia denominacional nunca hayan hablado entre sí. Cuando yo era pequeño, asistí con mi madre a un culto dominical por casi veinte años. Nunca hablé con nadie, ni nadie le dirigió la palabra a mi madre. Todos se vestían muy elegantes los domingos para ir a la iglesia, y se sentaban silenciosamente en la banca. Cuando levantábamos nuestras cabezas, lo primero que mirábamos era el número de los himnos en el tablero, y de ese modo nos enterábamos de qué himnos iban a cantarse esa mañana. Alguien entonces pedía que se cantaran estos himnos. Después de cantar, alguien predicaba el sermón y luego otra persona hacía ciertos anuncios. Por último, se daba la bendición a la congregación, después de lo cual todos nos levantábamos del asiento. No le dirigía la palabra a nadie, ni nadie me dirigía la palabra a mí, sino que cada uno seguía su propio camino. ¿Dónde estaban la comunión y comunicación mutua, y la perseverancia en la enseñanza de los apóstoles, de lo cual habla la Biblia?
La condición del cristianismo caído consiste en depender de las reuniones grandes, de la capacidad humana y de los oradores elocuentes. Hace sesenta años, el Señor nos mostró que la verdad de la Biblia no consistía en seguir este camino, sino más bien en recalcar la comunión mutua. ¿Cómo puede haber comunión mutua en una iglesia de diez mil miembros? Si se pretende hacer esto por medio de las reuniones grandes, entonces no nos sería fácil conseguir hablar al menos una vez con cada miembro, aun después de reunirnos por diez años. Pero si las personas vienen a una casa, tienen que hablar aunque normalmente no tengan la costumbre de hacerlo, y su situación se hará manifiesta por medio de sus palabras. Es posible que incluso usted descubra qué clase de enfermedad ellos tienen por medio de su hablar. Las reuniones de hogar son el fundamento de la iglesia.
El pasado invierno leí un libro titulado The Pilings [Los pilotes], el cual fue escrito por un sacerdote católico chino. En este libro se menciona que la iglesia, a fin de ser edificada, debe valerse de pilotes para su fundamento a fin de ser estable. Dichos pilotes, o soportes, son las reuniones de hogar. Como ejemplo de este punto, él dijo que el salón de reuniones de la iglesia en Taiwán practicaba las reuniones de hogar y que éstas hincan los pilotes mejor que cualquier otra cosa.
En años recientes hicimos mucho hincapié en las reuniones grandes. Cuando veíamos que la asistencia disminuía, cambiábamos la línea de nuestro hablar. Si veíamos que a la gente no le gustaba lo que estaba escuchando, cambiábamos el tema. Sea que intentáramos hacer las cosas de una u otra manera, nuestra única preocupación era el orador. Sin embargo, en realidad no sabíamos cómo utilizar nuestro tesoro familiar: las reuniones de hogar. Así que, volvimos a depender de las reuniones grandes y seguir el camino del cristianismo. Ésta es mi carga esta noche: debemos cambiar nuestros conceptos. Las reuniones grandes tienen su utilidad, pero las personas en todo el mundo están paradas “sobre el hielo”. Queremos guiar a algunas de ellas a que patinen hacia “tierra firme” y poder retenerlas en las reuniones de hogar. Solamente así podrá la iglesia sobrevivir.
Según mi experiencia de varias décadas, sé que cuando las reuniones de hogar fueron establecidas, al comienzo los que no se habían estado reuniendo simplemente volvieron a reunirse y dieron sus testimonios. Esto trajo alegría a todos. No obstante, después de la segunda o tercera semana, ¿de qué otra cosa podíamos hablar? Servir un postre una y otra vez hizo que se perdiera el sabor. ¿Por qué estas reuniones no duraron mucho? Porque no tenían contenido. Hoy ustedes ya han experimentado este sabor. Mientras yo estaba en los Estados Unidos, recibí una carta de algunos hermanos de Taipéi que decía: “La situación de las reuniones de hogar en Taipéi es una tercera parte arriba, otra tercera parte abajo y la otra tercera parte en un punto de equilibrio”. En términos de contabilidad, la columna del haber sumaba lo mismo que la del debe; en otras palabras, era un esfuerzo perdido. Esto se debe a que todos tienen el concepto de que todavía dependemos de las reuniones grandes. Ustedes todavía están esperando que un orador competente venga y les predique.
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