Manera ordenada por Dios de practicar la economía neotestamentaria, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-87083-329-8
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Necesitamos guiar y promover a cada uno de los asistentes en las reuniones en casa a aprender a tomar parte en las actividades de las reuniones. Nosotros debemos tomar la iniciativa, pero no debemos hacer todo por todos. Cuando los nuevos en las reuniones en casa nos siguen, debemos promover. No debemos decir a los nuevos creyentes: “Cantemos el himno #49”. Esta es la forma equivocada. No debemos pedir un himno, pero es bueno decir: ”¿Podríamos cantar un himno?” Cuando ellos digan que sí, debemos preguntar: “¿Quién escogerá el himno?” o “¿Cuál número quisieran cantar?” Permitan que ellos escojan y pidan el himno.
Si en las primeras cuantas reuniones con los nuevos creyentes usted lo hace todo, ellos le considerarán como un pastor que va a su casa para conducir un culto de adoración a Dios. No diga: “Por favor, leamos Juan 3:16”. Si usted siente que es el tiempo apropiado para leer algunos versículos, sugiérales esto. Usted debería decir: “¿Les gustaría leer algunos versículos?”. Cuando respondan que sí, no debería decir: “Leamos Juan 3:16”. Pregúnteles qué quisieran leer. Tal vez quieran leer el último versículo de Apocalipsis 22. No les diga: ”No, no se debe leer ese versículo porque no es apropiado para la reunión de hoy”. Diga: “Amén” a lo que ellos deseen hacer. Déjeles leer el versículo que escojan. Al hacer esto, usted estará en la práctica de motivar a cada uno de ellos a aprender a tomar parte en las actividades de las reuniones. Puede ser que usted tenga la carga de leer Juan 3:16, pero es mejor olvidar la lectura de ese versículo y dejar que los nuevos decidan qué leer. Es posible que el ambiente indique que su carga por este versículo no era del Señor. Si fuera del Señor, seguramente alguien diría: “Leamos Juan 3:16”. Usted tiene que creer en el Señor. Tiene que creer que el Señor se mueve en la lectura de los versículos. No tome la decisión de modo definitivo y cierto de leer ciertos versículos. Deje toda la reunión en mano del Espíritu Santo.
Tal vez usted sienta que conducir la reunión en casa de esta manera es dejar la reunión en desorden. Pero no está mal tener desorden. Yo soy una persona que prefiere tener todo en orden, pero cuando tres de mis nietos vienen a visitarme, hacen un revoltijo. Cuando vienen a mi casa, puede ser que hagan travesuras, pero siempre me alegra verlos. Si no regresan por un período de tiempo, les echo de menos y espero que vuelvan. Creo que mi corazón por mis nietos es algo semejante al corazón de Dios por los nuevos creyentes. Si mis tres nietos pequeños temblaran y tuvieran miedo de ofenderme cuando vinieran a mi casa, eso no me alegraría. Cuando están muy enérgicos y llenos de vida, mi esposa y yo estamos felices y llenos de gozo. A la mayoría de los abuelos les gusta que sus nietos vengan a “molestarlos”. La “molestia” de mis nietos me es muy agradable. Dios también necesita cierto disfrute y felicidad de Sus hijos.
Nuestro Dios no es sólo divino sino también muy humano. El participó de la naturaleza humana, y le gusta recibir la adoración humana. Debemos adorar a Dios conforme a Su economía. La forma religiosa del cristianismo de reunirse pone a un lado la economía de Dios. Hace que todo sea formal, programado y muerto. El cristianismo está lleno de formalidades. El Señor Jesús no se reunía con la gente de esa manera cuando estaba en esta tierra.
También necesitamos llevar a los asistentes a la práctica de escoger himnos, cantar himnos, orar, leer y orar-leer la Palabra santa, dar testimonios y tener comunión unos con otros. Llevando a los asistentes a tal práctica, daremos un buen ejemplo para que lo sigan y lo imiten. No debemos dar órdenes, sino hacer sugerencias a los asistentes para que aprendan a tomar la iniciativa en las actividades de las reuniones. Deje que los nuevos actúen y deje que tomen la iniciativa en todas las actividades de las reuniones.
Debemos también tomar la oportunidad de dar palabras de suministro de vida de vez en cuando, no como pastores, predicadores o maestros, sino como uno de los asistentes. No debemos hacernos otra clase de personas en las reuniones en casa. Finalmente, necesitamos tomar la oportunidad de orar y pedir un himno en el momento correcto como uno entre los asistentes. Necesitamos tomar la comunión que se encuentra en este capítulo y ponerla en práctica. Entonces tendremos buenas reuniones en casa conforme al deseo del corazón de nuestro Dios y de nuestro Señor Jesús.
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