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Nuestro espíritu humanopor Witness Lee

ISBN: 978-0-87083-259-8
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Actualmente disponible en: Capítulo 6 de 10 Sección 2 de 3

COMUNION DEL ESPIRITU

En Filipenses 2:1 se encuentra la “comunión del espíritu” (lit.). Nuestra comunión en la iglesia local entre los hermanos y hermanas es algo del espíritu. Cuando no está en el espíritu es bastante difícil que alguien tenga comunión con usted. Si estoy fuera de mi espíritu y usted viene a tener comunión conmigo, es precisamente como si viniera a hablar a una vaca. No puede tener comunión. Para tener comunión unos con otros todos necesitamos estar en el espíritu. Cuando estamos en el espíritu, es maravilloso. En 1968 muchos santos fueron al Lejano Oriente. Algunas veces fueron frustrados con el lenguaje diferente, pero cuando los hermanos del Lejano Oriente venían a ellos, aun sin entender el lenguaje uno del otro, había cierta clase de fluir dentro de ellos y entre ellos. Esta es la comunión del espíritu. La comunión cristiana es un asunto en nuestro espíritu cristiano.

UN ESPIRITU DE PODER,
DE AMOR Y DE UNA MENTE SOBRIA

Segunda de Timoteo 1:7 dice: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de una mente sobria” (lit.). Nuestro espíritu es el centro de nuestro ser. Entonces tenemos nuestra alma, con tres partes, rodeando nuestro espíritu: nuestra mente, emoción y voluntad. Dios nos ha dado un espíritu de poder. El poder es un asunto en la voluntad. El también nos ha dado un espíritu de amor, relacionado con la emoción, y un espíritu de una mente sobria. Se mencionan tres aspectos acerca del espíritu porque el espíritu está rodeado con el alma en tres aspectos. Dios nos ha dado tal espíritu que es tan poderoso en nuestra voluntad, tan amoroso en nuestra emoción y tan sobrio en nuestra mente.

EL SEÑOR CON SU ESPIRITU

No debemos olvidar jamás 2 Timoteo 4:22: “El Señor Jesucristo esté con tu espíritu”. Si el Señor Jesús está aquí en nuestro espíritu, ¿qué debemos hacer? Tenemos que permanecer en nuestro espíritu todo el tiempo. Podemos unirnos al Señor porque El está precisamente en nuestro espíritu. ¡Alabado sea el Señor! Ahora podemos localizar al Señor Jesús. ¿Dónde está el Señor? ¡Aleluya, El está en mi espíritu! ¡El Señor Jesús está en nuestro espíritu!

EL DIOS, EL SEÑOR
Y EL PADRE DE NUESTRO ESPIRITU

Hebreos 12:9 dice que Dios es “el Padre de los espíritus”. En el margen de la versión American Standard en inglés, dice “nuestros espíritus”. Dios es el Padre de nuestro espíritu. Nuestro cuerpo no nació de El sino nuestro espíritu. Nuestro espíritu nació de Dios (Jn. 3:6). Es por eso que Gálatas 4:6 y Romanos 8:15 revelan que si deseamos llamarlo “Abba, Padre”, tenemos que hacerlo en espíritu porque El es el Padre de nuestro espíritu. Apocalipsis 22:6 dice que el Señor es “el Dios de los espíritus de los profetas”, y Números 16:22 y 27:16 dicen que el Señor es el “Dios de los espíritus de toda carne”. Todos estos versículos nos dicen que Dios es el Dios, el Señor y el Padre de nuestro espíritu. Así que tenemos que conocer nuestro espíritu y tenemos que saber cómo ejercitar nuestro espíritu, cómo usar nuestro espíritu. De otra manera, no podríamos tener contacto con Dios.

VIENDO EN ESPIRITU

Apocalipsis 1:10; 4:2; 17:3 y 21:10 usan el término “en espíritu” (lit.). Juan el apóstol, en la isla de Patmos, dijo cuatro veces que vio algo “en espíritu”. En espíritu Juan vio los siete candeleros de oro. En otras palabras, en espíritu vio las iglesias locales (1:10). En espíritu vio el trono de Dios (4:2) con todo Su juicio divino sobre el mundo. También, en espíritu vio la Gran Babilonia (17:3). Finalmente, en espíritu él vio la santa ciudad, Jerusalén (21:10). El libro de Apocalipsis está compuesto de estas cuatro visiones. Si deseamos verlas tenemos que estar en espíritu.

Si usted está en espíritu verá la situación verdadera. Verá lo que es una iglesia local, lo que es una cosa babilónica, lo que es el destino, el juicio final de este mundo y lo que es la Nueva Jerusalén, el Cuerpo de Cristo. Si desea entender todas estas cosas con claridad, necesita estar en espíritu. En espíritu verá las iglesias locales. En espíritu verá el juicio final, el destino, del mundo de hoy. En espíritu verá que Babilonia está caída (17:3, 5; 18:2). Finalmente, en espíritu verá que la iglesia local es simplemente una expresión de la Nueva Jerusalén. Si está en una iglesia local, está en una expresión de la Nueva Jerusalén. Todos necesitamos estar en espíritu.


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