Exhortación amorosa a los colaboradores, ancianos y los que aman y buscan al Señor, Unapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-0736-9
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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En este mensaje hablaremos de pastorear a la gente según el corazón del Señor, aprendiendo de El. Pastorear para nosotros no es solamente una enseñanza, una instrucción o una reprensión.
La manera en que algunos se expresan al hablar de la vida corporativa no me parece acertada. Proverbios 10:12 dice: “El odio despierta rencillas; pero el amor cubrirá todas las faltas”. Si nosotros odiamos a otros, terminaremos en contiendas, pero el amor no sólo cubre un pecado o algunos, sino todos los pecados. Jacobo [o Santiago] termina sus escritos diciendo: “Hermanos míos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver, sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte el alma de éste, y cubrirá multitud de pecados” (5:19-20). ¿Hemos de aborrecer a uno que no esté en el nivel adecuado, que se ha extraviado de la verdad, o debemos amarlo? Tal vez no amemos a aquellos que no pueden vivir corporativamente. También es posible que amemos sólo a los que se conducen apropiadamente en nuestras casas. Esto no concuerda con el Espíritu del Señor como se revela en la Biblia. Si un hermano se porta bien, no necesita mucho de nuestro amor, porque ya ha recibido suficiente amor. Casi todo el mundo ama a las personas buenas, pero ¿qué pasa con los que se han extraviado de la verdad? Si un hermano está en esa condición y va al cine o se reúne en una denominación, tal vez nuestro pequeño grupo crea que no lo necesitamos y no lo aceptamos porque no es apto. Eso no es amor sino odio. El amor cubre multitud de pecados. Aun si sabemos que va al cine, no debemos divulgarlo, pues así cubrimos al hermano. No debemos ponerlo al desnudo. Hablar con otros de sus debilidades es no amarlo. El odio suscita la contienda, pero el amor cubre todos los pecados. Más bien, deberíamos ser como los hijos de Noé que cubrieron la desnudez de su padre embriagado. No debemos poner a otros en evidencia. Cubrirlos nos trae bendición, pero descubrirlos nos trae maldición. Este no es un asunto insignificante. Los que descubren las faltas de otros acarrean maldición, pero los que cubren los pecados y los defectos de otros, disfrutan, ganan y reciben bendición. En Jacobo 5:20 la expresión “cubren multitud de pecados”, citada del Antiguo Testamento, se usa para mostrar que restaurar al hermano y sacarlo del error es cubrir sus pecados de tal modo que no sea condenado. Cubrir ... pecados aquí equivale a pecados ... perdonados en el verso 15, como también en el Salmo 32:1, que dice: “Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada y cubierto su pecado”, lo cual también vemos en el Salmo 85:2.
Al leer los versículos anteriores, podemos ver el corazón de nuestro Dios y Salvador Jesucristo. Juan 3:16 dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que en El cree no perezca, mas tenga vida eterna”. El corazón de nuestro Dios no sólo ama a los justos, sino también a los pecadores, incluso al mundo, que es peor que los pecadores. El mundo denota lo pecaminoso, el hombre caído. La totalidad y la consumación del linaje humano caído llegó a ser el mundo; mientas que el linaje divino, el nuevo linaje, será la Nueva Jerusalén, la cual es la totalidad y la consumación de la vida eterna. A los traductores les es difícil traducir el versículo 16. La versión más reconocida de la Biblia en chino tradujo: “Dios amó a la gente de la tierra”. Sin embargo, ésa no es una interpretación correcta. El mundo se refiere al linaje caído, como lo vemos en la palabra carne, en Génesis 6:3: “No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne”. Debido a que toda la gente de esta tierra llegó a ser carne, Dios decidió, temporalmente, olvidarse del mundo al que amaba. Dios amó al linaje humano caído, el cual se corrompió hasta el punto de ser uno con Satanás. El mundo indica que el hombre llegó a ser uno con Satanás, llegó a ser el cosmos de Satanás, el sistema satánico que organiza a la gente. De esta manera, el mundo es peor que los pecadores porque nos muestra que el hombre esta incorporado a Satanás. El mundo, que significa el linaje humano en Juan 3:16, es un término muy malo. Dios amó tanto al mundo, a los pecadores en su peor condición, que dio a Su Hijo unigénito, no para que ellos vayan al cielo, sino para que todo el que cree en El no perezca más tenga vida eterna.
