Cristo que mora en nosotros seqún se ve en el canon el Nuevo Testamento, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-4916-1
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
ISBN: 978-0-7363-4916-1
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
Font Size
Todas las cosas religiosas habían sido muy preciosas para él en el pasado. Pero una vez que llegó a conocer a Cristo, él estimó todas esas cosas como pérdida. Incluso estimó toda la cultura humana como basura para ganar a Cristo. La manera de ganar a Cristo es conocerle. Esto significa experimentarle en el poder de Su resurrección. Esto es algo relacionado con el hecho de que Él mora en nosotros. Nunca podríamos experimentar el poder de Cristo en resurrección si Él no morara en nosotros. Si Él simplemente estuviera en los cielos, ¿cómo podríamos experimentar nosotros el poder de Su resurrección? Esto es semejante a la electricidad hoy en día. Mientras la electricidad no haya sido instalada en un edificio, jamás podremos experimentar su poder. ¡Alabado sea el Señor porque Cristo ya fue instalado en nosotros! Ahora podemos experimentar Su poder de resurrección y, de ese modo, podemos ganar a Cristo.
Es mediante esta experiencia de ganar a Cristo que también conocemos la comunión en Sus padecimientos. Mediante esta comunión en Sus padecimientos somos configurados a Su imagen. Esto es aún más elevado que la transformación. La transformación es algo que ocurre interiormente y está relacionada con la esencia. Pero el ser configurados está relacionado con algo externo. Cristo tiene una forma y nosotros necesitamos ser configurados a Su forma. Esto sólo es posible mediante la comunión en Sus padecimientos. Esto no es una especie de sufrimiento causado por los pecados o errores que hayamos cometido. Esto es un sufrimiento que es por causa de la vida del Cuerpo de Cristo. Por causa de la vida del Cuerpo, necesitamos cierta clase de sufrimiento. De este modo, nuestro sufrimiento contribuirá al crecimiento en vida del Cuerpo de Cristo.
En el capítulo 4, Pablo nos manda que nos regocijemos. “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez diré: ¡Regocijaos! [...] Por nada estéis afanosos, sino en toda ocasión sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios por medio de oración y súplica, con acción de gracias” (vs. 4, 6). Regocijarnos es un poco diferente de estar gozosos. Simplemente el hecho de estar gozosos no equivale a regocijarnos. Regocijarnos significa que estamos gozosos, y que además de ello, alabamos y damos gracias. Es imposible regocijarnos y estar callados. Algunas veces tenemos que exclamar: “¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! ¡Jesús es tan maravilloso!”. Esto es lo que significa regocijarnos. Regocijarnos significa expresar nuestro gozo con palabras.
He observado que algunos santos, por su modo de ser, nunca se regocijan. Nunca llegué a ver sus rostros resplandecer ni sus bocas expresar ningún regocijo. Cuando mucho, sólo sonreían un poco. Pero ¡eso no es lo que significa regocijarnos! Tenemos que exclamar: “¡Aleluya! ¡Oh, Señor Jesús! ¡Amén!”. No les estoy enseñando que hagan esto, pero tenemos que ser así. Los cristianos debemos ser personas que se regocijan. Aun si estamos solos en nuestra casa debemos regocijarnos. Aunque aparentemente no haya nadie, hay muchos seres invisibles que nos están observando. Cuando nos regocijamos y alabamos al Señor, todos los demonios huyen de pavor. Es por ello que la vida victoriosa es una vida que se regocija.
Pablo luego nos dice que no debemos preocuparnos por nada. Algunos podrían pensar que esto significa ser descuidados. Pero el verdadero sentido es no estar afanosos. Otras versiones dicen que no debemos estar ansiosos por nada. Si nos regocijamos, ello sin duda indicará que no estamos preocupados. Sin embargo, cuanto más tratemos de no preocuparnos, más nos preocuparemos.
¿Cómo podemos dejar de preocuparnos y en vez de ello regocijarnos? Es imposible hacer esto por nosotros mismos. Sin embargo, si hemos aprendido el secreto de tomar a Cristo como nuestra persona, lo cual es posible debido a que Él mora en nosotros, haremos esto muy espontáneamente. En la última sección de este capítulo, Pablo nos dice que él aprendió el secreto. “Sé estar humillado, y sé tener abundancia; en todas las cosas y en todo he aprendido el secreto, así a estar saciado como a tener hambre, así a tener abundancia como a padecer necesidad. Todo lo puedo en Aquel que me reviste de poder” (vs. 12-13).
Pablo no siempre abundaba, ni siempre estaba enriquecido, ni tampoco estaba satisfecho todo el tiempo. En muchas ocasiones, él fue humillado. Incluso llegó a pasar hambre sin tener nada que comer. No obstante, él había aprendido el secreto, así a estar humillado como a tener abundancia. La mayoría de nosotros tenemos cierta clase de concepto religioso. Si un hermano cae en pobreza, decimos que es porque no sabe administrar bien su dinero o porque está mal con el Señor en alguna área de su vida. Pero ¿qué diríamos del apóstol Pablo? ¿Acaso lo que le ocurría era un castigo de Dios? Él ciertamente padeció pobreza, pero no porque estuviera mal en algo. De hecho, dicha situación le proporcionó a él una oportunidad para experimentar a Cristo. Para él la riqueza y la pobreza tenían el mismo color. Indistintamente si sus circunstancias eran buenas o no tan buenas, Pablo había aprendido el secreto de regocijarse en el Señor siempre.
En muchas ocasiones, cuando yo me preocupo por algo, el Señor me reprende, diciendo: “¿Por qué no me disfrutas como Aquel que te cuida? ¿Por qué no permites que me preocupe por ti?”. Cuando aprendemos el secreto de tomar a Cristo como nuestra persona, aprendemos a echar todas nuestras preocupaciones sobre Él. En Filipenses, un libro que nos habla de las circunstancias de Pablo, descubrimos el secreto de la vida cristiana y de cómo llevar la vida de iglesia de manera práctica. Este secreto consiste en aprender a tomar a Cristo como nuestra persona. Debemos permitir que Cristo nos reemplace. Nosotros no podemos regocijarnos ni podemos ser libres de la ansiedad. Nuestra vida humana está llena de ansiedad.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.