Pláticas para los ancianos sobre asuntos prácticospor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-4948-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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La porción más clara del Nuevo Testamento en cuanto a esto, particularmente en los escritos de Juan, es Juan 14 al 17. Aun después de todos los mensajes que di en Stuttgart y en Nueva York acerca de la impartición divina como se revela en estos capítulos, siento que aún no he liberado mi carga. Probablemente necesitamos dar más mensajes.
En el capítulo 14 el Señor empieza diciendo: “Voy, pues, a preparar lugar para vosotros [...] para que donde Yo estoy, vosotros también estéis” (vs. 2-3). Luego continúa diciendo que Él es el único camino que nos lleva al Padre (v. 6); de hecho, Él añade diciendo que Él está en el Padre y que el Padre está en Él (v. 10). Podemos expresar esta relación diciendo que Él y el Padre coexisten y moran el uno en el otro en coinherencia.
Ahora la pregunta que debemos plantearnos es: ¿para qué? El único propósito es que Dios pueda impartirse en Su pueblo escogido. A fin de hacer esto, Él tiene que ser el Padre y también tiene que ser el Hijo, y finalmente Él también tiene que ser el Espíritu. Éstos no son tres dioses. Dios debe ser el Padre como la fuente, el Hijo como el caudal (el medio), y el Espíritu como la forma en que llega a nosotros (la manera en que Él se aplica y entra en nosotros).
Por consiguiente, el Señor primeramente les dijo a Sus discípulos que Él está en el Padre y el Padre está en Él; cuando Él habla, el Padre hace Sus obras (v. 10). Después de esto dijo: “Yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador [...] el Espíritu de realidad [...] permanece con vosotros, y estará en vosotros” (vs. 16-17). El contexto de las palabras del Señor aquí es que los discípulos estaban preocupados de que Él los iba a dejar, porque el Señor les había dicho que iba al Padre (v. 12). Así que, el Señor les estaba diciendo que ellos no tenían por qué preocuparse por Su ausencia. Él rogaría al Padre para que les enviara otro Consolador, quien estaría con ellos y también en ellos.
Después de esto añade: “No os dejaré huérfanos; vengo a vosotros” (v. 18). Su ida era Su venida. “Todavía un poco, y [...] vosotros me veis; porque Yo vivo, vosotros también viviréis” (v. 19). Lo que Él quiere decir aquí es que debido a que resucitaría, los discípulos también resucitarían con Él y en Él. “En aquel día vosotros conoceréis que Yo estoy en Mi Padre, y vosotros en Mí, y Yo en vosotros” (v. 20).
Cuando juntamos todos estos versículos, podemos ver al Padre en el Hijo y al Hijo que viene con el Padre como el Espíritu para estar en nosotros. ¿Con qué propósito? A fin de impartirse. Esto es algo tremendo. Esto es el verdadero centro de la Biblia.
Esta impartición la efectúa el Espíritu que está en nuestro interior y también la Palabra que está fuera de nosotros. Debido a que esta impartición es invisible, intangible y misteriosa, no podemos captarla sin la Palabra. Además del Espíritu, necesitamos la Palabra. Si no captamos algo, no podremos experimentarlo. Así que, para poder experimentarlo, necesitamos captarlo. Sólo podemos captar estas cosas por medio de la Biblia, la Palabra.
Efectivamente el Espíritu está en nosotros. No obstante, si no tenemos la revelación que nos da la Palabra, la cual nos permite captarlo, no podremos experimentar el hecho de que Él mora en nosotros. Nosotros, como hermanos que llevamos la delantera, debemos experimentar a lo sumo al Espíritu interior, al Espíritu que mora en nosotros. Nosotros somos demasiado descuidados, demasiado indiferentes. Cada día me doy cuenta de que tengo que confesarle al Señor que no he aplicado al Espíritu lo suficiente, que no he andado en el Espíritu como debiera. Dios como el Espíritu está aquí en nosotros en este mismo momento, pero nosotros no lo experimentamos. Es por ello que cuando ministramos, no tenemos las riquezas; las riquezas son simplemente la experiencia que tenemos del Espíritu abundante.
Debemos también profundizar en la Palabra a lo sumo. Debido a nuestro pasado en el cristianismo, hemos entendido la Biblia de un modo muy superficial. Es posible que amemos la Biblia y la estudiemos, pero no tengamos el hábito, el deseo ni la aspiración de sumergirnos en sus profundidades. Debemos vencer nuestra superficialidad al estudiar la Palabra. Les exhorto que dediquen tiempo a estudiar cómo el Señor explicó la Biblia en los cuatro Evangelios. Examinen la manera en que lo hacía: Él siempre era profundo. El apóstol Pablo era igual: la manera en que explica Éxodo y Levítico en Hebreos es muy profunda.
Les exhorto a que experimenten al Espíritu a lo sumo y que se sumerjan completamente en las profundidades de la Palabra. Entonces ciertamente tendrán las riquezas para ministrarlas a los santos, y poseeremos, como dice Pablo, el pleno conocimiento de la verdad.
Es posible que conozcamos la verdad, pero que en el momento de presentarla, nos falte destreza. Cuando un opositor o una persona que busca del Señor nos hace una pregunta, debemos presentarle la verdad tal como se muestra en la Biblia. Nos hace falta destreza para hacer esto apropiadamente. Con tantas verdades que tenemos en el recobro, esto debería ejercer una influencia notable en los Estados Unidos. Tenemos siete mil personas. Piensen en cuánta mercancía una compañía grande podría distribuir si tuviera siete mil vendedores. ¡Sin embargo, pareciera que nosotros tenemos mucha mercancía simplemente ocupando espacio en las bodegas! Sabemos que esta mercancía está ahí, pero no sabemos cómo usarla.
Por lo tanto, debemos practicar dos cosas: experimentar al Espíritu que está en nuestro interior y estudiar la Palabra que está fuera de nosotros. Ejercitémonos para volvernos diestros en presentar la verdad a otros y para ayudar a los santos en nuestras reuniones y en nuestra comunión. Queremos recalcar estos dos asuntos, pues ambos son necesarios para que se efectúe la impartición divina.
Sin la impartición divina, la iglesia no podrá existir. El cristianismo no es la iglesia; es sólo un cascarón vacío. Nosotros vendremos a ser lo mismo si no experimentamos la impartición divina diariamente en nuestro interior. En el recobro del Señor, esta impartición debe ser el asunto central, a fin de que continuamente seamos llenos de Él.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.