Especialidad, la generalidad y el sentido práctico de la vida de la iglesia, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-87083-123-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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En el último capítulo vimos que para la práctica de la vida de iglesia en la unidad, el apóstol Pablo tomó una posición tan general respecto a las doctrinas y a las prácticas. En cuanto al asunto de comer, si un hermano cristiano come esto y otro come aquello, el uno no debe criticar al otro. En cuanto al asunto de guardar los días, el principio es el mismo. Si un hermano cristiano guarda un día y lo considera como algo especial, y otro considera todos los días iguales, el uno no debe criticar al otro. Todos deben ser generales.
Respecto al asunto de comer cosas sacrificadas a los ídolos, Pablo no dijo que sí o que no; él solamente cuidó de la conciencia de otros. También, respecto a si uno debe casarse, es difícil decir sí o no. Depende de las circunstancias. Si alguien puede soportar todos los tipos de situaciones, puede que sea mejor que no se case. Si no, es mejor que se case. Esto es general. Pablo sabía todas las doctrinas apropiadas, pero en la práctica de la vida de iglesia él era tan general. Todos tenemos que aprender que para guardar la unidad del Cuerpo, debemos practicar esta generalidad. Si somos especiales, si somos definidos y específicos en cualquier cosa menos nuestra fe, seguramente la unidad será dañada. La unidad será perjudicada y entonces estaremos divididos. La causa principal de las divisiones entre los cristianos es el descuido de preocuparse por la generalidad de la vida de iglesia.
Ahora necesitamos ver otro equilibrio. Hemos visto que la especialidad está equilibrada por la generalidad. La generalidad también tiene que estar equilibrada por algo. Nosotros como seres humanos nos volvemos fácilmente desequilibrados y vamos a un extremo. En el Antiguo Testamento en el libro de Oseas hay un versículo en el cual el Señor comparó a Efraín con una torta no volteada (Os. 7:8). Las tortas cocidas en un homo o en una sartén necesitan ser dadas vueltas una y otra vez. Si las tortas no son dadas vueltas, un lado se quemará y el otro quedará crudo. Algunos de Israel eran como una torta no volteada ante los ojos del Señor. Ellos siempre estaban desequilibrados, y hoy todavía éste es el problema con los hijos del Señor. Muchos cristianos son como tortas no volteadas. Es por esto que tuvimos que ver el equilibrio para la especialidad en el último capítulo, y por qué en este capítulo debemos ver otro equilibrio. En un capítulo más tarde veremos otro equilibrio. Nosotros necesitamos darnos vueltas todo el tiempo. Entonces seremos la mejor “torta”. La especialidad necesita a la generalidad para equilibrarla. La generalidad también necesita algo para equilibrarla.
En el principio de este capítulo enumeré todos los versículos en el Nuevo Testamento, respecto a las personas que no pueden y no deben ser recibidas en la vida de iglesia. No piensen que la iglesia tiene que practicar la generalidad a tal punto que tiene que aceptar a todos los tipos de personas. No, no en absoluto. Sí, debemos ser generales, pero todavía hay ciertas personas con quienes no podemos ser generales, ni con quienes debemos ser generales.
En Mateo podemos ver la seriedad de dejar de oír a la iglesia (Mt. 18:15-17). Nosotros pensamos que si uno se enoja es algo serio; o si uno comete algo inmoral es más serio. Sin embargo, si alguien deja de oír a la iglesia, lo consideramos casi como nada, porque no tenemos consciencia de la iglesia. Sin embargo, el Señor Jesús dijo que tenemos que considerar al tal como una persona pagana. En la Biblia un hombre pagano es peor que un pecador. El Señor Jesús también dijo que tenemos que considerar al tal como un publicano, como un recaudador de impuestos. No debemos considerarlo como un tipo de hermano débil, ni debemos simpatizar con él. No oír a la iglesia es serio.
La Iglesia Católica Romana ejerció demasiada autoridad sobre los santos de modo que un punto de la Reforma fue atacar este ejercicio exagerado de la autoridad. Por esto, la mayoría de los cristianos son muy liberales respecto a la iglesia. Hoy casi nadie respeta a la iglesia. Cuando hablamos acerca de respetar a la iglesia, algunas personas hasta nos condenan, diciendo que esto es catolicismo y que esto es el establecimiento de un papa. Tener un papa seguramente es equivocado. Ejercer demasiada autoridad sobre los santos también está seriamente equivocado, pero esto no significa que la iglesia no tiene autoridad, ni quiere decir que no debemos estar conscientes de la iglesia.
Permítanme ilustrar este punto. Supongamos que tenemos un hermano que es agradable en muchos aspectos. Pero le hace algo a un hermano que es rudo y no muy agradable. Con el tiempo tres hermanos son forzados a contarle a la iglesia acerca de esto. Entonces los ancianos le aconsejarían que se arrepintiera y que se disculpara con el hermano rudo. Pero, él no quiere escuchar; más bien diría que el hermano rudo estaba equivocado. Según el concepto cristiano de hoy, esto no es tan serio. Aun puede ser que algunos digan que fue la falta del hermano rudo y no la falta del agradable. Puede que hasta otros se compadezcan de él, basados sobre el hecho de que ha sido muy agradable todo el tiempo.
¿Qué deberíamos hacer en tal caso? ¿Estarían ustedes de acuerdo en considerarlo como un hombre gentil y como un publicano? Creo que la mayoría de los cristianos no tomarían esto como algo serio. Algunos darían la razón al hermano agradable y dirían que no debemos hacer una discusión de esto. Otros dirían: “Que el tiempo vindique. Probablemente después de dos semanas todo estará bien, y ellos se reconciliarán el uno al otro. Olvidémonos de ello por este momento”. Estas actitudes las mantienen la mayoría de los cristianos, porque ellos no están conscientes de la iglesia. No consideran que dejar de escuchar a la iglesia es sumamente serio. Aunque en la vida de iglesia debemos ser generales, ciertas personas en algunas cosas puede que no respeten a la iglesia ni la escuchen. En este asunto no podemos ser generales. Esto es totalmente algo de la unidad de la iglesia. Nosotros debemos estar conscientes de la unidad.
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