Juan 3:16 es un versículo nuevo para nosotros. Generalmente interpretamos este versículo dando a entender que si creemos en el Señor Jesús como el Hijo que Dios dio, tendremos la vida divina. Lo cual es correcto, y no hay nada erróneo en ello, sin embargo, la meta de tener la vida divina es la Nueva Jerusalén. Dios amó al linaje humano, al hombre en su peor condición, con la intención de que el hombre pueda participar en la Nueva Jerusalén. La vida eterna aquí es la misma que se menciona en 4:14, donde dice: “El agua que Yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna”. Tener la vida eterna significa estar unido a la Nueva Jerusalén y participar de ella. La pancarta del Estudio de cristalización del evangelio de Juan dice: El Dios Triuno pasó por todo el proceso; el Cristo todo inclusivo se encarnó, murió y resucitó, y el Espíritu vivificante fue consumado para morar en nosotros. Todos ellos tienen como meta eterna la Nueva Jerusalén. Cuando escribí esta expresión, sabía que muy pocos entenderían por qué la usé en el estudio de cristalización de Juan; ésta es la conclusión a la que llegué al estudiar dicho evangelio. Llegué a la conclusión cabal e intrínseca de que este evangelio, especialmente los primeros cuatro capítulos, es el relato del fluir de Dios en Sus tres etapas: Dios El Padre es la fuente; el Hijo es el manantial; y el Espíritu es el río que fluye. Además, ellos tienen como meta eterna la Nueva Jerusalén. La Nueva Jerusalén no es mencionada explícitamente en Juan, pero está implícita en la frase la vida eterna mencionada en 4:14. La vida eterna es la totalidad de la vida divina. El hombre es la expresión completa de la vida humana; cada uno de nosotros es la expresión cabal de la vida humana. La vida divina tiene una sola expresión completa en todo el universo, y ésta es la Nueva Jerusalén.
La Biblia nos enseña que la vida eterna es Dios mismo. En el principio tenemos a Dios como vida eterna, y Su consumación es la Nueva Jerusalén. La Biblia llega a su consumación en la Nueva Jerusalén, la cual es el mismo Dios que estaba en el principio. ¿Cómo llega El a ser la Nueva Jerusalén? Por medio de Su fluir. La Biblia tiene dos extremos: Génesis 1—2 y Apocalipsis 21—22. Al comienzo de la Biblia está Dios, y al final está la Nueva Jerusalén; pero en medio tenemos cientos de páginas que hablan de todo lo relacionado con la vida eterna, incluyendo a los creyentes, la regeneración, la transformación, la conformación y la glorificación. Esta es la perspectiva correcta de la Biblia. Todas las actividades de la vida eterna tienen como objetivo la Nueva Jerusalén. Esto es lo que significa para vida eterna en Juan 4:14. La palabra griega aquí traducida para también se usa en 1 Corintios 12:13 como en, donde dice que en un Espíritu los gentiles y los judíos fueron bautizados en un Cuerpo. En un Cuerpo no significa solamente entrar al Cuerpo, sino llegar a ser el Cuerpo. De la misma manera para vida eterna no es simplemente entrar en la Nueva Jerusalén como vida eterna, sino para llegar a ser la Nueva Jerusalén como vida eterna. Usted y yo llegaremos a ser la Nueva Jerusalén que ha de venir. Somos la Nueva Jerusalén. Esta también es parte de la obra de consumación que es el fluir de la vida divina. Esto es muy profundo.
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