Información del libro

Vida y la edificación como se presentan en Cantar de los cantares, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-2853-1
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

    Por favor, utilice Firefox o Safari
Actualmente disponible en: Capítulo 2 de 16 Sección 2 de 3

AMAR A JESÚS

¿Alguna vez notaron lo largo que es Gálatas 2:20? Por muchos años pensé que este versículo era demasiado largo. Para mí era suficiente con que dijera: “Con Cristo estoy juntamente crucificado; sin embargo, sigo viviendo, pero ya no vivo yo, pues Cristo vive en mí”. Muchas veces llegué a citar sólo la primera parte de Gálatas 2:20, pensando que la segunda parte era innecesaria. Pero Pablo añadió: “El cual me amó y se entregó a Sí mismo por mí”. Pablo sencillamente no podía contenerse. Puesto que tenía a esta persona viviendo en él, el amor de Cristo lo constreñía. Es un poder que constriñe. El amor de Cristo nos constriñe para que no vivamos más para nosotros mismos. Él me amó y se entregó a Sí mismo por mí; ahora yo lo amo y vivo por Él.

El apóstol Pablo había sido enemigo y perseguidor del Señor Jesús. Pero en un momento dado el Señor lo derribó a tierra. Entonces él experimentó un cambio: dejó de ser un enemigo y perseguidor de Jesús, y llegó a ser alguien que amaba a Jesús. El verdadero poder se halla en el amor. El amor lo puede todo. Todas las madres saben que hay muchas cosas que nadie, aparte de ellas, puede hacer por sus hijos, debido a que ellas tienen el poder del amor. Si realmente amamos al Señor Jesús, tendremos el poder y la fuerza para hacer cualquier cosa por Él.

Leí una vez un poema que escribió una mujer en el momento de su martirio. No podría citarlo palabra por palabra, pero sí recuerdo la idea principal. Ella dijo que todo mártir de Jesús es alguien que lo ama; todos aquellos que aman a Jesús darán su vida por Jesús. ¿Puede usted morir por otros? Si los ama, entonces puede hacerlo. El amor puede hacerlo. Nada más, aparte del amor, puede motivarnos a morir por otros. Si amamos a Jesús, estaremos dispuestos a morir por Él. Es por ello que el Señor Jesús le preguntó a Pedro: “¿Me amas?”. El Señor le hizo esta pregunta tres veces, y Pedro respondió: “Señor; Tú sabes que te amo”. Entonces al final el Señor le dijo que moriría. “De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, y andabas por donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará adonde no quieras. Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios” (Jn. 21:18-19). Puesto que amaba a Jesús, Pedro sería también un mártir por causa de Jesús.

¿Creen ustedes que seguir a Jesús y sacrificar nuestra vida por Él es un sufrimiento? Al contrario, es un verdadero disfrute porque le amamos. El poder estriba en el amor.

DISFRUTAMOS AL AMAR

La vida es una persona, y no existe otra forma de aplicar y disfrutar a esta persona, excepto por el amor. Necesitamos amarle. Algunos de los santos de siglos pasados solían orar: “Señor, muéstrame Tu amor para que pueda amarte”. Debemos hacer la misma oración. Una vez que vemos el amor de Jesús, nos sentiremos profundamente constreñidos, cautivados y atraídos. Espontáneamente le amaremos. Entonces, al amarle a Él, le disfrutaremos. Ésta es la vida, y puesto que esta vida es una persona, aparte del amor, no hay otra forma de poder experimentarla. Es únicamente al amar a Jesús que podemos disfrutarle.

Si yo deseo disfrutar a un hermano, tengo que amarlo. Cuanto más lo amo, más lo disfruto. El Señor Jesús no es una doctrina; Él no es una serie de dones ni algún poder; es una persona que requiere que nosotros le amemos, apreciemos y le tengamos cariño. ¡Cuánto necesitamos sentir un tierno afecto y amor por el Señor Jesús!

Muchos cristianos hoy en día tienen enseñanzas, pero son demasiado fríos para con el Señor. Conocen todo tipo de doctrinas, dispensaciones, profecías y tipos. Algunos incluso tienen doctorados en las enseñanzas divinas, pero son muy fríos para con el Señor Jesús. Tal vez podamos ser fríos con respecto a una enseñanza, pero no podemos tratar con frialdad a esta persona. Es posible ejercitar nuestra mente para estudiar todas las doctrinas, y aún mantener un corazón frío. No obstante, si queremos relacionarnos con esta persona, debemos tener un corazón ferviente y lleno de amor, un corazón lleno de afecto a fin de contactar al Señor continuamente. Uno de los sesenta y seis libros de la Biblia, Cantar de los cantares, nos muestra cómo el Señor Jesús es totalmente deseable. Este libro nos muestra cómo el Señor es tan atractivo, y cómo nosotros somos quienes le amamos. ¡Nosotros sencillamente le amamos! ¿Podría usted amar una doctrina de esta manera? No creo que ni siquiera ustedes amen los dones así. ¿Aman ustedes los dones? ¿Podrían decir: “¡Oh, queridos dones, ustedes son totalmente codiciables! ¡Oh, la sanidad! ¡Oh, el hablar en lenguas! ¡Todos los dones son tan agradables!”? Nada más intente decir esto, y comprobará que sencillamente estas palabras no encajan. Sin embargo, podemos decir mil veces: “Señor Jesús, ¡Tú eres totalmente deseable! ¡Oh, Señor Jesús, Tú eres totalmente deseable!”.

Supongamos que ustedes tienen los muebles más finos en su casa. Todas las sillas, los sofás, los escritorios y los muebles de los cuartos son bellísimos y costosos. Sin embargo, ¿los amaría usted de la misma manera en que ama a una persona? ¿Se acercaría usted a una de sus sillas para decirle: “Sillita, te amo. Tú eres totalmente deseable”? ¿Podría hacer eso? Sencillamente no podría hacerlo. Aunque me gustan todos los muebles que tengo en mi apartamento, nunca les he dicho lo mucho que los amo. Simplemente no puedo expresarme de esa manera. Pero cuanto más usted le diga esto a una persona, más sentirá un tierno amor y disfrute. Esto se debe a que con una persona uno experimenta apego y cariño. El Señor Jesús no es una silla, Él no es un sofá, ni tampoco una enseñanza, una doctrina, un don ni un poder. Él es una persona encantadora. “¡Mi amado es totalmente deseable! ¡Él es mi vida!”. Esta vida es nada menos que una persona encantadora.

Tal vez digamos que Cristo es nuestra vida, pero si verdaderamente no lo amamos, Él únicamente será vida para nosotros en doctrina. Simplemente tendremos la doctrina de Cristo como vida, mas no lo disfrutaremos a Él como vida. Si deseamos disfrutar a Jesús como vida, tenemos que amarlo. Mientras le amemos, aun cuando no conozcamos el término vida, disfrutaremos la vida. No simplemente sabremos una doctrina, sino que disfrutaremos a Jesús, una persona viva, como nuestra propia vida.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top